Es malo envejecer, dijo Oscar Tusquets Blanca

Reconozco que me puse a leer este libro porque su título me hizo gracia. También porque es un libro breve y en la actual situación de múltiples entrevistas librescas que necesitan de la lectura de al menos parte de los libros implicados, me resultaba muy apropiado. Y también, por qué no decirlo, porque uno va cumpliendo sus años y en este proceso actual de identificarnos con los personajes de libros y películas, pensaba encontrar alguna idea, alguna reflexión, sobre este penoso trance de envejecer en el que estamos todos metidos.

El autor cumple ochenta este año, lo digo para que calculen lo cerca o lejos que están de quien ha escrito estas líneas. Líneas, lo digo ya, llenas de ocurrencias. Empieza con una visita a los escenarios de la Primera Guerra Mundial, quizá por su centenario. Continúa con una ensalada que mezcla pandemia, políticos, conspiraciones, Umberto Eco y alegrías varias. Un poco escrito a como salga la cosa. Luego ya se mete en materia y nos cuenta su vida. No mucha porque tiene otros libros donde presumiblemente ya lo ha hecho por lo que supongo que aquí está lo que se le ha olvidado anteriormente. Incluso llega a contarnos algunos detalles de su servicio militar. Afortunadamente no cae en la pelmada de contárnosla entera, porque nada en este libro dura mucho.

Ya digo, parece un capricho del autor para llegar a la parte que anuncia el título. Lo de que vivir no es tan divertido, dura exactamente tres páginas. Y no parece estar justificado tras las experiencias anteriores tan divertidas, o al menos gratas. Así que nos vamos a la parte de envejecer y aquí sí que empieza la monserga del colega diciéndonos las cosas que se pierden con la edad: la vista, el oído y otros sentidos, los amigos, la salud, la memoria, el sueño, la capacidad de adaptación. En fin, lo habitual. ¿Hay aquí verdaderas ideas sobre todo esto? Pues parece que está más a nivel de charleta de barra de bar. Bueno, luego llega lo de la muerte, y eso es cosa mayor, te dices. Pues nada, la cosa va de contar diferentes formas de morir de gente más o menos famosa. A todos ellos ha conocido y tratado el autor, por lo que también acaba siendo un catálogo de importancia social.

El tono general es el del sermón, cosa razonable por venir de alguien que nació, se educó y creció bajo el influjo religioso del franquismo. Oscar es hermano de Esther Tusquets que creó la editorial Lumen, marido de Beatriz de Moura que fundó la editorial Tusquets, amigo de Jorge Herralde inventor de ese fenómeno llamado Editorial Anagrama, que le sigue publicando. Y tiene más relaciones en este mundo. Supongo que le publican por amistad. Tampoco hay razones para no hacerlo.

Este es un libro sobre las opiniones de un señor. Si tiene tiempo escribirá más. Él es arquitecto, pero tiene innumerables intereses en otros campos de la cultura, supongo que en todos de forma ligera, amateur, simpática. Mejor que te cuente él la vida que Filipa Beleza que ha escrito Hacerse mayor es una mierda a los veintiocho años. Pero, bueno, me gustaría que este libro tuviera menos tópicos y algunas ideas originales.

Y termino el libro de Tusquets y me pongo a leer, por las razones antes apuntadas, el ensayo sobre Howard Philips Lovecraft que publicó Michel Houellebecq hace treinta años y que ahora ha sido reeditado. Empieza así: “la vida es dolorosa y decepcionante.” Y pienso en dejarlo rápidamente. Pero sigue: “por lo tanto es inútil escribir más novelas realistas.” Y aquí ya me gana. Y me quedo. Ya les contaré.

Félix Linares

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