La Viceconsejería de Vivienda del Gobierno vasco ha adjudicado un alquiler social en Portugalete a una familia de Trapagaran que el próximo viernes iba a ser desahuciada de la vivienda en la que reside en este municipio, según ha informado la plataforma Stop Desahucios Bizkaia.
La portavoz de Stop Desahucios Bizkaia, Marta Uriarte, ha señalado a EFE que la familia, que tiene una hija de 31 años en sillas de ruedas por un accidente de tráfico, tenía preadjudicada una vivienda, pero faltaba la firma de la viceconsejera de Vivienda para hacer efectiva la concesión.
Uriarte ha indicado que el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Trapagaran, gobernado por el PNV, han mantenido contactos para “agilizar al máximo” los trámites y evitar que el viernes se hiciera efectivo el desahucio sin que la familia afectada tuviese una vivienda alternativa.
Ha indicado que a lo largo de hoy o mañana, la familia recibirá las llaves de la vivienda de alquiler social adaptada que se le ha adjudicado en Portugalete (Bizkaia).
Uriarte ha destacado que no se trata de una ejecución hipotecaria “al uso” porque la familia afectada residía en un la vivienda de protección oficial que fue adjudicada por orden judicial a un familiar con el que habían contraído una deuda.
El pasado mes de febrero ya se paralizó el desahucio tras las movilizaciones que habían llevado a cabo Stop Desahucios y las gestiones que realizaron con el Gobierno vasco y el ayuntamiento de la localidad.
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Es bueno alegrarse cuando se recibe una noticia de estas. Que una familia no se quede en la calle o consiga reubicarse en otra vivienda es un motivo de satisfacción. No hay duda. Pero cuando la noticia no es del todo completa puede llevar a la indignación. Es cierto que la pobre hija fue la que peor parada quedó en el accidente. No sólo tuvo esa desgracia. Por tales circunstancias y por quedar en una silla de ruedas recibió una indemnización con la que pudo comprar un piso de VPO adaptado a su inmovilidad. Pero esos padres no se quedaron ahí. Aprovechando la oportunidad montaron un negocio, un restaurante que al principio pareció ir bien, o eso creíamos los demás viendo su nivel de vida. Pero no era así. Mientras mantenían ese ritmo sus deudas crecían y sus impagos también. Tal es así que pidió ayuda a un familiar y este con su buena intención le ayudo. Desde entonces no han vuelto a dar la cara. Cientos de llamadas de teléfono sin contestar, visitas a su casa sin recibir… no hubo manera. Ha día de hoy ese familiar que presto dinero, que hipoteco su piso también las está pasando canutas sufriendo muchos malos ratos y obteniendo noticias de ellos a través de terceros o de la prensa.
Y lo más triste de todo, antes de ese maldito accidente tuvieron otro negocio y otro piso y acabaron de la misma manera. Embargados, ayudados por su familiar y debiendo un dinero que nunca pagaron.
Y ahora vienen las dudas. ¿Eso quiere decir que no es un desahucio al uso? ¿Qué padres hipotecan el futuro de su hija avalando sus deudas con un piso que no era para ellos? ¿Qué fue de los miles de euros que cobraron por la venta del negocio? ¿Los han dilapidado también? ¿Cobrará el familiar todo lo prestado? ¿Y todos esos proveedores que se han quedado sin cobrar? Y lo más indignante, ahora que todos sufrimos la crisis ¿serán ellos capaces de bajar su nivel de vida? Coche nuevo, comidas fuera de casa…