Bollos de leche

Estos bollitos de leche son ideales para rellenar con mantequilla, con mermelada o simplemente comerlos así tal cual, untados en un buen tazón de leche. Seguro que no puedes resistirte a comer sólo uno. Haz la prueba y verás.

Justo el día que se hornean están de muerte, blanditos, mullidos y suaves… al día siguiente …pierden un poco de frescura pero es el precio que hay que pagar al ser totalmente caseros y no llevar ningún tipo de conservante ni mejorante. La solución es fácil: si te han sobrado, no pasa nada, los metes en una bolsa de congelar, los congelas y los vas sacando según necesites. Quedan como recién horneados.

BOLLOS DE LECHE

INGREDIENTES:

  • 550 gr. de harina de fuerza
  • 150 gr. de azúcar
  • 15 gr. de levadura fresca de panadería
  • 250 ml. de leche entera
  • 2 huevos
  • 150 gr. de mantequilla
  • 1 pizca de sal
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • Para barnizar: huevo batido y azúcar

***todos los ingredientes deberán estar a temperatura ambiente

ELABORACIÓN:

                Esta es una masa de bollería que se puede hacer, tanto manualmente, como con un robot de cocina tipo Kitchen Aid con el accesorio de “amasar”.

Para hacerlo con la K.A. o robot amasador, echamos los ingredientes secos en la cubeta, es decir, harina, azúcar y sal. Por otro lado, diluimos la levadura en la leche tibia y se la vamos añadiendo a la harina y mezclamos hasta que esté totalmente incorporada la leche. Añadimos los huevos batidos a la mezcla anterior y el extracto. Seguidamente, incorporamos la mantequilla a punto pomada y cortada en dados. Amasamos durante un buen rato. El resultado es una masa bastante líquida… parece que nunca va a ligar, pero con paciencia y tiempo, conseguimos que la masa sea más o menos manejable.

Para ello, dejamos descansar la masa unos minutos durante el amasado, para que la masa se relaje. Entonces seguimos amasando; hacemos esta operación varias veces durante el amasado y poco a poco, notaremos que el gluten se va desarrollando y obtenemos una masa bastante pegajosa. Si vemos que somos incapaces de dominarla, podemos añadirle un par de cucharadas de harina extra, pero sin pasarnos, ya que cuanto más harina añadimos, obtenemos una miga más dura.

Cuando la tenemos así, dejamos de amasar, formamos una bola, tapamos con un paño de cocina  y ponemos a levar en lugar seco y cálido hasta que aumente de volumen, hasta que doble el tamaño.

***también podemos meter la masa en la nevera y dejarla toda la noche. A la mañana siguiente, veremos que la masa ha cambiado de textura y ha hecho el levado lentamente. Dejamos que pierda el frío (fuera de la nevera) y procedemos como pongo a continuación.

Una vez hecho el levado, sacamos del recipiente y desgasificamos, para ello, le damos un suave masaje-amasado, pero lo justo para quitarle el gas a la masa.

Dividimos la masa en piezas de 60/70 gr. y boleamos con forma de bollo alargado. Vamos colocando en bandejas de horno (sobre papel de horno o silpat). Cuando las tenemos, le damos un par de cortes, cubrimos con un film de cocina engrasado y dejamos reposar para que vuelva a levar. Cuando haya subido la masa (no es necesario que sea el doble), pincelamos la superficie con huevo batido y echamos azúcar humedecida en los cortes. Y procedemos a hornear.

En horno precalentado, metemos la bandeja en la parte central del horno y los tenemos unos 10/12 minutos a 180º. Hasta que estén dorados por la parte superior. Una vez que lo tenemos, sacamos y dejamos que se enfríen sobre rejillas.

***Salen unos 20 bollitos de 60 gr. aprox.

***Al no llevar conservantes de ningún tipo, ni prefermentos, es una masa que se deberá consumir en las siguientes horas de su horneado. En caso de no consumir el mismo día de horneado, es conveniente congelarlos para que no pierdan frescura. Una vez descongelados quedan igual que recién horneados.

***Es una masa un pelín difícil de manejar durante el amasado, ya que tiene bastante humedad, da la sensación de que no va formarse nunca, por lo que hay que conocer bien cómo reaccionan este tipo de masas para no perder los nervios y darle el tiempo necesario para que salga bien.