Carlos Alonso por la Ruta Nacional 40 de Argentina.

La Ruta Nacional número 40 de Argentina es una carretera paralela a la cordillera de los Andes cubre la distancia de 5224 kilómetros. Se inicia al nivel del mar en Cabo Vírgenes, Santa Cruz, atraviesa veinte parques nacionales, para terminar en la ciudad de La Quiaca en Jujuy. Carlos Alonso probo suerte, alquilo un vehículo, y en solitario, hizo más de quince mil kilómetros por la Ruta Nacional 3 y la 40. Dio vuelta de campana, se quedo atrapado en el barro en un par de ocasiones, temió a la noche y la soledad pero el resultado ha sido tan positivo que le ha marcado profundamente. Escribe un libro con la crónica de carretera.

Carlos Alonso quería realizar un gran viaje. El 14 de marzo se fue a Argentina para perderse en sus soledades. Visito a la familia que tiene en Buenos Aires y voló a Tierra de Fuego. Alquilo un coche por tres días y regreso a la capital de Argentina. Volvió a tomar un vehículo y esta vez costeo toda la geografía  hasta Río Gallegos. Fueron 2.650 kilómetros en donde circulo por larguísimas rectas, una de ellas de 400 kilómetros.

 

 

Engancho con el kilómetro cero de la Nacional 40 en Cabo Vírgenes. Un lugar con mucho viento que Carlos lo califica como “inhabitable”. Su siguiente destino fue Calafate. Se metió en un hoyo de la carretera, reventó la rueda y dio la vuelta de campana. Por suerte no tuvo ni una sola contusión.

 

 

Con un nuevo coche pudo llegar a Calafate, el Chantel, Cerro Torre, Laguna del Desierto. Realizo un trekking a los miradores del Cerro Torre y Fitz Roy. Ante la visión que tuvo en un glaciar, Carlos escribe: “Me paralizo. Se me nublan los ojos. Un escalofrió recorre mi alma. No es por la temperatura. Es esa sensación. Otra vez esa sensación indescriptible que he sentido más veces con anterioridad en otros lugares mágicos de este maravilloso planeta… Percibo el vinculo universal. La penetración de la Verdad. El Conocimiento de Ser, del Todo, de las Partes.

 

Durante un largo rato me quedo inmóvil. Percibiendo, más que con mis sentidos, con mi corazón, con mi alma, con mi ser. Sintiendo. Reteniendo y grabando cada detalle, cada sensación, todo.

 

Soy muy afortunado. Tengo el privilegio de sentir en el alma y en el corazón la Belleza del Universo. Una sensación que no se puede explicar con palabras. Tan indefinible como un color o un olor. Una experiencia interior, intima”.

 

 

Carlos circulo por una carretera de 3.500 kilómetros de ripio que destrozo más de una rueda.

 

Condujo con libertad, sin saber muy bien hacia donde se dirigía. En ocasiones la noche se hizo muy cerrada y los guanacos se le cruzaban en el camino.

 

Trepo a más de cinco mil metros en el Abra de Acay en Salta. El punto más alto de la Nacional 40.

 

Carlos Alonso prepara un libro sobre la aventura.

 

Le entrevistamos en Levando Anclas el 27 septiembre 2009.

 

 

 

 

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