Cuando decidà hacer una entrevista a Javier Clemente sabÃa que me darÃa algún titular, pero no me imaginaba que sus palabras podrÃan generar tanto revuelo. Al dÃa siguiente de publicar la entrevista en la web, la edición del periódico deportivo Marca la sacó en página completa. Y tampoco dijo nada del otro mundo, pero cuando Clemente habla…
Para preparar la entrevista, además de repasar sus declaraciones y biografÃa, llamé a mi hermano, que es del Athletic a muerte y fan de Clemente, además de forero en la página del club. Le dije que preguntara en el foro a ver qué les gustarÃa preguntar a Clemente si tuvieran la oportunidad (sin decir para qué era) y de allà saqué preguntas como por qué creÃa que salÃan buenos jugadores navarros o si ficharÃa a jugadores de la diáspora.

Javier Clemente
Le llamé para concertar la entrevista y me dijo que le llamara al dÃa siguiente a partir de las 19:00, porque a esa hora siempre solÃa estar en casa, en Zarautz. Me explicó que tenÃa comida en un txoko, pero que para entonces ya habrÃa llegado. Suelo grabar las entrevistas para transcribirlas lo más literalmente posible y después las borro, pero en este caso, colgué el audio original junto a la noticia para evitar polémicas. Le llamé a la hora prevista y me saltó en contestador. ¡A qué me deja tirada…! Le dejé un mensaje recordándole que habÃamos quedado y esperé cinco minutos. Cuando volvà a llamar me cogió, pero me dijo que no tenÃa tiempo. Le convencà diciéndole que sólo serÃan cinco minutos y accedió.
La verdad es que me pareció natural y simpático, pero lo cierto es que yo tiendo a que me caigan bien todas las personas que entrevisto. Tengo una especie de SÃndrome de Estocolmo… En realidad yo ya conocÃa a Javier Clemente porque estudié con su hijo, que luego fue novio de una de mis amigas, y en una época su hija salÃa con nosotras. Asà que habÃa estado en su casa muchas veces, pero no le dije nada.
En ocasiones conozco detalles personales de la vida de quienes entrevisto, pero no me gusta preguntar por ello. En este caso, conozco muchos, pero no me va el morbo, lo siento.