Iru, el nieto del Olentzero, reparte ilusión en México.

Iru, el nieto del Olentzero, continúa sus viajes por el mundo llevando regalos y mensajes. Primero fue en Marruecos y el Sahara Occidental y las pasadas navidades se fue al sur de México, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Ha regresados después de casi tres meses de vivir continuas situaciones surrealistas, llenas de humor, amor y, a veces, hasta de peligro. En México le detuvo la policía la noche del 24 de diciembre cuando trepaba hacia un tejado desde donde iba a entregar regalos. En un tren hizo amistad con “espaldas mojadas” que se dirigían hacia la frontera con Estados Unidos. Llegó hasta aldeas mayas y penetró en barrios marginales de Tegucigalpa donde no se atrevían a entrar ni los locales.

 

Iru es el nieto del Olentzero. Tiene como misión salir de Euskal Herria para llevar mensajes y regalos a familiares de emigrantes o vascos que viven en el extranjero.

Con este noble propósito estuvo por el Atlas de Marruecos y en el desierto del Sahara. Viajó con su atuendo de carbonero vasco y un remo que le sirvió para cruzar el estrecho de Gibraltar.

El 12 de diciembre de 2012 salió del País Vasco en vuelo a Cancún. Llevaba cinco mensajes a México y dos a Guatemala. En su equipaje cargaba con regalos, fotos, video-mensajes y notificaciones que le habían encargado emigrantes para sus familias en origen. Además llevaba una cesta punta.

En autobús y en autostop comenzó a circular por el Yucatán. El primer lugar que visitó fue una aldea maya en Mérida. Le costó mucho encontrarla. Se hizo tarde y durmió en el pórtico de una iglesia. Los niños que lo despertaron le guiaron hasta la familia que buscaba. Lo acogieron como un hijo y se quedó varios días con ellos. Le enseñaron palabras en maya y él en euskera.

El 21 de diciembre, cuando cambió de ciclo el calendario maya, el nieto del Olentzero conoció a una niña que, asustada por el aviso de la llegada del fin del mundo, se pasó el día a la espera de que el planeta desapareciera.

La segunda visita que realizó fue a la casa de una pareja de ancianos, a los que les entregó cartas y fotos y, aunque sólo hablaban en maya, se comunicó con ellos a base de señales, mirada y gestos.

El 24 de diciembre, Noche Buena, la noche por excelencia del Olentzero, fue a Campeche. Llevaba el regalo de una abuela vasca a su nieto residente  en esta parte de México. No estaba en casa. Desilusionado, Iru se puso a jugar con unos niños a la pelota. Les regaló una piñata llena de dulces y pensó que, además, les podía dar una gran sorpresa haciendo el oficio de Olentzero aquella noche tan señalada.

Iru comenzó a subir al tejado de la casa de los niños para echarles desde la chimenea o la ventana regalos. Al parecer, le vio un vecino y llamó a la policía que se personó inmediatamente. Uno de los policías le apuntó con la pistola y otro le agarró de malas maneras para meterle en el coche patrulla. Le llevaron a comisaría como si fuera un ladrón y de ahí al calabozo en donde compartió la noche con otro preso.

Iru intentaba explicar – vestido de Olentzero y con la cesta punta – de que era el Santa Claus vasco pero a los policías les parecía una historia inverosímil. Finalmente, contó su relato a más personal de la cárcel quienes comprendieron su situación y, después de muchas risas, lo dejaron en libertad.

En Palenque  conoció a varios “espaldas mojadas” en una estación de tren. Se iban a subir al tren de “La Bestia” dirección hacia la frontera con Estados Unidos. Esta es una historia que Iru nos lo contará otro día.

Iru, el nieto del Olentzero, estuvo en el programa de Radio Euskadi y Radio Vitoria, “La Casa de la Palabra” el miércoles 6 de marzo de 2013.

 El proyecto de Iru se llama Arraun The World.

Puedes escuchar el audio del programa: 

https://www.eitb.eus/es/audios/detalle/1278714/el-nieto-olentzero-palenque–radio-euskadi/

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