Sabino Laucirica explica las condiciones a bordo de los balleneros vascos.

Sabino Laucirica es un capitán de la marina mercante jubilado que en los últimos años investiga sobre los balleneros vascos en las costas de Terranova. Es la segunda ocasión que esta en el programa de Radio Euskadi “La Casa de la Palabra”. Esta vez, nos describe como era los barcos que iniciaron la industria de la pesca en el Atlántico Norte en el siglo XVI y XVII. Nos cuenta de que puertos zarpaban, que clases de barcos era y cuantos, las capturas, los instrumentos de navegación, los oficios abordo, pertrechos y alimentos, muertes de marinos y como finalmente se agoto el caladero. 

Sabino Laucirica (Plentzia, 1948) ha escrito un trabajo científico, todavía sin publicar, con el titulo de “Placencia, la Plentzia canadiense. La odisea de los balleneros vascos”. Gracias a esta labor de investigación el viernes 16 de marzo de 2012 hubo un acto de intercambio de banderas en el ayuntamiento de Plentzia (Bizkaia) con autoridades llegadas de Placentia en Canadá, en conmemoración del 350 aniversarios de la fundación de esta localidad canadiense por parte de marinos vascos. Anteriormente Sabino puso en antecedentes a la expedición del Pakea Bizkaia rumbo a Terranova. Su capitán Unuai Basurko y la tripulación, se presentaron en el ayuntamiento de Placentia, el pasado verano, en donde hicieron un acto de reconocimiento oficial de la relación histórica.

Sabino Laucirica considera que la pesca y comercialización del bacalao salado y del “sain” (aceite de ballena) fue una gran industria que movió a miles de hombres en la construcción naval, en el pertrecho de buques y en la tripulación de las naves. Una industria cruenta, con enormes perdidas de vidas.

Los barcos eran los de la época: carabelas y naos buques de más costado y velamen, acastillados a proa y popa. Las medidas era pequeñas para semejante aventura, barcos a partir de 25 metros de eslora y 50 toneladas que pronto tendrían mayores proporciones y que más tarde serían sustituidos por los galeones de tres palos más el bauprés de proa y mayor superficie bélica. Como muestra esta la nao San Juan de Pasajes cuyos restos se encontraron en las aguas de Red Bay, fue hundida por un temporal en 1565. En Red Bay (Nueva Vizcaya) está el “Centro de interpretación de la caza de la ballena”.

No existen datos completos pero si parciales de cuantos barcos salían al año de los puertos vascos de la península. Sabino Laucirica calcula que rondaría la treintena y unos dos mil marinos. En cuanto las capturas opina: “Si sabemos que las dimensiones de la nao San Juan con mil barriles de capacidad era la de un buque de tamaño medio y que de la ballena franca, la más fácil de cazar, se sacaban 40 barriles 8.000 litros, vemos que harían falta 25 ballenas para llenar el barco. Multiplicado esto por el numero de barcos nos da un resultado de 1500 ballenas anuales”. Esta caza indiscriminada estuvo a punto de acabar con la especie, tanto es así que la ballena franca actual es llamada “ballena franca austral” porque solo se localiza en el Pacifico Sur, Atlántico Sur e Indico.

Los puertos de donde zarpaban fundamentalmente eran de Pasajes, San Sebastián, Motriku, Deba, Getaria, Bermeo, Plentzia y Bilbao.

Los instrumentos de navegación eran simples: la brújula para conocer el rumbo. La corredera era una sencilla tabla amarrada a un tablón y tirada por la popa. El astrolabio o identificador de estrellas permitía conoce la latitud al mediodía. Los navegantes más expertos con la medición de tres estrellas podían calcular posición correcta.

La comida y las condiciones de vida a bordo eran realmente duras. La alimentación era a base de patatas, pescado, y carnes saladas, galletas y agua que usaban exclusivamente para beber. No existía ningún tipo de higiene y los marinos a veces compartían hamaca según estuviesen o no de guardia. En los buques vascos se generalizó el transporte y consumo de sidra lo que demostró con el tiempo que evitaba el riesgo del escorbuto, la plaga más mortal entre los marinos de la época pues, aportaba vitamina C a su dieta. La vitamina C y su presencia en las frutas no se descubrió hasta 1920. El escorbuto hizo estragos entre la marinería, un ejemplo fue Elcano que murió de esta enfermedad pasado el Cabo de Hornos en su segundo viaje hacia las Molucas.

La muerte entre los marinos fueron numerosas. Solamente en la invernada de 1576 murieron entre 300 y 500 vascos al quedar muchos buques atrapados en el hielo.

Sabino Laucirica estuvo en el programa de Radio Euskadi “La Casa de la Palabra” el lunes 19 de marzo de 2012.

Puedes escuchar el programa: https://www.eitb.eus/es/audios/detalle/853453/audio-viajes–madre-india/

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