Desde su lanzamiento, el 3 de abril, ya se han vendido un millón de iPads. Y sigo frotándome los ojos con el fenómeno Apple porque esta marca es capaz de convencer a millones de personas para que se compren un cacharrito muy caro para el uso que se le puede dar. He podido charlar con algunos usuarios de este dispositivo, e incluso he tenido uno entre las manos durante un buen rato. La verdad es que la experiencia de navegación por Internet es de las mejores. Eso de tener una pantalla táctil de calidad entre tus manos y poder interactuar con ella, sin duda es una tendencia de futuro. El poder disfrutar de un juego de forma tan intuitiva, aprovechando su sensor de movimientos, es algo también novedoso. Hasta ahí los parabienes.

En el capítulo de debes, me sigue fastidiando la guerra que ha emprendido Apple con Adobe, cuya primera consecuencia es que el iPad no soporta flash (y Adobe no soporta a Apple). Me pone de los nervios que no tenga un mísero USB, con el objetivo de impedir que podamos disfrutar en nuestro iPad de otros contenidos que no sean los “supervisados” por Steve Jobs.

Sobre las capacidades de almacenamiento, se me antojan muy limitadas (16, 32 y 64 GB), ya que a medida de que le vas añadiendo aplicaciones, canciones, vídeos, fotos,…se quedan muy cortas…y sino al tiempo.

La conexión Wifi dicen que no es de las mejores, y dado que en los primeros modelos es la única vía de acceso a Internet, no es precisamente una buena noticia. Ahora con el modelo con conexión 3G veremos qué ocurre.

Luego está su aparente fragilidad. Si los usuarios de un iPhone lo miman limpiando la pantalla, comprando carcasas y un sin fin de complementos (por cierto, nada baratos) ¿qué ocurrirá con un aparato seis veces mayor y con una pantalla igual de delicada?

Para ir terminando ¿qué les hubiese costado dotar a este dispositivo de la posibilidad de realizar llamadas por teléfono o por lo menos incluirle una cámara de fotos para manejarlo como un lector de Realidad Aumentada de lujo?

Pero el iPad está llamado a generar más dinero por las ventas de sus aplicaciones que por los propios aparatos. En un mes la Apple Store ha vendido 12 millones de aplicaciones y, lo que me sorprende más, un millón y medio de ebooks.

Resulta que durante mucho tiempo nos han estado contando que la lectura prolongada de textos en pantallas retroiluminadas, como las de los monitores de ordenador, MP4s y ahora iPad; cansaban la vista y podrían ser perjudiciales para la salud ocular. Y que las pantallas de tinta electrónica (en blanco y negro) eran la mejor de las experiencias y las más recomendables. Pues llega Apple, manda todos estos “tópicos” por la ventana y nos vende más libros en un mes que cualquier librería en su vida ¿Quién nos ha estado engañando durante todo este tiempo o quién lo hace ahora?

Sea como sea, lo cierto es que se acerca el momento en que todos podamos valorar, con conocimiento de causa, las virtudes y los inconvenientes del iPad.