Unai Aranzadi es un reportero de guerra freelance de 31 años que ya ha cubierto conflictos en Kurdistan, Irak, Palestina, Uganda, Nepal, Colombia, Bolivia y Afganistán en donde ha estado en dos ocasiones. Esta vez estuvo en Kandahar, bastión de los talibanes. Entro en la ciudad infiltrado por un periodista local. Unai se dejo barba y vestido de Afgano estuvo una semana de incógnito en esta ciudad. Un lugar muy peligros para la prensa internacional ya que hay un alto grado de posibilidades de secuestros.

Unai Aranzadi aprovecho la estancia para recoger el testimonio de ciudadanos comunes. Se entrevisto con una mujer policía y una periodista, un mular o líder religioso, estuvo con heroínamos, empresarios, nómadas. Visito un orfanato y la cárcel. Para evitar ser secuestrado nunca anunciaba su visita y tras 20 minutos de entrevista huía rápidamente. Otas de las ventajas que tiene Unai para que no se le note demasiado es que va solo. Tiene experiencia en camuflar su cámara de video y fotográfico.

De esta experiencia primaveral en Afganistán acaba de editar un documental titulado “Kandahar, el retorno talibán”. Un retrato de lo que fue la antigua capital de Afganistán, cuna de los talibán y que durante un tiempo acogió a Ben Laden.

Para continuar con la toma de pulso de la actual Afganistán Unai se empotro en una patrulla del ejercito de Estados Unidos que se dirigía a una base del ejercito afgano que estaba rodeada por la guerrilla talibán. Estuvo en puestos de montaña en donde se combate y comprobó como en el ultimo año y medio los talibanes han ido ganando terreno con la guerra de guerrillas. Bajan de las montañas, golpean y desaparecen como si la tierra se le hubiera tragado. Además la orografía afana les ayuda para perpetrar las emboscadas.

Todo ello nos lo contó Unai Aranzadi en la Casa de la Palabra el pasado lunes (21-5-2007).