Los recuerdos de Aritz Galarraga y de su generación

Aritz Galarraga, autor de Estralanak, una recopilación de sus textos periodísticos, y Posteritatea, que compilaba algunas de sus críticas literarias, acaba de publicar ahora el dietario Gogoan dut. Inspirado, de algún modo en I remember,  el diario que el escritor estadounidense Joe Brainard publicó en 1970, Galarraga ha escrito un libro a base de pinceladas breves, rápidas, que van de la frase al párrafo, y que como sucede con los cuadros impresionistas, cada trazo termina por conformar una obra luminosa, elocuente. Al final de la lectura, que tiene mucho de generacional, hemos visto una vida pasar, la vida de un hombre que, a pesar de los peligros de este género literario, no se adorna demasiado a sí mismo.

El libro, publicado por Pamiela, se abre con una declaración de intenciones: “Gogoan dut memoria txarra izan dudala beti”. Creo que resulta una premisa pertinente que nos recuerda además que todo ejercicio de memoria es un ejercicio de ficción y que resulta por ello, relativamente fiable. Sin embargo, estos textos producen una sensación total de fiabilidad. El hondarribitarra recuerda su infancia, sus sueños de niñez, sus revelaciones. Nos habla de algunos problemas de salud que tuvo: “Gogoan dut, kolpetik, ageriko motiborik gabe,etxeko pasilloan galdu nuela konortea. Ziplo erori aurretik amaren aldetiko amona nola saiatu zen ni eusten, artilezko jertse gorriari helduta. Eta konortea berreskuratu ondorengo zauria, bekokian”. Recuerda la separación de sus padres, que volverían a unirse después, recuerda algunos episodios relacionados con los compañeros de clase y recuerda algunas ideas que nos remiten a la adolescencia: “Gogoan dut 17 urte ingururekin dena nekiela”. Irrumpen, del mismo modo, el descubrimiento del sexo, los primeros trabajos, incluso el primer beso… Recuerda la temporada en la que vivió en Marsella y cuando se trasladó a Barcelona.

La parte del dietario relacionada con la literatura es, como no podía ser de otra manera, muy relevante. Comparte cómo, de pequeño, quería ser poeta, y relata numerosas anécdotas en las que aparecen otros escritores y referencia, por supuesto, lecturas. Entre todos esos capítulos, me ha gustado recordar a Kevin Heredia, un escritor ficticio que crearon entre varios autores, Galarraga incluido, que llegó a tener bastante repercusión.

Gogoan dut combina apuntes livianos con otros bastante duros y poco autocomplacientes. Entre  las notas que nos remiten a una época concreta –el cinexin, el blandiblu, Doctor en Alaska, el Boys, boys, boys de SabrinaGalarraga reflexiona sobre política, sobre género, sobre la vida misma, en este ejercicio de decantación literaria que apela, no sé hasta qué punto de forma involuntaria, a los recuerdos de quienes lo lean.

Txani Rodríguez

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