Pedro Ripol Sampol. La travesía del océano Atlántico a remo.

Pedro Ripol Sampol ha escrito el libro “Ya sabía yo que en avión era más fácil…” con el subtítulo de “Cruzando el Atlántico a remo”. En octubre de 2001 participó en una regata cuyo desafío se convertía en proeza: la travesía del océano desde Tenerife hasta Barbados en el Caribe. Junto con su compañero de aventuras Francisco Korff (Pancho) remaron 2.385 millas (5.250 kilómetros) sin apoyo externo. Tardaron exactamente 61 días, 15 horas y 29 minutos en llegar a puerto de destino en una pequeña embarcación de siete metros de eslora y dos de manga. Lo curioso del caso es que hasta poco antes no habían remado nunca. Navegaron bajo un sol de justicia, en medio de tormentas y vientos huracanados.

 

Pedro Ripol nació en Barcelona en 1969. Con cinco años su familia se traslada a las islas Canarias. Estudia en Tenerife y EEUU y se licencia en derecho por la Universidad de Barcelona. Navega desde niño, es patrón de embarcaciones y bombero voluntario de Adeje (Tenerife). Aprendió a navegar con 21 años de la mano de Salvador García Fortes con el que iba de isla en isla por las Canarias.

 Nunca había remado hasta que conoció a Ann Goulden, una inglesa afincada en Canarias que quería formar un equipo para la regata del Atlántico a remo en  2001. El objetivo era recaudar fondos para el proyecto Martha Dos, un centro para tratar enfermos de parálisis cerebral.

Ann le preguntó “¿Quieres cruzar el Atlántico a remo?” Pedro recuerda que le entró un cosquilleo casi eléctrico, una sensación que pocas veces ha sentido en su vida le recorrió la nuca y la columna vertebral. Al momento y por acto reflejo contestó rotundamente: “¡pues claro que sí!”.

Buscó a su compañero de travesía entre los bomberos voluntarios. Francisco Korff se ofreció para ello. Durante dos años se prepararon psicológica y físicamente. Contaron con un equipo de profesionales que les marcaron las pautas a seguir en las materias más importantes tales como la médica, física, mental, alimenticia, mediática y técnica.

Para inspirarse leyeron el libro “Naufrago voluntario” de Alain Bombard, médico francés, quien en 1952 atravesó el Atlántico en una balsa hinchable a vela, sin agua ni víveres, para demostrar sus técnicas de supervivencia en alta mar.

En julio de 2001, a solo tres meses de su partida atlántica, a punto estuvieron de zozobrar a cinco millas de la costa de Tenerife. Una potente ola de cuatro metros de altura les pilló desprevenidos y en décimas de segundo levantó más de 600 kilos de la embarcación orientándola de costado y dejándola a merced de las siguientes rompientes. Una segunda ola impactó con toda su intensidad contra el pecho de Pedro, arrancándole los remos de las manos e inundándolo todo. El bote no se encontraba equipado con material de seguridad y se encontraban en una zona de fuertes vientos y corrientes. Por suerte no se hundieron, si no el desenlace hubiera sido funesto.

La mañana del domingo 7 de octubre zarparon de Tenerife. Comenzaba la regata internacional a remo cuya meta estaba en el Caribe. Hacían turnos de dos horas cada uno remando. A la noche descansaban dejando el barco a la deriva. Una de las noches, rumbo a Cabo Verde, Pedro pensó que le atacaban los piratas. Por suerte no fue así y todo quedó en un susto mayúsculo motivado por su imaginación. En otra ocasión un buque petrolero desvió su rumbo para socorrerles pues los tomaron por náufragos.

El 7 de octubre partieron, el 7 de noviembre se encontraban en mitad del Atlántico y el 7 de diciembre llegaron a las Barbados.

En la navegación pescaron dorados y un gran calamar. Durante una semana de lluvias no pudieron cargar los paneles solares y bebieron tan solo el agua que caía del cielo y recogían en unos bidones. Hubo momentos de sufrimiento, miedo y agotamiento pero también otros de optimismo, elevada espiritualidad y hasta mágicos como cuando una noche a las dos de la madrugada observaron el firmamento atravesado por polvo cósmicos de cometas en una lluvia de estrellas Leónidas.

En uno de los tramos les alcanzó la cola del huracán Olga que provocó olas de 4 y 5 metros. La velocidad media en condiciones normales era de dos nudos y surfeando en la cresta de la ola se deslizaban a una velocidad de 18 nudos.

Para conseguir el libro “Ya sabía yo que en avión era más fácil”: atlanticoaremo.com

pedroripol@yahoo.com

Pedro Ripol intervino en el programa de Radio Euskadi “La Casa de la Palabra” el lunes 26 de diciembre de 2011.

Recordamos que en esa misma regata internacional de la travesía a remo de océano Atlántico participó el equipo vasco formado por Urko Mendiburu y Xabier Agote. Tardaron 73 días en llegar a las Barbados.

Puedes escuchar el programa: https://www.eitb.eus/es/audios/detalle/802315/la-danza-silencio/

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