El poema. Teresa Wilms Montt, chilena

Los ojos cerrados, busco dormirme.

En ondas de colores extraños

Baja a mis pupilas la noche,

Precisando formas de fantasmas alejados de mi memoria.

Con pasos de héroe marcha mi pensamiento,

Taloneando en mi nuca,

Dando vueltas rudamente como a un molino.

Sobre la mesa de noche exhalan su aliento venenoso

Jacintos morados cargando mi respiración de pesadez amarga y dulce.

Hay una soledad en mi ser

Como la de una hija ahogada en el estanque.

Buscando luz en el corazón de las constelaciones,

Anuarí me abandonó.

Pensativa con la severidad del granito me inclino dentro de mi misma

Y me hundo en el caos de mi.

Nada.

Este es un poema de la escritora Teresa Wilms Montt, una aventurera, anarquista, profesora, editora y poeta que vivió a finales del siglo XIX y que se suicidó en Paris con 28 años. La verdad es que tuvo una intensa vida. Nació en una familia rica de Chile. Se casó muy joven con el hombre que no quería su familia. Tuvo dos hijas. Vivió la noche loca, la disfrutó, su marido no pudo con los celos, y acabó retirando a Teresa Wilms Montt por una presunta infidelidad a un monasterio. Por supuesto las hijas quedaron al cuidado de los abuelos paternos, con los que se criaron. Con la ayuda del poeta Vicente Huidobro huyó del monasterio y acabó en Paris. Pasó por España donde tuvo relación con Valle-Inclán y el pintor Julio Romero de Torres, que la inmortalizó en una pintura. Mientras tanto, a ratos, escribía poemarios como este titulado Anuarí, dedicado a un joven enamorado de ella que se suicidó ante sus ojos.

Goizalde Landabaso

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