Las vidas secretas de Arantza Portabales

Arantza Portabales nació en Donostia en 1973 y es una de las escritoras en lengua gallega (aunque también escribe en castellano) más importantes del momento. Seguramente os extrañará lo de lengua gallega y nacida en la capital guipuzcoana. Pero es fácil de explicar. Sus padres llegaron a Euskadi como inmigrantes gallegos, aquí nació Arantza, y se volvieron otra vez a Galicia cuando nuestra la escritora tenía quince años. Portabales es abogada, trabaja como funcionaria de la Xunta, y comenzó a escribir hace bien poco, hace tan solo seis años. Pero fue empezar y no parar, y además con gran éxito. Se forjó en el microrrelato, publicando, en castellano, el libro A Celeste la compré en un rastrillo. Y a partir de aquí comenzó su producción en gallego: una novela negra titulada Sobrevivindo, que se publicó por entregas en un diario y luego en formato de libro, aunque no ha sido traducida al castellano; Deixe a súa mensaxe despois do sinal (Deje su mensaje después de la señal en castellano), una novela intimista construida a base de monólogos que habla del empoderamiento de la mujer, que ha sido un gran éxito y que se ha publicado en varias lenguas; y después otra novela negra, impresionante, Beleza vermella, que publicó Lumen en castellano como Belleza roja.

Ahora Arantza ha decidido recuperar a los protagonistas de aquella historia criminal, el torturado inspector de policía Santi Abad y su ayudante la subinspectora Ana Barroso, para hacerles protagonizar A vida secreta de Úrsula Bas. Si en Belleza roja investigaban el asesinato de una joven en la casa familiar, en La vida secreta de Úrsula Bas se adentran en los entresijos de un caso endiablado que comienza con el secuestro de una escritora famosa y se va complicando con el asesinato de otra mujer, acontecido en el pasado, y con la posibilidad de que estén ante un asesino en serie. En paralelo a la resolución del caso, los protagonistas tendrán que ir aclarando en qué punto está su relación, tras la ruptura provocada en el final de la primera novela, y solucionar sus problemas personales y de comportamiento.

Portabales es una entusiasta de los misterios derivados de la vida familiar, donde se esconden todo tipo de secretos, porque “nada es lo que parece” y donde los investigadores deben practicar el angustioso, y peligroso, ejercicio de “levantemos las alfombras y ya veremos”. La novela bucea también en el mundo editorial, y concretamente en el mundo que rodea a los escritores de éxito, donde tampoco es oro todo lo que reluce. Lo que viene a decir la escritora es que llegar cuesta, pero mantenerse en la cima mucho más. En este sentido los lectores no tienen que hacer grandes esfuerzos para identificar algunos perfiles de la novela con personajes reales. Especialmente interesante es cómo retrata la autora a los que están detrás de las escritoras de éxito, sus parejas y sus familias. Quizás sean una caricatura, en algunos cosas, pero más cercana a la realidad de lo que pudiera parecer. Por cierto que en la pareja protagonista ha introducido un elemento “tensionador”, la figura del comisario Alex Veiga, que tiene un papel más protagonista que el anterior comisario.

Por lo demás los diálogos de la novela siguen siendo electrizantes, lo que da un gran dinamismo a la narración. Hay que reconocer que Portabales tiene un gran oído y ella sabe que éste es uno de sus puntos fuertes. Hasta el extremo de que hay momentos que parece que estuviéramos ante guiones casi cinematográficos. Lo tendrían muy fácil los que quisieran adaptar las aventuras de Abad y Barroso a la pequeña o gran pantalla. Todo indica, tal como termina esta novela, que la serie no acaba y que habrá más historias ambientadas en Santiago de Compostela y alrededores de estos dos policías que se han convertido ya por méritos propios en parte de nuestro paisaje favorito de la novela negra. Entretenimiento con mar de fondo.

Enrique Martín

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