Eduardo Gil Bera: la utopía en las Bardenas.

Eduardo Gil Bera escribe  “Atravesé las Bardenas”, una historia ficticia sobre un decorado real. Se desarrolla entre febrero y marzo de 1956. Es una marcha que emprenden unos presos sobre las Bardenas para colonizar un pueblo que deben levantar con sus propias manos. Una ocurrencia del señor Yaben, un ingeniero del Institutio Nacional de Colonización quien les envía al desierto para perseguir una utopía. Los protagonistas son gente humilde, sin cultura, que no saben por qué están presos ni tampoco saben a ciencia cierta cuál es su destino. Son nadie en un territorio de nada.

Eduardo Gil Bera nació en Tudela en 1957. Es traductor de obras clásicas y del alemán. Autor de cinco novelas y varios ensayos que han obtenido galardones como el Premio Euskadi en 2003 con “Historia de las malas ideas”.

Nos comenta su última publicación “Atravesé las Bardenas”, una novela en la que ha intentado  utilizar como base la sencillez. Es una historia inventada con los escenarios reales del desierto de las Bardenas que desde niño se patea el autor.

Trata de una columna de presos y presas que son enviados por el señor Yaben, un ingeniero del Instituto Nacional de Colonización, a levantar un pueblo de la nada en donde quedarán redimidos y formarán parte del mismo. Es como una fábula bíblica sobre la utopía.

La novela parte de un hecho real como fue la colonización de Rada, un pueblo que se levantó sobre un plano en 1956.

El ingeniero Yaben redacta un proyecto para construir pueblos de colonización en las Bardenas y se adjudica la dirección de la obra.  Quería canalizar el agua en un lugar en el que nunca hubo agua.

El protagonista es Dámaso Torrentera, un huérfano que no sabía muy bien como había terminado en la cárcel. Estaba destinado a ser alcalde del futuro pueblo.

Entre los colonos llegaron presas de la cárcel de Lodares. También hombres de la cárcel de Tamarigal. Eran alrededor de 40 hombres y poco más 30 mujeres. La mitad pertenecían a tribus carcelarias que había que manejar con cuidado.

Llevaban 9 tiendas y tuvieron que cruzar el río Ebro con lo puesto.

Por un momento, vagan abandonados. No sabían a dónde se dirigían ni cómo se llamaría el pueblo que debían levantar y colonizar.

Ninguno de los presos entendía bien por qué les habín condenado, tampoco entendían por qué les querían salvar. No sabían por dónde les pegaba el aire. Sin embargo, el señor Yaben anda por las alturas, mide el mundo, y tiene poder para sacarlos de la cárcel, para darles un pueblo y volver a encerrarles si quiere.

Las Bardenas se parecen al mar, donde las estelas de los barcos apenas duran nada. Como la huella borrada de aquellos presos.

“Atravesé las Bardenas” publica Acantilado.

Eduardo Gil Bera interviene en el programa de Radio Euskadi “La casa de la palabra” el martes 16 mayo 2017.

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