Nuria Moreno es una viajera granadina comprometida con los viajes solidarios y responsables. En Levando Anclas (28/12/2008) nos hablo de una caminata de cuatro días en la compañía de los pastores de Lalibela, las famosas iglesias talladas en la roca, uno de las zonas más representativos de Etiopia. Es un proyecto creado por la ONU. Con la ayuda internacional se han construido unos campamentos de cabañas “tukuls” en donde termina cada una de las jornadas. Están situadas en lugares estratégicos de gran belleza.

Nuria Moreno es responsable de la agencia de viajes solidarios de Vic (Barcelona) Riki Tiki Tavi. El nombre proviene del Libro de la Selva de Rudyart Kipling. Nuria ha vivido varios años en Alemania en donde se dedico a trabajar en una oficina de turismo. Cuando podía se largaba por su cuenta, sobre todo a países asiáticos, especialemte India, Nepal y China. También a visitado con su marido en varias ocasiones Etiopia pues están en proceso de adopción de un niño. A raíz de ello han decidido organizar viajes solidarios a este país y pasado verano fundaron Riki Tiki Tavi.

Gracias a la ONU se ha creado una infraestructura para apoyar a los pastores de Lalibela y sus comunidades. Se trata de una ruta guiada por los propios nativos que puede extenderse hasta cuatro días.

Se ha creado un comité de turismo responsable en cada poblado y se han organizado talleres para formar guías y porteadores. Con la ayuda internacional se han levantado los campamentos constituidos por varias tukuls. Son cabañas tradicionales hechas con material que brinda la naturaleza del entorno. Son redondas, de piedra por fuera y de madera por dentro. Hay un equipo de cocineras que se encarga de la manutención. Se hace de una manera rotativa para que el gasto de los turistas repercuta en los diferentes miembros de la comunidad. Además el dinero se emplea para el mantenimiento de una escuela y temas sanitarios.

La marcha se realiza a pie sobre una alta meseta. Se parte de Lalibela y se llega, 50 kilómetros después, a una población junto al lago Tana. Cada etapa es de cuatro o cinco horas. Termina en uno de los campamentos situado sobre un paisaje que según Nuria “quita el hipo”, algunos de ellos colgados sobre acantilados. Los senderistas van guiados por un pastor y un porteador con un mulo.

Lo importante es que se convive con la gente de los poblados, se vuelcan en atenciones con el forastero.

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