Boniface Ofogo. Cuentacuetos de Camerún

Boniface Ofogo Nkama nacio en Bogondo, una aldea olvidada del centro de Camerún. Entre la selva y la sabana. Sin luz ni agua potable. Sus habitantes se dedican al cultivo del cacao y del maíz. Al anochecer se reunen en “El árbol de la palabra” para dialogar entre los vecinos y relatar cuentos.

El padre de Boni es considerado un “maestro de la palabra” y él desde pequeño se alimento de los cuentos y leyendas de su etnia yambasa.

Boniface consiguió llegar a la universidad y en 1988 se traslado a Madrid a estudiar Filología Hispánica. Hoy en día es requerido como cuantacuentos. Esta noche en la Casa de la Palabra hemos tenido el gusto de escucharle. Nos ha comentado la importancia de la tradición oral en el continente africano, de la imagen que tenemos los europeos de Africa y por supuesto nos ha contado un cuento.

Acaba de publicar un libro con el titulo “Una vida de cuento”. Lo edita el Ministerio de Educación y Ciencia. Secretaria General Técnica. Más información en: www.boniofogo.com

4 thoughts on “Boniface Ofogo. Cuentacuetos de Camerún

  1. PEDRO PARCET

    Querido amigo.
    Mi nombre es Pedro Parcet y soy cuentacuentos en la república Argentina.
    Tuve el placer de conocer y compartir junto a Boniface Ofogo unos momentos inolvidables, ya que yo me dedico a la oralidad africana.
    Debo decirte que Boni es realmente admirable porque transmite en los cuentos y mucho más allá de ellos
    una estela de paz y armonía genuina.
    En donde todos los oyentes pueden viajar
    junto a él a cualquier lugar de áfrica sin siquiera movernos de nuestras butacas.

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  2. ana

    Hola:
    Ayer escuche en la EOI de Pozuelo a Boniface Ofogo. Fue un placer. Uno de los cuentos narrados tenía como protagonista a una mujer (la que conseguía el fuego). Es una pena que la inteligencia y el valor de la mujer africana no se correspondan con el cuento. Conozco un poquito Africa -no Camerún- y siento tristeza al saber que todavía en nombre de las tradiciones se maltrata a las niñas -no ya a las mujeres- y, hoy por hoy, todavía ni siquiera ellas mismas se dan cuenta de lo que valen.
    Bueno, esto da para algo más que un comentario. Así que aprovecho para dar las gracias una vez más a Boniface.

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