Testimonio de Mohamed Ali. Joven saharaui desaparecido durante seis meses en la cárcel Negra del Aaiún.

En la Casa de las Palabra (25/2/2009) escuchamos el testimonio de Mohamed Ali Hmaidi que durante seis meses permaneció desaparecido y vendado los ojos. Fue enviado a la cárcel Negra del Aaiún en donde sufrió torturas y paso 14 días boca abajo. Mohamed, en abril cumplirá 28 años, ha comparecido ante la comisión de los derechos humanos del Parlamento Vasco y recibido el apoyo de todos los grupos parlamentarios. Espera la resolución de Madrid para recibir la condición de refugiado político.

Mohamed Ali, de manera pausada y con varias interrupciones debido a la emoción por  la dureza del testimonio, relato los seis meses en el que se le dio por desaparecido. El contenido del relato radiofónico se encuentra en el siguiente informe.

 

 

            Nací el 19 de abril de 1981, cuando aún el POLISARIO y el ejército marroquí seguían en guerra, y mi país bajo una ocupación brutal. Fue en 1975 cuando el rey de Marruecos y Mauritania, incumpliendo la legalidad internacional ocuparon nuestro país, el Sahara Occidental, mediante la llamada Marcha Verde; lo que no se supo de aquella ocupación, es que detrás de esa marcha de civiles entró el ejército a sangre fría. Bombardeo mi pueblo con armas internacionalmente prohibidas, napal y fósforo blanco, obligando a la mayoría de los saharauis a salir de sus casas y huir a la hamada, un trozo de desierto, de los más áridos, cedido por Argelia. Fue entonces cuando el Frente POLISARIO inicio la guerra contra los ejércitos marroquí y mauritano. Pero Mauritania, habiendo perdido la resistencia contra el Frente POLISARIO, abandonó el Sahara en 1981 y el territorio conseguido por Mauritania lo ocupó Marruecos.

 

            En plenas batallas entre Marruecos y el POLISARIO nací yo. Parte de mi familia se quedó en El Aaiún, porque mi abuelo fue detenido la noche en la que iban a huir al desierto, en 1975, y por esa razón mi madre y parte de mi familia, se vió obligada a quedarse en El Aaiun. Más tarde se enteraron que el padre de mi madre, mi abuelo, había sido asesinado por el ejército marroquí.

 

            En mis primeros años de vida, la niñez no me dejo ver la realidad que vivíamos en el Sahara Ocupado. Fue más adelante, con 15 y 16 años, cuando empecé a entender nuestra historia, mi historia, y a darme cuenta de la brutal represión y violaciones de derechos humanos que como pueblo estábamos sufriendo bajo la ocupación marroquí. Participé en varias reuniones clandestinas con activistas jóvenes de derechos humanos, en las que hablamos de buscar las vías para denunciar nuestra situación.

 

            1999 fue uno de los años más sangrientos en la historia de la ocupación del Sahara Occidental. Entre septiembre y octubre, empezaron voluntariamente grupos de manifestantes a ocupar las calles reivindicando sus derechos como pueblo. Esas protestas duraron varios días, y en el sexto día, mientras estaba durmiendo con un grupo de jóvenes en la calle, delante del hotel donde esta alojada la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental), a las 03:00h empezamos a escuchar botas militares en el suelo; despertamos y nos vimos rodeados del ejército. Nos empezaron a pegar a todos los manifestantes. Yo con otros cinco amigos intentamos proteger a las chicas que estaban con nosotros; pero a una de ellas la dieron patadas en la boca hasta que perdió todos sus dientes.

 

            A partir de este día las cosas empeoraron mucho, dado que las protestas aumentaron.  Nos trasladamos a otros barrios de El Aaiun y tres días después la policía empezó a proteger a los marroquíes civiles, como guardaespaldas y haciendo propaganda de que los saharauis independentistas les íbamos a echar de sus casas.  Los civiles marroquíes salían en grupos de 25-30 personas con una o dos furgonetas de policía protegiéndoles, lo que se denomino pro-Mazjén. Estos grupos de marroquíes se ocuparon de entrar en las casas de saharauis a robar, pegar a los habitantes saharauis, ancianas, … También se dedicaron a robar en comercios saharauis. Era una situación horrible cuando nuestra resistencia era reivindicar pacíficamente nuestros derechos como pueblo.

 

            Una noche de 1999, unos 50 saharauis nos reunimos en la avenida Ras El Haima para realizar una protesta a favor de nuestros derechos. Sobre las 00h-01h de la madrugada comenzaron a llegar las fuerzas del ejército y la policía marroquí. Nosotros llamamos a más saharauis quienes se acercaron hasta donde estábamos y nos defendimos con todo lo que tuvimos a mano.

 

            Unos días después, fue cuando fui detenido por primera vez, en la avenida Smara, en El Aaiun, por la noche.

 

            Fue la peor etapa de mi vida. No tuve ninguna información sobre mi familia ni ellos sobre mí, durante 6 meses. Solo fueron 6 meses pero a mi se me hizo como una vida entera. Todavía esos días perduran en mi cabeza.

 

            El primer día de mi detención entré con una banda en los ojos en no sé donde y me empezaron a interrogar: con quién andas, quién conoces, … Yo no dije nada, no di ningún nombre y comenzaron a pegarme sin parar. Lo que más me dolió fue que un niño de 14 años estaba llorando pidiendo a su mama y su abuelo que lo ayudasen; lo estaban pegando; el juraba por dios que no había hecho nada; uno de los policías le dijo “escúchame, tu estás aquí ahora, dios hace un rato que salió de aquí, lo hemos estado también pegando, así que no jures más a Dios”. Yo no veía nada, pero solo escuchar al niño, sus lloros, las palizas que le daban, y que yo no pudiera hacer nada, me destrozaron para el resto de mi vida.

