El escritor Miguel Sánchez – Ostiz empapado de Bolivia.

El escritor navarro Miguel Sánchez – Ostiz le está cogiendo el gusto a viajar y a escribir crónicas viajeras. Nacido en Pamplona en 1950, el primer periplo a tierras chilenas y bolivianas lo realizó en el 2003. Fruto de esta experiencia fue la publicación  de su primer libro de viajes “La isla de Juan Fernández”(Ediciones B 2005). Relata la vida de este lugar remoto del Pacífico chileno en donde transcurre la novela de Robinson Crusoe. En su segunda incursión por Sudamérica parte de Valparaíso para adentrarse en Bolivia. Miguel no pierde el tiempo. Desde que aterriza se pasea por las calles de La Paz, se adentra en sus librerías, mercados, cementerios. Se empapa al máximo de la rica y variada cultura boliviana, se informa y reflexiona sobre una convulsa realidad social en continua evolución. El resultado es su segundo libro de viajes: “Cuaderno boliviano”.

Miguel Sánchez – Ostiz emprende su andadura en la ciudad chilena de Valparaíso en donde comenzó a escribir el libro de la isla de Juan Fernández. En aquella ocasión alquiló una casa por seis meses y estuvo cuatro, pues tuvo una mala experiencia cuando incursionó en Bolivia por primera vez. Fueron días duros de huelga general, sufrió la violencia, tuvo fiebre y regresó en mal estado a Pamplona.

 

Sin embargo, la necesidad de viajar, de conocer más a fondo la sociedad boliviana, le hacen volver. Recobra las amistades en Valparaíso, en donde Miguel Sánchez –Ostiz “patiperrea”, es decir: “ que vamos de aquí para allá sin rumbo fijo, a ver qué vemos, a mirar por mirarla, a la búsqueda siempre de algo, nada en concreto, a la husma, espectadores gratuitos y forzosos de ese espectáculo callejero que no cesa”.

 

De los habitantes de Valparaíso el escritor navarro afirma: “La gente habla y es pacifica, paciente, tiene un buen conformar que tal vez solo sea fatalismo, no sé. Pero esa accesibilidad, esa manifiesta fraternidad y falta de elemental hostilidad, es de lo mejor que tiene esa ciudad”.

 

En La Paz, a pesar del “soroche”, el mal de altura, Miguel disfruta desde el primer momento. Observa las escenas callejeras de las atestadas aceras. Se siente bien en un país con tanto por hacer, con un 70% de pueblos originarios que pertenecen a más de 36 etnias.

 

Se mezcla en los mercados entre los vendedores, productos y clientes. Nos contaba Miguel Sánchez – Ostiz en la Casa de la Palabra (25/2/2009) que para conocer bien un lugar hay que visitar sus librerías, mercados y cementerios.

 

Entre los escritores que le conmueven cita a Jaime Sáenz (La Paz 1921-1986) “el escritor boliviano más influyente de sus siglo y todo un mito literario, por su condición indiscutible de maldito…y por ser el autor de una poderosa obra poética y de una no menos poderosa obra narrativa, testimonio, ficcionado o no, de su propia vida”. Jaime Sáenz fundó una mitología bohemia y literaria de malditismo paceño.  También, dentro de esa línea,  menciona a Victor Hugo Viscarra y su libro “Borracho estaba pero me acuerdo”.

 

Visita Sucre los días del referéndum de autonomía, Potosí, Cochabamba, las minas de estaño de Yayagua, en donde vio los frontones de pelota más altos del mundo, a cuatro mil metros. Intentó ir hacia Tupisa, frontera con Argentina, pero el conductor no estaba sobrio. Dentro de unas semanas Miguel Sánchez – Ostiz regresará a Bolivia e intentará nuevamente llegar a Tupisa. También quiere adentrase por el Beni en la selva.

 

“Cuaderno boliviano” lo edita Alberdania-astiro.

 

www.alberdania.net

 

 

 

 

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