Pastas de nata sin huevo

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Esta receta de pastas es una auténtica maravilla, me la descubrió mi gran amiga Mª Asun y pese a tener un montón de recetas de pastas, no tenía ninguna que no llevase huevo. La verdad es que no se le echa de menos porque quedan unas pastas deliciosas.

Solamente con un poco de azúcar o canela por encima están espléndidas, pero si quieres sofisticarlas un poquito más, le pones una guinda, y con un cartucho de chocolate derretido puedes hacer pastitas de muy diversos tipos que lucen un montón en la mesa.

Con estas cantidades, si las haces tamaño ” pastita de té” te salen un montón, pero no te recomiendo que reduzcas las cantidades porque son adictivas y te vas a arrepentir de no haber hecho la receta completa.

Agradecer desde aquí a Mª Asun por facilitarme la receta, porque tiene un olfato impagable para detectar recetas estrella, de las de triunfar allí donde vayas. Y ésta, concretamente, es una de las infalibles.

 

PASTAS DE NATA SIN HUEVO

 

INGREDIENTES:

  • 200 ml. de nata de montar ( 35% m.g.)
  • 200 ml. de aceite de girasol
  • 200 gr. de azúcar
  • 250 gr. de mantequilla a punto pomada
  • 1 cucharadita de café de bicarbonato
  • 950 gr. de harina aprox.

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ELABORACIÓN:

 

En un robot de cocina tipo Kitchen Aid, pondremos la mantequilla a punto pomada (es decir, sacada de la nevera unas horas antes, blanda), cortada en trocitos y con el batidor de globo (la varilla) la batimos a velocidad media-baja hasta lograr que esté esponjosa y bien aireada.

Seguidamente le añadimos la nata y seguimos batiendo (a velocidad baja al principio para no salpicar) hasta que absorba la mantequilla todo el líquido. Luego añadimos el aceite y seguimos batiendo, a continuación echamos el azúcar y el bicarbonato y continuamos batiendo hasta lograr una crema homogénea.

Una vez que lo tenemos en ese punto, cambiamos la varilla por la pala y vamos incorporando la harina. (En la receta original, dice: harina –la que admita-, como sé que ese término no gusta a los que les gusta seguir las recetas al pie de la letra, he pesado la harina que yo he utilizado para estas cantidades y sale casi el kilo. Concretamente, utilicé 950 gr. pero considero que perfectamente se le podría haber añadido otros 50 gramitos más).

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La forma de añadirla, como en todas las masas de galleta, mezclando solamente hasta que desaparezca la harina de la mezcla. Sacamos la masa del bol mezclador y acabamos de juntar y formamos una bola con las manos. Sin amasar.

Una vez que tenemos la masa con forma de bola, la dividimos en 3 partes, estiramos cada una de ellas entre film de cocina con el rodillo y llevamos a la nevera a enfriar. Dejamos un par de horas como mínimo, aunque podemos dejarlas incluso para el día siguiente.

Ya solamente nos queda dar forma y hornear las galletas. Para ello, elegimos cortadores de nuestro gusto y vamos colocando la galleta cortada en placas de horno forradas con papel antiadherente o silpat.

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Para decorarlas, podemos dejar volar nuestra imaginación, ya que es una masa que queda de maravilla con cualquier cosa, bien con azúcar blanca, azúcar moreno, canela, guindas, frutos secos (nueces, avellanas, almendras…) o si las vamos a decorar con chocolate, esperaremos a que salgan del horno y estén totalmente frías.

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El HORNEADO: estas pastas deberán quedar blanquitas, por lo que las hornearemos a 160 /170º durante 12/15 minutos. Dependerá del horno que tengamos, cada uno horneará de una manera u otra, ya que cada horno es un mundo. Se puede hacer unas pruebas con algunas, para coger el punto a nuestro horno.

Se sabe que están hechas cuando levantamos una pastita de la bandeja y tiene la base con un poco de color doradito, no tostada.

Del horno deberán salir todavía un poco blandas, luego con el enfriado terminan de endurecer.

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***Resultan unas pastas riquísimas que apenas aumentan su tamaño en el horno, engordan un poco durante el horneado pero luego mantienen muy bien la forma.

***Son unas pastas que no llevan huevo, por lo que son muy a tener en cuenta para la gente que tiene intolerancia a este alimento.

***con estas cantidades salen un montón de pastas, (dependiendo del tamaño que las hagáis, ¡claro!) pero las mías son tamaño pastita de té y salieron muuuuuchas. Lo que pasa que una vez que pones el horno, compensa hacer varias tandas.

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