Prisión para el conductor ebrio que provocó el accidente mortal en Hernani. Sigue el juicio contra Ortega Cano

Foto de El Diario Vasco. Lugar donde sucedió el siniestro.

Los hechos se remontan a la madrugada del 2 de enero de 2007, cuando el acusado invadió el carril contrario y chocó contra otro turismo.

Según el periódico El Correo, la Audiencia de Gipuzkoa ha ordenado el inmediato ingreso en prisión de un conductor que causó la muerte una persona en un siniestro de tráfico mortal en Hernani que produjo lesiones muy graves a otras cuatro personas, todas ellas miembros de la misma familia, el 2 de enero de 2007. El conductor dio positivo en el análisis de alcohol y circulaba a 144 kilómetros por hora.  Aunque fue sentenciado en octubre del pasado año por la propia Audiencia a tres años de cárcel, permanecía en libertad, ya que solicitó un indulto y también la suspensión de la condena mientras se tramitaba esta medida de gracia. 

El acusado había solicitado el indulto. Los magistrados han rechazado todos los argumentos que el conductor había esgrimido para eludir la cárcel. Parece ser que es la primera vez que en Gipuzkoa un automovilista condenado por homicidio imprudente ingresa en la cárcel.

El siniestro tuvo lugar en la carretera GI-2132, en una de las curvas cercanas al museo Chillida Leku, donde colisionaron un Renault Megane y un Nissan Almera. El conductor de este último coche, el acusado Joaquín B.E., de 43 años, invadió el carril contrario e impactó contra el Megane, ocupado por cinco miembros de una familia. A resultas del percance, el chófer de este segundo vehículo falleció en el mismo lugar del siniestro. El resto de la familia sufrió heridas muy graves y aún tienen secuelas. En el análisis de alcoholemia arrojó una tasa de 2,49 gramos de alcohol por litro de sangre, equivalente a 1,24 miligramos por litro de aire espirado.

Varios testigos aseguran que Ortega Cano presentaba signos de ebriedad y que conducía de forma temeraria antes del accidente que acusó la muerte de Carlos Parra.

El mediático juicio del torero José Ortega Cano sigue en Sevilla con testimonios que desmienten la versión de acusado, ya que se han asegurado haberlo visto “tambaleándose y mareado” y con síntomas de haber ingerido alcohol. El 28 de mayo de 2011 Ortega Cano, cerca de su finca “Yerbabuena”, Yerbabuena’, ubicada en Castilblanco de los Arroyos, arrolló el coche de Carlos Parra (38 años) en la carretera A-460. El gerente y varios camareros y clientes de la hospedería La Alquería de Burguillos han declarado que vieron  que Ortega Cano tenía serias dificultades para agarrarse a la manija de la puerta del coche y abrirla e incluso se asegura que le ofrecieron una habitación para hospedarse. “No era capaz de mantenerse en pie”, ha asegurado uno de ellos. El torero mantiene que no estaba borracho y que sólo “se había mojado los labios con alcohol” y que el siniestro”es uno de los accidentes desgraciados que ocurren cada día en España”.

José Ortega Cano se enfrenta a una pena de 4 años de cárcel por dos delitos contra la seguridad vial, por conducción temeraria y con una tasa de alcohol de 1,26 gramos por litro -casi el triple de la permitida- y otro año de homicidio por imprudencia. El juicio es muy seguido por la prensa y se prolongará hasta el martes 19. La família de Carlos Parra se presenta como acusación particular.

Las declaraciones contrarias a la versión de Ortega Cano se suceden: los conductores que la noche del 28 de mayo de 2011 se cruzaron con él alertaron a los servicios de emergencia (112) de que el torero retirado circulaba de forma temeraria y peligrosa. Según el informe pericial, el extorero circulaba a 125 kilómetros por hora en un tramo limitado a 90. El coche de la víctima mortal iba a 51 por hora. Al exceso de velocidad se suman, según los testigos, varios adelantamientos en zonas prohibidas e invasiones del carril contrario. Uno de los testigos asegura que el torero circuló unos 500 metros por el carril contrario, «rozando el arcén con los neumáticos»