Iru, el nieto del Olentzero, camino a Marruecos. Capitulo II Con un remo en el desierto.

 

Iru, el nieto del Olentzero, cruzó el estrecho de Gibraltar en una balsa, desde Tarifa a Tánger. Un buen trecho lo hizo gracias a un pescador que le rescató cuando la corriente le arrastraba al interior del Mediterráneo. Una vez que puso el pie en el continente africano se dispuso a entregar los regalos en forma de video-mensajes que transportaba en el zurrón. También se acompañaba de un remo y un patín para avanzar por los caminos de Maruecos. El primer problema que debía solventar era encontrar las direcciones de las familias de destino.

 

El nieto del Olentzero y sus amigos de aventuras, Iñigo Grijalba , educador social del centro de acogida de menores de Loiu, y Markel Redondo, fotógrafo y cámara de video, tenían fe ciega en su cometido. Consistía en llevar video-mensajes a familias de los chavales marroquíes residentes el centro de acogida Zabaloetxe. Con este cometido llegaron hasta el Alto Altas y el desierto hasta la frontera con Mauritania.

Iru, con su traje de carbonero vasco, arrastraba a las multitudes allí donde llegaba. Era acogido con gran sorpresa y expectación. Todos los encuentros tenían una gran carga emocional. Los familiares lloraban al ver a su hijo en la pantalla, querían hablar con él, tocarle, abrazarle. En una de las estancias incluso el cabeza de familia le quiso casar a Iru. El nieto del Olentzero estaba tan emocionado que pensó: “¿Y por qué no?”. Se imaginó cruzando los océanos sobre una tortuga y avanzando mediante el remo con su mujer recién casada. Iñigo y Markel se encargaron de ponerle los pies en el suelo pues debían de seguir su camino.

En otra ocasión estuvieron en el pueblo de Imil Chil, en las montañas del Atlas. Les recibió una persona con la que apenas podían comunicarse, a pesar de los gestos y el teatro que Iru le ponía a las situaciones. Solo hablaba en un cerrado bereber. Le entregaron una carta y él, impresionado por la situación, salió de casa en busca de alguien que pudiera leérsela.

Para avanzar en la ruta, el nieto del Olentzero utilizó el patín, hizo autostop, fue en autobús, en borrico y hasta en dromedario. En el desierto, por su indumentaria, lo tomaron por un pastor que bajaba de las montañas. Sin embargo, lo que no les encajaba era lo del remo. Para Iru es un objeto simbólico del que no se podía desprender.

Iñigo y Markel tuvieron que volver a trabajar a Euskadi e Iru continuó con la intención de llegar a Senegal. Una vez solo, se le rompió la cámara de video y se quedó sin dinero. Pensó que era el momento de regresar.

Una vez en Euskadi, Iru mostrará a los chicos residentes en nuestra tierra los video-mensajes de sus familiares que grabaron en Marruecos.

Se celebra una exposición, al aire libre, sobre el viaje a Marruecos del nieto del Olentzero en el boulevard de Leoia (Bizkaia) del 26 de diciembre hasta el 8 de enero.

Iru e Iñigo Grijalba estuvieron por segunda vez en el programa de Radio Euskadi “Levando Anclas” el 18 de diciembre de 2011.

Contacto: arrauntheworld.com   

En el facebook: Olentzero Munduan.

Puedes escuchar el programa:  https://www.eitb.eus/es/audios/detalle/798151/el-nieto-olentzero-desierto-remo/

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