Ignacio March. En los dominios de la selva Maya

Ignacio March, biólogo y explorador mexicano. Lleva en la sangre el descubrimiento de lugares recónditos de la geografía americana ya que uno de sus antepasados fue el ilustre Pedro Enrique Manuel de Ibarreta, un bilbaíno que a finales del siglo XIX protagonizo varias aventuras sonadas en América Latina. Ibarreta se hizo celebre, sobre todo, por la expedición que organizo por el río Pilcomayo por el Chaco argentino y boliviano. Ignacio ha unido su profesión de biólogo con exploraciones por el interior de la jungla del sur de México. Incluso, junto con toros investigadores, ha hallado ciudades perdidas que prefiere que sigan ocultas.

  

Ibarreta fue el tío bisabuelo del mexicano Ignacio March, autor del libro “En los dominios de la selva Maya”. Un viaje que el biólogo emprende hace más de 20 años hacia el sur de México y Centroamérica, le llevo a conocer y estudiar entornos, personajes únicos, algunos de linajes casi extintos.

El pasado 26 de marzo En la Casa de la Palabra conectamos con México D.F. desde allí nos hablo Ignacio March. Recordó a su antepasado Ibarreta y nos adelanto el contenido del libro “En los dominios de la selva Maya” esta todavía por publicar en busca de una editorial.

Por gentileza del autor os presentamos una sinopsis:

“En los dominios de la Selva Maya” es el relato de un viaje de veinte años (1984-2004) que su autor emprendió desde la ciudad de México hacia la Selva Lacandona de Chiapas, y después a diversos sitios de Mesoamérica. Es una obra llena de aventuras y experiencias de la vida real, en la que se narra de una manera amena y emocionante la realidad de las selvas de Mesoamérica y de algunos de los pueblos que las han habitado desde la antigüedad y hasta este convulsionado siglo XXI. En el libro se comparten las memorias y reflexiones de un biólogo que a través de este viaje por las selvas, bosques y costas de Mesoamérica se formó profesional y espiritualmente, buscando entender el funcionamiento de los ecosistemas tropicales y su interacción con las sociedades humanas, pero también para contribuir con su conservación para el beneficio de las futuras generaciones de nuestra civilización.

 

A través de sus capítulos, se exponen interesantes reflexiones sobre la antigua cultura Maya y se describen los rasgos de una apasionante cultura indígena, los Hach Winik, que también se les conoce como “Lacandones”; se interpretan algunas de las increíbles adaptaciones de la flora y la fauna de la selva tropical, y se publican por primera vez las crónicas de interesantes expediciones a sitios mágicos rebosantes de historia y naturaleza. De manera un tanto ingenua, se incluyen relatos sencillos pero siempre apasionantes de “encuentros cercanos” con plantas y animales, así como con personajes únicos que han habitado en estas selvas o que han dado buena parte de su vida para estudiarlas y conservarlas.

Es una obra con narraciones que confirman la existencia de lugares, que de manera increíble, sobreviven a un mundo estremecido por guerras y conflictos, terrorismo, avances tecnológicos y en general por los efectos de la llamada “globalización”. A través de esta obra, se entremezclan el esplendor de la riqueza biológica de las selvas tropicales con los intrigantes misterios que envuelven a la sorprendente civilización Maya. Misteriosos templos perdidos, selvas exuberantes y personajes de todo tipo se entremezclan para producir mágicos relatos de la vida real. En muchos de sus renglones y párrafos se capturan las líneas y frases que el autor literalmente plasmó en sus diarios de campo, conservando la misma frescura y espontaneidad de los momentos en que ocurrieron los hechos. Otros párrafos son resultado de reflexiones que tomaron muchos años en madurar y que finalmente se comparten en este volúmen. Como consecuencia de la interconexión de las cosas en el cosmos, en ocasiones, los relatos conducen al lector hacia espacios, tiempos y temas abruptamente distintos e insospechados.

En resumen, “En los dominios de la Selva Maya” es un libro que sin duda cambiará la percepción del lector acerca de las selvas de Mesoamérica, de sus pueblos y de la historia de este fascinante rincón del mundo. Es un libro escrito para aquellas personas que se apasionan por la naturaleza, por las selvas y sus criaturas, por conocer desde una nueva perspectiva a la civilización Maya y las culturas indígenas de Mesoamérica. Es un libro modesto pero que puede constituir un buen compañero para viajeros e interesados en conocer con mayor profundidad la región Maya. Quizás este libro motive al visitante de esta región a planear emocionantes viajes que vayan mucho más allá de un turismo convencional, y así, quizás, lograr una experiencia única de encuentro con un entorno donde la cultura y la naturaleza se fusionan para formar una sola entidad llena de magia y de misterio.

I. Preámbulo al relato de un viaje fantástico

Un buen día pensé que sería interesante tratar de escribir un libro ameno y motivador en el que pudiera compartir las increíbles experiencias que una vida privilegiada me ha permitido tener, seguramente sin merecerlas. También quise siempre tratar de contribuir con un grano de arena para darle a la sociedad algunas razones más para respetar y amar a la naturaleza, y también para admirar las culturas de Mesoamérica, y particularmente de la región Maya; un respeto y una pasión por convencimiento, y no por una obligación inexplicada.

