El comictario. La Gran Depresión según Alex W. Inker

Las uvas de la ira de John Steinbeck, en su versión literaria y también cinematográfica, es el mejor retrato que se ha hecho de la época de la Gran Depresión en los Estados Unidos de América. La angustia de millones de personas sin trabajo, sin casa y sin comida, vagando por caminos y carreteras, sigue siendo la mejor demostración de los efectos del capitalismo salvaje, la especulación y la burbuja financiera, que volvieron a golpear con fuerza, no lo olvidemos, en el año 2008. Con las heridas de esa crisis todavía sin cerrar, impresiona profundamente una novela gráfica ambientada en aquel primer tercio del siglo XX en el que el Sueño Americano se convirtió en una auténtica pesadilla. Se titula Un trabajo como cualquier otro, está basada en una obra de la escritora estadounidense Virginia Reeves y ha sido adaptada al cómic por el dibujante francés Alex W. Inker, que realiza un gran trabajo usando sólo cuatro colores: rojo, rosa, negro y gris.

La historia transcurre en el sur profundo, en Alabama, donde los granjeros intentan soportar la crisis a pesar de las malas cosechas y la constante amenaza de los bancos. Por allí aparece Roscoe T. Martin, un electricista desempleado que se enamora y casa con Mary, hija de un granjero enfermo y al borde de la ruina. Después de algunos años y con un hijo pequeño, el matrimonio está en crisis igual que la granja, pero Roscoe consigue dar la vuelta a la situación haciendo un empalme ilegal en la red eléctrica que permite llevar la energía a sus campos y recoger la cosecha. Pero la trampa en el tendido eléctrico le cuesta la vida a un hombre y Roscoe es condenado a veinte años de cárcel. Comienza así una auténtica odisea cuyo único objetivo es llegar vivo al día siguiente.

En prisión, Roscoe es apuñalado, sufre palizas y castigos y sólo consigue sobrevivir a base de fuerza de voluntad y de hacer cualquier trabajo que le ordenen. Uno de ellos, cuidar los perros que persiguen a los prisioneros fugados, le permite acortar su condena. Sin embargo, al salir de la cárcel con lesiones físicas y psicológicas, Roscoe encuentra un panorama desolador y el único apoyo de Wilson, el trabajador negro de la granja de su suegro que le ayudó con el fatal tendido eléctrico y también fue condenado. Un ambiente de dolor y tristeza envuelve esta historia que tiene final dramático, por supuesto, como corresponde a una época terrible en la que la dignidad y el orgullo de las personas quedaron enterradas por el hambre y la desesperanza.

Absolutamente recomendable este cómic, Un trabajo como cualquier otro, publicado en castellano por Ponent Mon-Catarata. No os lo perdáis.

Iñaki Calvo

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