“Benito Fernández Artetxe, es un pescador vocacional, de los que siente en lo más profundo de su alma la llamada del mar; un pescador que ha nacido y ha vivido en el mar, y pasará el resto de su vida en el mar Cantábrico que bañan las costas del Abra de Bilbao, porque su vida está indefectible e inseparablemente unida a él desde que nació a finales de los años cincuenta en un caserío del puerto de Zierbena, en las faldas del monte Lucero, y donde tantas noches cuando era niño, se dormía contando los destellos del faro de la Galea”. De esta manera comienza el prólogo de la biografía de Benito Fernández Artetxe escrito por Fernando Pedro Pérez. El autor ha que querido resaltar y dejar para la memoria el pensamiento y vivencias de uno de los últimos pescadores del Abra.
Benito Fernández Artetxe es el presidente de la Cofradía de Pescadores de Santurtzi desde 1990. En esta localidad, con gran pasado marinero, en la actualidad solo quedan ocho embarcaciones profesionales y de 30 a 35 profesionales. Famosa por sus sardinas y por las sardineras que vendían el producto e incluso caminaban por la ría del Nervión hasta Bilbao como dice la celebre canción. Los dos abuelos de Benito era arrantzales, al igual que su padre, su abuela y su madre eran sardineras.
Benito Fernández Artetxe vino al mundo el 3 de septiembre de 1958. Su abuelo Placido le contaba cómo pescaban en invierno numerosos bacalaos con el palangre por fuera de Punta Lucero, cómo pescaba las langostas y cómo iban con las traineras hasta Bilbao para vender el pescado. Placido nació en 1886 y conoció la pesca de sardinas a remo y los “piques” que había entre los pescadores de Zierbena por llegar los primeros a vender pescado a Bilbao. Fue el preámbulo de las regatas.
Una de las anécdotas que le contó el abuelo Placido, es que durante la Guerra Civil el Abra fue minado y no se pudo pescar hasta que no finalizo la contienda. Cuando se retiraron todas las minas y salieron a pescar por primera vez en varios años, las aguas del Abra estaban repletas de pescado y los pescadores llenaban sus botes en muy poco tiempo. Anchoas, sardinas, merluzas, chicharros, congrios, cabrachos, sargos, nécoras, centollos bogavantes, y hasta langostas. Quizás fueron los años de mayor riqueza de este estuario, debido a la larga moratoria impuesta a su pesca.
Benito ya desde niño no pensaba otra cosa que ir a pescar a la mar. Deseaba coger el testigo de la tradición familiar y dedicarse a la pesca. Su padre le obligo a estudiar y por ello Benito se matriculó en la Escuela Náutica de Portugalete. Todos los veranos iba a pescar con su padre. Desde que tiene uso de razón recuerda las maravillosas jornadas de pesca que pasaba con él. El mejor regalo que le podía hacer su padre al finalizar el curso, por aprobar todas las asignaturas, era llevarle a pescar.
Había tres embarcaciones que se dedicaban a la pesca de la langosta en Zierbena, una de ellas era la de su padre. Este tipo de capturas desapareció en la zona a principios de la década de 1980.
Hacia el año 2000 todavía quedaban media docena de sardineras. La última sardinera de Santrutzi, según señala Fernando Pedro Pérez, cesó su actividad en 2004, fue “la Motri”, que aun sigue viva. También sobrevive Begoña, la mujer de Angelín, el patrón, ya jubilado, del barco “El padre celestial”.
Benito sigue saliendo todas las noches a faenar con su barco desde el puerto de Santurtzi, pero cada vez tiene que ir más lejos del Abra. Su vida profesional ha estado ligada a la construcción del superpuerto. El florecimiento de este ha ido paralelo al retroceso de los arrantzales.
Benito Fernández Artetxe y Fernando Pedro Perez intervinieron en el programa de Radio Euskadi La Casa de la Palabra el lunes 27 de junio de 2011.
El libro “Benito Fernández Artetxe. El gran pescador” lo edita ADEVE
Escucha el programa: https://www.eitb.eus/audios/radio/radio-euskadi/programas/la-casa-de-la-palabra/detalle/691141/benito-fernandez-artetxe-uno-ultimos-arrantzales-el-abra/
