Rodrigo Ibarrondo es un activista en defensa de la naturaleza. Trabajo en un centro de recuperación de fauna en el Llano de Venezuela. Más tarde estuvo en un proyecto educativo en los Andes. Iba de escuela en escuela con una cría de cóndor explicando los beneficios de esta ave tan simbólica. Rodrigo continuo su labor por Indonesia. Fue a introducir dragones de Cómodo en su hábitat natural para luego realizar un trabajo de investigación sobre los mercados ilegales de animales. Realizo un informe sobre la situación de las tortugas y creo una asociación en su defensa.

Rodrigo Ibarrondo nació en Burgos en 1978. Desde muy joven comenzó a moverse. Con 17 años se fue de casa y llego a la Ribera de Deusto en donde estuvo de ocupa. Su amor a la naturaleza le llevo a Venezuela. Trabajo en la recuperación de fauna en el Llano, en donde se acostumbro a tratar todo tipo de fauna, entre ellas la anaconda y el puma. Después estuvo en un proyecto educativo en los Andes de Venezuela. Consistía ir por escuelas y asociaciones explicando los beneficios del cóndor, un ave simbólica pero también con muchas supersticiones y leyendas pues por ejemplo tiene fama de que se come niños y ganado. Rodrigo iba con una cría de cóndor de escuela en escuela. Cuenta que un día se escapo en el interior de un aula y que cundió el pánico entre los chavales, queriendo escapar se golpeaban contra las paredes, finalmente todos se lo tomaron como una anécdota muy divertida.

Rodrigo volvió a Burgos, puso un bar y con los ahorros viajo a Indonesia a un proyecto de reintroducir los dragones de Comodo en su hábitat natural. Se fue a la isla de Flores. Por aquellas fechas también trabajo para una productora de televisión francesa que realizaba un documental sobre este animal unico en el mundo. En cierta ocasión le siguió uno de ellos y Rodrigo se salvo al subirse a gran velocidad a un árbol.

Como nadie trabajaba con tortugas, terrestres y marinas, en Indonesia, Rodrigo se puso manos a la obra. Comenzó a investigar en los mercados ilegales. Descubrió que se vendían por toneladas en tres mercados diferentes: alimentación para la sopa de tortuga, medicina tradicional con el comercio del caparazón y el de las mascotas, sobre todo con la especies más raras. Escribió un informe que se distribuyo internacionalmente . Tuvo tanto éxito y repercusión que creo una ONG con el apoyo de estudiantes de la universidad de Bogor, cerca de Yakarta, capital de Indonesia, en la isla de Java.

Puso en marcha un centro de conservación de tortugas en donde se recibían los ejemplares confiscados. Hizo lo mismo en la isla se Sulawesi y en Timor. Fueron cuatro años de muchísimo trabajo pero termino frustrado pues la corrupción, el poco apoyo del gobierno y la falta de colaboradores en el día a día le hicieron desistir.

A la par de su proyecto con las tortugas fue contratado como asesor de Gibbon Fundation que recogían todo tipo de animales salvajes requisados por la policía, orangutanes, tigres, cocodrilos, osos, cacatúas… A veces llegaban hasta 300 animales a la semana. Un trabajo ingente y agotador.

Rodrigo Ibarrondo ahora reconstruye una casa de pasiego en la montaña de Cantabria. Quiere demostrar que se puede vivir de manera austera, sin electricidad convencional y en contacto con la naturaleza, dañando lo mínimo al planeta.

En mayo quiere ir a Mongolia para acostumbrarse a los caballos de las estepas. Su intención es volver hasta Cantabria a caballo. Un proyecto que prevé a largo plazo.

Rodrigo Ibarrondo será uno de los protagonistas en Levando Anclas este domingo (13/4/2008).

Gracias a Luis Markina (organizado de las jornadas en Burgos de “El mundo en bicicleta) por presentarme a Rodrigo.