Nadia Ghulam. Disfrazada de chico para sobrevivir en Afganistán.

Nadia Ghulam vivió una infancia feliz en Kabul. Le encantaba acudir a la escuela, jugaba con alegría con su hermano Zelmai y sus muñecas. Su padre trabajaba para el Ministerio de Sanidad, era el responsable de la administración de los medicamentos de los hospitales de todo el país. Las fiestas familiares era habituales. Pero la felicidad y los sueños de prosperidad se rompieron cuando estallo la guerra civil en Afganistán. A Nadia le cayo una bomba en casa y estuvo seis meses inconsciente. Cuando despertó nada fue igual. Tuvo que hacerse pasar por un chico para poder trabajar y ayudar a su familia as sobrevivir económicamente.

 

Nadia Ghulam y la periodista Agnés Rotger  publican el libro “El secreto de mi turbante”. Relata la historia de Nadia, nacida en Kabul en 1985.

Estudiaba con ahínco y jugaba en los jardines como una niña más. Pero en 1992 comenzó a enrarecerse la situación política de Afganistán. Hacia tres años que los muyahidines habían expulsado al ejercito soviético que ocupo Afganistán durante una década. Pero que, en vez de traer la paz, habían empezado una nueva guerra civil. El padre de Nadia le contaba que lo único que les había unido era el objetivo de expulsar a los invasores, y ahora eran enemigos entre ellos porque cada uno de los lideres querían el control del país.

La casa, el centro del mundo de Nadia y su familia, se convirtió en un lugar peligroso que debían abandonar cuando las bombas caían demasiado cerca. Poco a poco, la guerra fue dispersando a los vecinos y Nadia y su familia fueron encontrándose cada vez más solos.

Las propiedades ya no valían nada, los trabajos eran inseguros y el dinero comenzó a escasear.

Nadia comenta que el burka era una prenda muy incomoda, no era obligatoria pero muchas mujeres la adoptaron por iniciativa propia o, más habitualmente por imposición del marido ante los peligros que amenazaban a las mujeres. Los secuestros y las violaciones eran frecuentes en aquel tiempo y, para protegerse, empezaron a taparse.

Cuando Nadia solo tenia nueve años cayo una bomba inesperada en su casa justo en donde estaba ella. Las quemaduras que tenia por todo el cuerpo eran tan graves que había estado seis meses en coma.

Durante este tiempo en el hospital su madre nos se aparto de Nadia. Tuvo que soportar que los médicos y enfermeras le dijeran que abandonase toda esperanza.

Cuando volvió a despertar; los talibanes habían impuesto su ley y orden. Nadia se alegro; ya que no había bombas ni sangre por las calles. No había libertad pero si una cierta paz.

Se habían quedado sin casa, el padre trastornado, su hermano Zelmai murió, las hermanas eran muy pequeñas y su madre nunca había trabajado fuera de casa, de manera que Nadia opto por sostener la familia. Debería trabajar y para ello camuflarse de hombre.

“Estudiar o morir”. Eso se dijo, a los 10 años Nadia Gulam. Cada vez que salía a la calle impostaba su voz, modificaba su gestualidad, vestida con turbante, camisa y pantalón y, por la noche, al volver a casa, se despojaba de su falsa identidad. Sufría con la falsa identidad pero era la única oportunidad de sobrevivir sin pedir nada a nadie. Su madre les enseño que somos capaces de todo si nos lo proponemos.

Durante una década ninguno de sus amigos sospecho nada. Estudio ingles, informática y religión (obligatoria), e incluso tuvo varios trabajos como hombre. Fue hortelana en huertos, albañil en obras, reparo bicicletas en un taller, crio palomas y otros animales, fue aprendiz de mulá, dio clases de Coran a niños. Cada día lograba llevar comida a casa.

Aprendio a comportarse como un chico, bromear con sus amigos. Según pasaban los años y a sus amigos le crecía la barba, se preguntaba: ¿ Cuanto tiempo mas podría fingir sin que me descubrieran?.

Al cumplir los 20 años conoció a la corresponsal freelance catalana Mónica Bernabé – a la que le hemos entrevistado en numerosas ocasiones en La Casa de la Palabra y Levando Anclas – que le ayudo a venir a Barcelona para hacerse operaciones de sus heridas en el hospital Clinic. Fue acogida por una familia y es entonces cuando se relaciona con Agnès Rotger (Badalona 1973), se hicieron amigas y decidieron ponerse a escribir, a cuatro manos, la novela de la vida de Nàdia. Lleva el titulo de “El secreto de mi turbante”.

En este tiempo ha terminado un modulo superior de informática, habla catalán y castellano. Se prepara de técnico para ayuda a onegés que trabajan en Afganistán.

Nadia Ghulam y Agnes Rotger hablaron para el programa de Radio Euskadi La Casa de la Palabra el miércoles 26 de enero 2011.

 

“El secreto de mi turbante” lo edita Planeta.

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