Carlos León Amores (Madrid 1964) ha dirigido prospecciones y excavaciones arqueológicas bajo el mar que le han permitido localizar y estudiar barcos hundidos de distintas épocas históricas. Ha trabajado en Francia, Túnez, Marruecos, Chile, Panamá, Venezuela y Republica Dominicana. Acaba de publicar un libro con el titulo de: “Buceando en el pasado. Los grandes naufragios de la historia”.

Carlos León Amores con 17 años comenzó a bucear con escafandra autónoma. En 1988 terminados los estudios universitarios se incorpora al Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarinas en Cartagena. Una de las misiones es localizar y recuperar los restos de galeones en el litoral de Cádiz. En esta época también realiza un estudio sobre el barco romano Grum de Sal hundido cerca de Ibiza.

La mayor aventura que ha vivido fue entre 1994 y 1995 cuando investigo al detalle el naufragio de la Flota de Azogues de 1724 en la bahía de Samana en Republica Dominicana. Se sumergió en el galeón hundido de Nuestra Señora de Guadalupe. Para documentar la historia, durante 15 días camino 350 kilómetros por la costa. Siguió la carta escrita por uno de los náufragos, el maestre Barrero Peláez. La experiencia la recogió en la novela “Huracán 1724”.

En el 2001 buceo en Panamá pues es un lugar esencial para encontrar indicios de la historia marítima americana.

En el libro “Buceando en el pasado. Los grandes naufragios de la historia” Carlos recopila algunos de los hundimientos más señalados, desde los que sucedieron en las costas mediterráneas en la Edad del Bronce hasta los sufridos por algunos grandes galeones de la Flota de Indias entre los siglos XV al XVIII.

Carlos dedica un capitulo a la historia del buceo. Los inventos de los siglos XV y XVI con la gran campana de madera y luego de bronce, la escafandra asistida en el siglo XIX…

Los mayores enemigos de la arqueología submarina son el tiempo y el expolio. Le entrevistamos, Xabier Lapitz y yo,  a Carlos León Amores el miércoles (24/6/2009) en el magazine Bulevard. Insistió en la defensa del patrimonio cultural sumergido, frente a la actividad de los piratas y buscadores de tesoros. Muchas veces el investigador  se ve impotente ante los grandes cazadores de tesoros que llegan a cotizar en bolsa.

“Buceando en el pasado. Los grandes naufragios de la historia” lo publica Espasa.