Eduardo Etxebarria y Pilar Mejía. Robinsones en los Mares del Sur

El domingo 18 febrero 2007 en Levando Anclas estuvimos con Eduardo Etxebarria y Pilar Mejía que vinieron acompañados de su amigo donostiarra Rafael Azaola. Nos contaran la primera parte de su larga trayectoria como navegantes por los océanos y como se instalaron en la isla de Tapana, perteneciente a las islas Tonga, en el Pacifico.
En el próximo Levando Anclas continuaremos con su relato pero antes si os parece recuerdo de memoria algo de lo ya narrado. Esta es la historia de dos seres libres que son como los mejores personajes de una novela de aventuras de los Mares del Sur.

  

Eduardo Etxebarria a principios de los años 60 del siglo XX se traslado de su ciudad natal, San Sebastián, a estudiar a Madrid. Allí formo parte del grupo pop Los Flaps. Luego actuó con los Brincos y en la banda del cantautor Patxi Andion. En cierta ocasión, en una cafetería escucho una idea que aunque jamás había pensado en ella le impresiono: la de hacerse con un barco y navegar por el mundo con tu propia casa. Le dio vueltas a la cabeza y decidió lanzarse a navegar. Conoció a Pilar y juntos decidieron aprender del mar. Al principio la intuición les orientaba. Navegaron por el Mediterráneo y para ellos cada vez que alcanzaban tierra era un triunfo. Hasta que en 1979 salieron de puerto Banus en Málaga con la intención de cruzar el océano Atlántico. Para ello vendieron todas sus pertenencias pero el dinero se fue. Cuando llegaron a las Barbados apenas tenia 10 dólares. Menos mal que les acompaño un pasajero que se comprometió apagar todos los alimentos. En las Roques, Venezuela, se dedicaron hacer charter embarcando a clientes, esto y alguna reparación de barcos les ayudo a subsistir.

Después de dos años en el Caribe cruzaron el canal de Panamá. Se les estropeo el motor y desde entonces navegaron solo a vela por todo el Pacifico. Estuvieron otro par de años por Centro y Sudamérica hasta que decidieron avanzar hasta las islas Tahití en donde los nativos les regalaron una isla. Un lugar idílico, un paraíso en el que pasaron un año como robinsones. Vivir solos en una isla desierta era una de las experiencias que buscaban desde que salieron de puerto Banus. Pero uno de los problemas es que como decía Eduardo “no olían a tierra. Solo arena”. Sentían la necesidad de sentir la tierra consistente, todo lo que les rodeaba era mar y arena. Aprovecharon la visita de Iñigo, hermano de Eduardo y Gabi, hermano de Pilar, para que se fueran los cuatro rumbo a las Tuamotu.

No volvieron a reencontrarse con el paraíso hasta que en el “Rock and Blues” se toparon con la isla de Tapana en el archipiélago de Va Vau, en Tonga. La pequeña bahía de Tapana le recordaba a Eduardo a la Concha donostiarra en miniatura. Le entro nostalgia y además era uno de los lugares más bellos que habían visto. En Tapana vivía un solo isleño, Pascale, un pescador que murió unos años después. Les permitió que Pilar y Eduardo se hicieran una pequeña cabaña. En realidad la construcción era tan elemental que solo cubría una cama, como aseguraban Eduardo y Pilar “en Tapana se puede vivir al aire libre”. Para subsistir pensaron abrir un negocio, el restaurante “La Paella”. Con el tiempo este rudimentario establecimiento se hizo legendario entre los trotamundos que cruzan a vela el océano Pacifico. Los navegantes alucinaban cuando en un lugar remoto, como la islita de Tapana se encontraba con un cartel que decía “Restaurante la Paella”. La voz paso de barco en barco y se convirtió en un lugar casi obligado para los aventureros de los Mares del Sur. Hasta Tapana han llegado los personajes más estrafalarios e incluso, fuera de estudio, Eduardo me comento que les visito Alexia de Grecia, la prima del Príncipe de España ó Diego Colon descendiente de Cristóbal Colón.

En el restaurante la Paella, Pilar, Eduardo y un muchacho nativo que adoptaron ofrecen un espectáculo. Eduardo toca la guitarra y canta, Pilar baila y su hijo toca la percusión. En Levando Anclas Eduardo nos interpretó acompañado de la guitarra uno de los temas del repertorio, una canción cubana muy alegre. De esta manera tan divertida terminamos la primera parte de las historias de estos dos románticos aventureros de los mares: Pilar y Eduardo.

Continuara en el siguiente Levando Anclas.

2 thoughts on “Eduardo Etxebarria y Pilar Mejía. Robinsones en los Mares del Sur

  1. juan carlos echevarria

    hola amigos yo soy hrermano de eduardoi e iñigo”pepe”en tapana ja ja ja ua me gusto mucho este blog que lo acabo de descubrir de casualidad esta fenomeno,cualquier cosa que querais poneros en contacto conmigo yo vivo en hondarribi guipuzcoa abrazos

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  2. margarita pena

    Hola . Yo estuve en el velero rock and Blues con Goyo, Pilar y Eduardo, también conocí al condonio otro amigo de Eduardo. Pillamos una tormenta de espanto y saliendo de Ibiza rumbo Cartagena la misma nos llevó a un pueblo pequeñito de Argelia, en la Cavilia. Fue toda una experiencia. Si puedes saludar a Pilar y Eduardo de mi parte te lo agradezco. Ahora vivo en Valencia.

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