 

            Las violaciones de derechos humanos y torturas que sufrí dentro de la cárcel fueron numerosas:

 

1.          Palizas físicas. Normalmente nos pegaban en los brazos y las rodillas.

2.          6 meses con la banda en los ojos.

3.          En los interrogatorios cuando no respondía metían mi cabeza en un balde de orina.

4.          Me tuvieron 14 días colgado de los pies boca abajo, sin poder bajarme a mear y comer. Todo me lo hacía encima.

5.          Torturas psicológicas. De que van a hacer daño a mi familia, de que me van a violar, de no saber nada de mis amigos y familia, …

6.         

 

No soy capaz de describir todo lo que sufrí en esos 6 meses. Hay muchas cosas que aún no he asimilado.

 

Transcurridos esos 6 meses me abandonaron en el desierto; es una práctica habitual que lo hacen para desorientarnos.

 

Durante las torturas sufridas en la cárcel mi brazo izquierdo enfermo. Las heridas sufridas en el brazo derivaron en una engangrenación que recibí tratamiento en Rabat. En 2000 tuve la oportunidad de ir a la Universidad de Rabat a estudiar Derecho. Fue allí, en el hospital de Rabat donde me curaron y me dijeron que ya me habían sanado.

 

De todas formas, más tarde, esas heridas y golpes derivaron en un tumor del cual recibí tratamiento en Valencia, en el 2004 y donde finalmente me tuvieron que amputar el brazo izquierdo por miedo a que el cáncer del brazo se me extendiera a todo el cuerpo.

 

Cambien mi pasaporte, mi fecha de nacimiento, … y mi madre y yo conseguimos visado para España. La razón de que en todos los documentos de residencia, hospitalarios en España, … aparezca otra fecha de nacimiento es porque la tuve que cambiar para poder salir del Sahara. Así llegué en 2004 a Valencia donde la Asociación de Ayuda al Sahara me acogió y una comisión médica que trabaja en los Campamentos de Refugiados Saharauis agilizó el trámite del permiso de residencia para que lo antes posible me pudiera someter a la operación del brazo.

 

Así, finalmente me amputaron el brazo en el hospital de Valencia.

 

            Yo no quería quedarme en España, quería volver a El Aaiun y quedarme allí, junto a mi familia, en cuanto acabase el tratamiento del cáncer y mi brazo se curase. Fue así, cuando en el verano del 2007 habiendo terminado mi tratamiento cuando decidí volver a El Aaiun.  Nada más llegar, en el aeropuerto de Marraquech había dos policías secretas quienes me obligaron a ir con ellos. Me interrogaron sobre todo lo que había hecho en España: me preguntaron porque participe en manifestaciones en España, que hacía en España, … Sabían todo lo que yo había hecho; eso me sorprendió y empecé a entender que quizá nunca más podría volver a vivir en El Aaiun ni visitar a mi familia hasta que no consiguiera formalizar mi situación y condición de refugiado político en España.

 

            En cuanto llegue a mi casa en El Aaiun llegó la policía y pregunto por mí. Me volvieron a llevar con ellos y me hicieron casi las mismas preguntas que en el aeropuerto. Me tuvieron 3-4 horas en dependencias policiales, y por eso no quise quedarme en El Aaiun. Fue una de las decisiones más duras que he tenido que tomar en mi vida. Decidir marcharme para siempre y vivir lejos de mi familia, madre, padre, hermanos, … es algo muy duro. Sabía que si me iba y solicitaba en España el asilo político nunca más podría volver a verles hasta pasados unos años. Reserve un vuelo de vuelta a España, desde Casablanca, por miedo a que la policía del aeropuerto de Marrakech me conociera y me detuviera. Finalmente, la idea de quedarme en El Aaiun a vivir se quedó en tan solo 17 días, lo justo para poderme despedir de mi familia

 

            Hoy en día me encuentro en el País Vasco, donde con la Ayuda de la Asociación Nuyum intentaré tramitar con CEAR la solicitud de asilo político.

 

 

 

 

Solicitud

 

            Solicito al Parlamento Vasco y a todas aquellas instituciones que hayan oído o leído mi testimonio hagan todo lo posible para pueda conseguir y formalizar mi la condición de refugiado político.

 

 

Agradecimientos

 

            Agradezco a toda la gente que me ha dado la posibilidad de denunciar la violación de derechos humanos que sufrimos los saharauis en el Sahara Occidental. Agradecer también a todos aquellos que me han escuchado o han leído mi testimonio.

 

            Pero quiero recordar que hoy soy yo el que hablo y grito ¡Basta!, pero que día a día y durante 33 años son muchos los saharauis que sufrieron y siguen sufriendo esta ocupación ilegal, con prácticas de tortura, detenciones arbitrarías, violaciones, … No me puedo olvidar de todos ellos y tampoco vosotros os debéis olvidar de todos ellos, de  nosotros, del pueblo saharaui, …

 

            Sé, que el Gobierno Vasco es una de las instituciones del Estado Español que más ayuda al pueblo saharaui; pero recordarle también que no se olvide de los saharauis que vivimos en los Territorios Ocupados. También necesitamos vuestra ayuda para que nos ayudéis a denunciar la situación de represión en la que vivimos.

 

            Gracias también a la Asociación Nuyum por todo el apoyo que me ha prestado desde mí llegada al País Vasco.

 

            Gracias a todos.

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