Pero escribir un libro de ese tipo y tan diferente a los escritos científicos y técnicos a los que estaba acostumbrado, es algo que ha sido muy difícil para mí y este es mi mejor intento. Por ello, este libro no pretende ser ninguna obra literaria dentro de ningún estilo (al menos todavía conocido), pero de corazón espero que sea de interés del lector a cuyas manos llegue; he buscado escribirlo más con el corazón y con la pasión por un pequeño rincón del planeta al que dediqué los mejores años de mi juventud.

Este libro lo escribí principalmente mientras viví en San Cristóbal de las Casas, luego en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y finalmente en la Ciudad de México cuando la jornada que relato terminó; sin embargo, muchas secciones de sus capítulos los redacté durante distintos viajes al campo, incluyendo la Selva Lacandona, Calakmul y el Petén de Guatemala, así como en distintos lugares de todo México por los que he ido viajando en los últimos años. De esta manera he ido paseando su contenido desde hace tiempo, siempre con la ilusión de terminarlo algún día. Muchos de los manuscritos que le dieron vida han sido mis fieles compañeros de viaje de las ciudades a las selvas y viceversa. Ahora que está escrito, de verdad que siento la mente más descansada y hasta liberada de información que almacené por tanto tiempo y que en este libro he querido compartir.

Decidí escribirlo para compartir la narración de un viaje que emprendí hace yá más de veinte años hacia el sur de México y Centroamérica, y que me ha llevado a conocer lugares, entornos y personas fascinantes, algunos de linajes casi extintos. Veinte años no son más que un pequeño fragmento de la historia, un verdadero “instante” en el tiempo universal; sin embargo, es el relato de un viaje que cambió para siempre el rumbo de mi propia existencia, que cambió mi forma de percibir al mundo que me ha tocado conocer. Al igual que muchos colegas dedicados a la conservación de la naturaleza y de otras áreas humanisticas, las experiencias que he podido vivir han sido un privilegio pero también han tenido un alto costo en mi vida personal y familiar; por eso, el mérito de estas historias que comparto pertenece a mi familia y a quienes han tenidos que estar cerca de mi por alguna circunstancia.

Este libro está construido en buena parte con experiencias, anécdotas y aventuras, todas ellas genuinas, que he tratado de relatar usando una narrativa coloquial, amena y, ojalá, entretenida, pero siempre buscando conservar su realismo y frescura. No soy diestro en el arte de la escritura narrativa ni mucho menos, pero he buscado poner mi mejor empeño en escribir unas crónicas que interesen y motiven a quien las lea, o al menos que les haga reflexionar sobre la naturaleza y culturas de Mesoamérica y sobre lo que esté en sus manos para evitar la pérdida de su riqueza en estos tiempos; una era en donde prevalece la dominación tecnológica, tiempos en que todo se va uniformando, “simplificandose” tristemente en muchos sentidos. De alguna manera, en este libro quise escribir también otra “súplica a gritos” que mueva y conmueva a la sociedad para buscar la solución a los problemas que están exterminando a las selvas mesoamericanas, a sus recursos y finalmente a nuestras opciones para sobrevivir en el futuro.

En unas cuantas páginas he querido concentrar vivencias personales y reflexiones, que por dos décadas – de 1984 a 2004 – tuve el privilegio de experimentar en mis andares a través de las selvas del sureste mexicano y de Centroamérica, principalmente de Guatemala, Belice y Costa Rica. Trato de rescatar historias y pasajes que me tocaron vivir a finales de un revuelto siglo XX, y hago también un recuento de algunos trabajos que como biólogo y conservacionista pude desempeñar, principalmente en las selvas de la región Lacandona y “El Ocote”, y en los bosques de niebla en Chiapas, en las selvas de Calakmul en Campeche, en México, y eventualmente en Guatemala y Belice, así como en los arrecifes del Mar Caribe, o como yo les llamo, las “selvas submarinas” del sur de Quintana Roo en México. Eventualmente comparto algunas experiencias interesantes que me tocó vivir en fantásticos lugares de Costa Rica en donde pude residir por un par de años (1987 – 1988).

Escribí este libro también con la intención de que pudiera ser un buen compañero del viajero que decida visitar la región Maya. Cuando viajo a una zona desconocida para mí, siempre he disfrutado de acompañarme de un libro ameno que me hable de la historia que ahí se ha desarrollado y que a veces ha dejado una huella demasiado sutil para percibirla a primera vista en una estancia breve. Ojalá este libro sea un buen compañero de viaje del visitante de la selva Maya que se aventure a sumergirse entre sus páginas; espero que ayude al visitante a percibir las muchas dimensiones de la Selva Maya, sobre todo por ser esta una región tan cambiante: a través de sus últimos veinte siglos ha sido escenario de eventos que la han convulsionado y los últimos 20 años no son la excepción. Puede decirse qe la Selva Maya es un mágico rincón de América Latina en donde se entremezclan exuberantes junglas, antiguas ciudades perdidas, una naturaleza sorprendente y culturas exóticas y misteriosas que en su pasar por el tiempo han tejido una trama de historias fascinantes.

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