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El Ministerio del Interior todavía no ha decidido en cuánto se fijará el límite de velocidad. El ministro Jorge Fernández Díaz presentó, junto a la directora general de Tráfico María Seguí, el balance de siniestralidad en las carreteras durante el año pasado que se cerró (de forma provisional) con 1.304 personas fallecidas, lo que significa una reducción del 12% con respecto a 2011; es decir, 180 muertos menos. Fernández Díaz recordó que el 77% de los accidentes mortales se registran en ese tipo de carreteras de un carril por sentido y calificó de ilógico que el diferencial del límite máximo de velocidad de estas vías con las autopistas y autovías sea de solo 20 kilómetros por hora. El ministro no concretó en cuánto quedará fijada la velocidad máxima en las vías convencionales, establecida en la actualidad en 100 kilómetros por hora en unas y en 90 en otras, pero dejó claro que la rebaja se establecerá en primavera, cuando entre en vigor el nuevo reglamento de circulación, que obligará a acometer cuatro modificaciones puntuales de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial.
Se fijarán topes variables dependiendo de las características del tramo de la carretera o de las circunstancias meteorológicas, como ya ocurre en algunos países de Europa. “No es lo mismo conducir con un sol radiante, que con niebla o lluvia, como no es lo mismo hacerlo con un asfalto en buen o mal estado”, puntualizó Jorge Fernández Díez. Con criterio general, destacó, los límites se establecerían en función de las condiciones, tanto en las autovías y autopistas como en las convencionales, si bien la única decisión tomada es la de rebajar la velocidad máxima en estas últimas carreteras, insistió Fernández Díaz.
Durante su intervención tampoco aclaró si se subirá el tope máximo de velocidad en las autopistas de peaje, tal y como ha propuesto el PP en el Congreso para fomentar el uso de estas carreteras ante las dificultades económicas que atraviesan las concesionarias. De todos modos, dejó la puerta abierta a su estudio y recalcó que aunque el factor económico se tendrá en cuenta a la hora de tomar una decisión, el que primará por encima de todos será el de la seguridad vial.
Desciende la mortalidad, pero la cifra sigue siendo muy alta
Se trata de una estadística provisional que, seguramente se verá algo incrementada, pero en el promedio de víctimas mortales se ha pasado de 11,6 muertos diarios en el año 2000 a 3,6 fallecidos diarios en 2012, medio punto por debajo del porcentaje de 2011. Fernández Díaz subrayó que el índice de siniestralidad de 2012 se asemeja al de 1960, con 1.300 fallecidos. Eso sí, en aquel año había registrados un millón de automóviles y dos millones de conductores, mientras que en 2012, había 31 millones de automóviles y 26 millones de conductores. El mayor descenso de mortalidad se ha producido en jóvenes de 15 a 24 años, que reduce su cifra en un 25%. El mayor número de fallecidos se ha producido en el grupo de 35 a 44 años (262). El ministro se mostró “especialmente preocupado” por el incremento de fallecidos en la franja de edad de hasta 14 años, en un 13% con 39 muertes, y anunció que una de las líneas de actuación de cara a este año tendrá que ver con la correcta instalación de las sillas para niños. En el listado de objetivos para el presente curso también se incluye perseguir el no uso del casco y del cinturón de seguridad: se ha incrementado el número de fallecidos en motocicleta y ciclomotor por no llevar los mecanismos adecuados de protección del 1 y del 10% respectivamente el comparación con 2011.
Casi uno de cada tres fallecidos por accidentes de motos en 2012 iba sin casco. “Una de las causas de este tipo de hechos parte de que en los municipios pequeños existe una cultura de tolerancia por parte de las propias autoridades locales de no usar el casco”, denunció el ministro. Asimismo, recordó que el porcentaje de fallecidos por no usar cinturón de seguridad fue del 22% en turismos. La primera causa de mortalidad fue la salida de la vía, casi siempre por velocidad inadecuada e infracción de la norma.
Tráfico universalizará los controles a conductores para detectar si han consumido drogas, de manera que se efectuarán más y no tendrán que estar ligados a las pruebas de alcoholemia, como hasta ahora. Hasta octubre del pasado año se efectuaron 4.206 controles de consumo de drogas a conductores, de los que el 60% (2.528) dieron positivo, es decir, seis de cada diez personas que fueron testeadas.
Tolerancia cero. La directora de la DGT, María Seguí, subrayó que su objetivo es “la tolerancia cero con drogas y alcohol”.
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