Croquetas de hongos

Croquetas-de-hongos

 

Las croquetas son de esas preparaciones tan socorridas que lo mismo te valen para una cena informal, para una celebración especial o para una cena o comida de gala en Navidad. Generalmente de especial agrado entre los niños, es una aliada incondicional en los menús infantiles. 

La croqueta se puede rellenar de casi todo, de setas variadas, de chipirón, de bacalao, de huevo, de morcilla o como estas croquetas de gallina y jamón que os enseñé hace un tiempo. En esta ocasión, he preparado unas croquetas con hongos (que aportan mucho sabor) y la bechamel es un poco especial, ya que al añadir nata  y mantequilla quedan unas croquetas brutalmente cremosas y deliciosas. Si realmente queréis ser los reyes o las reinas de las croquetas, probad esta fórmula! En casa os las pedirán siempre. Seréis los croqueteros oficiales de  todas las celebraciones 😉

CROQUETAS DE HONGO

 

INGREDIENTES: (para 50/55 croquetas)

 

· 110 gr. de aceite de oliva virgen extra

· 70 gr. de mantequilla

· 230 gr. de harina

· 750 ml. de leche

· 200 ml. de nata líquida de cocinar

· sal

· pizca de nuez moscada

· hongos cortados en trocitos

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ELABORACIÓN:

 

En primer lugar, rehogaremos en una cazuela con un fondo de aceite los hongos cortados en trocitos. Los hacemos a fuego fuerte hasta que veamos que ya están hechos(unos 5/10 minutos). Sacamos los hongos a un escurridor y recogemos el aceite que suelte. A ese aceite le añadimos más, hasta completar los 110 gr. Lo ponemos en una cazuela junto con la mantequilla y calentamos hasta que se disuelva.

Echamos la harina y removemos bien. La harina tiene que quedar bien empapada en el aceite, lo tenemos unos minutos dando vuelta para cocinar la harina y que luego no tengamos ese sabor a harina cruda.

Calentamos en el microondas 1 vaso de leche (de los 750 ml.) y se lo echamos a la cazuela. Removemos con la cuchara de madera a fuego lento. Notaremos que se espesa enseguida, seguimos añadiendo leche poco a poco ( esta leche puede ser fría, a temperatura ambiente o caliente), es el momento de trabajar la masa. Con el fuego a baja temperatura, removemos constantemente la masa, vamos añadiendo la leche en tandas. Cuando nos queda como 1 vaso de leche pendiente de echar, echamos la nata y seguimos removiendo, trabajamos bien la masa. Es el momento de calcular el grado de espesor de la masa, vamos echando el resto de la leche a poquitos y si vemos que ya nos ha quedado suficientemente espesa, dejamos de añadir más leche.

Es el momento de añadir la sal y una pizca de nuez moscada. Por último, añadimos los hongos que teníamos escurriendo y la grasilla que haya soltado. Removemos bien, cocinamos unos minutos y retiramos del fuego. Volcamos la masa en una fuente amplia y dejamos enfriar. Una vez frío, cubrimos la fuente con film de cocina y metemos en la nevera para que se enfríe bien la masa y se endurezca. Dejamos unas horas, mejor incluso de un día para otro en la nevera.

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Procedemos a dar forma a las croquetas.: Hay varias formas de rebozar las croquetas. A mí particularmente me gusta pasar la masa por pan rallado, después por huevo batido y de nuevo por pan rallado. De esta forma queda una buena capa de rebozado, muy crujiente.

Una vez formadas las croquetas se procede a freir. La forma de freir las croquetas es muy importante para obtener un resultado satisfactorio. Lo mejor es hacerlo en una freidora, en caso de no tenerla (como es mi caso) habrá que hacer el efecto freidora, para ello, echamos abundante aceite de girasol u oliva suave en un cazo pequeño (de poco diámetro), Calentamos el aceite y cuando veamos que está bien caliente, echamos 4 ó 5 croquetas como máximo (si echamos más, se nos enfría el aceite y se recuecen en vez de freirse), notaremos que están totalmente sumergidas en el aceite y que en poco tiempo toman un bonito color dorado. Es el momento de sacarlas a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Subimos un poco la temperatura del aceite (ya que habrá perdido algo de calor) y volvemos a meter otra tanda de 4/5 croquetas, así hasta terminar con todas.

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CLAVES PARA OBTENER UNAS CROQUETAS PERFECTAS

 

*** Hay que tener perfectamente controlada los diferentes grados de dureza de la masa bechamel. La única manera de saber cuando una textura es para croquetas, o para pimientos rellenos o para lasagna es habiendo hecho muchas masas y comprobándolo uno mismo. Yo, la masa de las croquetas la hago “a ojo”, pero como me han pedido varias personas que les de la receta, he hecho una tanda de croquetas, pesando todos los ingredientes. Así que como referencia, podéis empezar con estas cantidades.

***Estas croquetas son muy cremosas por dentro, casi líquidas. Hay gente que les gusta más secas, para ello, habrá que reducir la cantidad de leche.

***Una de las claves para obtener una textura cremosa y suave es trabajar mucho la masa en fuego suave, cuanto más vueltas se le de a la masa, mejor queda la bechamel.

***El truco para evitar los temidos “grumos” en la masa bechamel es que la harina tiene que estar bien empapada de aceite, o sea, la proporción grasa-harina tiene que ser la correcta, la harina cuando se mezcla con la grasa en el fuego tiene que quedar como una especie de papilla. Si cuando mezclamos la harina en la grasa nos quedan pelotitas blancas que no se empapan de aceite, estas pelotitas tiene todos los boletos para convertirse en grumos.

***Hay que “quemar” bien la harina en la grasa, para que luego la masa bechamel no nos sepa a harina cruda. Es decir,, hay que rehogar unos minutos (sin que llegue a quemarse) a fuego bajo la harina y la grasa.

***Este rebozado que utilizo –pan rallado-huevo-pan rallado, es ideal para croquetas de buen tamaño, bastante grandecitas. Conviene hacerlas de tamaño tirando a grandes ya que es un rebozado que queda bastante grueso y muy crujiente. Que envuelve perfectamente la masa bechamel y no deja que se escape masa ni que se abra la croqueta.

***En caso de que os gusten croquetas pequeñitas, recomiendo utilizar otro rebozado, por ejemplo: harina-huevo-pan rallado. O harina-clara de huevo-pan rallado.

***Para que no se abran y se salga el relleno de la croqueta intervienen dos factores importantes: primero: la croqueta deberá estar bien rebozada por todos los lados (extremos incluidos), y segundo: a la hora de freir influye mucho la temperatura del aceite y la cantidad de aceite que utilicemos. Si las freímos en una sartén con poco aceite, aparte de absorber mucha grasa, mareamos la croqueta, dándola vueltas, se nos quema por debajo rápidamente, la mantenemos tanto en el fuego que el líquido de dentro “hierve” entonces estalla y nos rompe la croqueta.

***Para congelar las croquetas: una vez que les hemos dado la forma, colocarlas en una bandeja de acero inox, aluminio o similar y meterlas al congelador sin tapar, en contacto con el aire. Pasadas unas horas(cuando ya están congeladas), las despegamos de la bandeja y las metemos en bolsas de congelación, de esta forma, ya no se nos aplastan y se pueden guardar más fácilmente.

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