Luisa Montecelo y Onditz Jauregi salieron de Villabona (Gipuzkoa) el 1 de diciembre de 2009 dirección a Adis Abeba (Etiopia). Conducen un Renault Espace de hace 22 años en el que llevan una gran baca cargada de material sanitario, escolar y ropa para entregar en orfanatos, escuelas y hacer curas por el camino. Onditz y Luisa llevan tanta energía y humor que pueden con los numerosos obstáculos que se encuentran en ruta. Tanto es así que se han pasado de largo la meta que se propusieron en un principio y les hemos localizado en Isi Olo en Kenia.
La expedición de Luisa Montecelo y Onditz Jauregi es “Afrika txakanam” la traducción es: “África adelante”. Su lema es: “Nunca sabrás de lo que eres capaz hasta que lo intentas”. Son tan capaces que Luisa y Onditz, una vez que han llegado a su objetivo de alcanzar Etiopia, continúan por la geografía africana y parece que nadie les puede parar. ¿Hasta donde pueden llegar?, por ahora hasta Uganda, Ruanda y Tanzania…luego ya se vera.
Conectamos con Luis y Onditz cuando se encontraban en Asuán el 17 de enero de 2010. Estaban a la espera de embarcarse en un ferry que les llevaría a Sudan. Por aquel entonces nos contaban que fueron de Villabona a Génova y de allí pasaron en barco a Túnez en donde permanecieron dos semanas. Fueron con visado de transito a Libia. Recorrieron 1500 kilómetros en donde no vieron una sola mujer en la calle. El 24 de diciembre entraron en Egipto después de varias horas de espera en la frontera.
Llegaron hasta el oasis de Siwa, Alejandría para meterse en El Cairo. No sabían salir de esta ciudad de más de 20 millones de personas. Nos comentaban con humor que por eso tienen tantos habitantes la capital de Egipto, porque no hay manera de salir de ella.
El viernes 5 de marzo nos comunicamos con Onditz y Luisa en el pueblo de Isi Olo en donde se encuentran descansando después de la durísimas ruta que separa la frontera de Etiopia con la de Kenia. Han sido 500 kilómetros atroces que los han realizado en seis días. Conducían desde las siete de la mañana a las cinco de la tarde. Una pista de piedras que iban esquivando una a una. Terminaban las jornadas agotadísimas.
El cuatro día se les rajo el carter. Eran las 10 de la noche y estaban reventadísimas, sin comer. Lo llevaron a un mecánico que no se le ocurrió otra cosa que pegarlo con pegamento. Al final, se arremangaron y lo arreglaron ellas mismas con mucho ingenio.
Se han llenado de barro, han pasado ríos, cerrando las ventanillas por si cubría mucho. El último día perdían aceite y no tenían casi fuerzas. Los último diez kilómetros los hicieron riéndose a carcajada limpia en lugar de lamentarse de sus desesperada situación.
Recordaron como cruzaron Sudan por una magnifica carretera construida recientemente por los chinos. La maravilla de las montañas y el verde de Etiopia. No pudieron llegar a la misión de Wucro en donde se encuentra el sacerdote guipuzcoano Ángel Olaran ya que el coche no podía con aquellas carreteras tan encuesta.
Luisa y Onditz nos transmitieron su gran energía y alegría desde Kenia.
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