Una clase de catequesis

No era la sala de prensa de Zubieta sino la terminal dos del aeropuerto de Barajas, pero ha servido igualmente para charlar como si de una rueda de prensa se tratara con el técnico blanquiazul.

En el apartado deportivo al equipo le está costando coger velocidad de crucero, imprescindible para retornar a la élite y el propio mister reconoce que “si hay algo que define al equipo es la fe. La fe mueve montañas, como para no mover una clasificación”. En estos momentos la fe es el argumento más sólido.

Es evidente que a la Real le cuesta horrores ganar, entre otras cosas porque apenas genera ocasiones para ello y porque cuando lleva la manija del partido falla estrepitosamente en el ultimo pase. El domingo mismo sin ir más lejos, con un poquito más de precisión y chispa se habría adelantado en el marcador porque hubo fases en los que dominó. Pero no es menos cierto que es un equipo difícil de batir. Sólo ha perdido dos partidos. En opinión del tolosarra, “a nosotros nos va a costar sacar los partidos.

Es evidente. No tenemos resultados holgados, pero a los contrarios les va a costar tumbarnos”. El conjunto guipuzcoano es el rey del empate con siete. Cuando no se puede ganar, no hay que perder y a ello se esta aferrando. A la espera de que vuelvan Prieto y Elustondo están resistiendo y aunque sea de uno en uno no se necesitan catalejos para ver al tercer clasificado, que está a cinco puntos. Lillo lo tiene claro. “Nuestra obligación es mirar hacia arriba. A ver si enganchamos un par de victorias para darle una función a estos empates en una liga muy comprimida.

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