Fernando Noailles es el hombre que susurra a los caballos. Maestro de la doma emocional, domina a los caballos más salvajes sin violencia. Los abraza y les transmite paz interior. Posee una sensibilidad especial hacia ellos. Después de muchos años de cabalgar y de observación del comportamiento de las manadas en estado puro, ha escrito el libro “Sentir. Claves para vivir el presente”. Fernando Noailles, jinete argentino con muchos kilómetros trotados por la Patagonia y Andes conversó en La Casa de la Palabra (14/7/2009).
Fernando Noailles Olivé nació en Buenos Aires en 1960. Observador desde niño del comportamiento y el lenguaje del caballo. Imparte cursos relacionados con la doma racional aprendida de la tradición indígena. Trabaja con terapias asistidas por caballos tanto a presos como a personal del mundo empresarial.
Cuenta la madre de Fernando Noailles que el día que nació le regalaron el primer caballo. Con el tiempo jugó un papel muy importante en su vida, convirtiéndose en el centro de su atención, en su pasión y trabajo. Monta de manera intuitiva. Recuerda los largos días de verano cabalgando de sol a sol, imbuido en sus fantasías, entraba en otra dimensión en la que el tiempo dejaba de existir.
En la finca de su padre había un empleado que era descendientes de indígenas y tenía una forma muy especial de relacionarse y trabajar con los caballos. Para él no existían los caballos problemáticos, difíciles ni peligrosos. Fernando señala: “Parecía que hacía magia con ellos, era como si los hipnotizara. Podía montar cualquier caballo, por difícil que fuese, sin que se le resistiera”.
Fernando aprendió de él las técnicas indígenas de doma sin violencia. En la Patagonia tuvo un centro hípico. La especialidad era organizar “cabalgatas de largo aliento” por los Andes. Hasta de 45 días de supervivencia. Durante seis años organizó turismo de aventura en la provincia de Neuquén.
Gracias a los caballos conoció una manera de interpretar la vida que expone en las paginas de “Sentir”. Escribe Fernando: “Se trata de vivir con toda la franqueza del mundo, tal y como hacen los caballos… Saber interpretar el lenguaje animal significa saber conectar con nuestro ser y con todos los seres, y es simplemente así como comenzamos a transitar por el camino de la paz, por el sendero tan buscado de la felicidad; es algo tan sencillo que nos resulta, en principio, muy complicado”.
Fernando hace hincapié en que el caballo es un ser gregario. Solo es feliz si los demás están bien, por ello la solidaridad en la manada es esencial.
“Sentir. Claves para vivir el presente lo edita Aguilar.
www.fernandonoailles.es
