Ante la grave situación, cada estamento del club tiene que hacer autocrítica y remar juntos para luchar hasta el final

Muchos me dicen que soy optimista en extremo, pero yo sigo creyendo en este Alavés. Vista la grave situación, sólo queda un camino: la autocrítica. Sólo hay una receta para salir adelante visto lo visto. Que cada estamento de este club asuma sus errores y se conjure para remar todos juntos, para luchar hasta el final en pos de una salvación que se antoja muy difícil, pero no imposible. Para ello, hay que desterrar una peligrosa costumbre que se ha instalado en este Alavés, la de mirar hacia otro lado.

El primero que ha comenzado a asumir sus errores es Javi López. El reconocer que se equivocó al confeccionar su primera alineación es algo que le honra, pero esto no debe quedarse ahí, porque este grave, aunque puntual, fallo es responsabilidad de todos. El catalán acaba de llegar y elige una alineación revolucionaria y con un claro mensaje. Realiza nada menos que seis cambios, varios obligados, con respecto al equipo que perdió en Córdoba, e introduce a Fagoaga y a Cabrera, dos jugadores que, por desgracia, evidencian estar muy fuera de forma. ¿Nadie le avisó a Javi López del verdadero estado físico de ambos futbolistas? El entrenador ha trasladado que habló con sus ayudantes, con los integrantes del cuerpo técnico que ya estaban, con los que acaban de llegar, con el equipo médico … ¿Y entonces? … ¿No es esta equivocación responsabilidad de todos?

Llega el partido y, con el nuevo entrenador, se repite la triste historia de siempre. Para el minuto cuatro, el rival de turno ya ha creado una clara ocasión y marca el 0-1. ¿Es esto responsabilidad del técnico o de los integrantes de la plantilla?

Edu Albacar ya dijo el pasado domingo que el camino que resta “es para valientes”. César Caneda afirmó, como antes ya lo habían hecho otros muchos compañeros, que “la responsabilidad es de los futbolistas”. Esto es verdad, pero hasta cierto punto. La responsabilidad es de todos …

Hay que desterrar ya la peligrosa costumbre de mirar hacia otro lado. Hasta ahora el entrenador de turno ha sido, con perdón, el muñeco del ‘pim, pam, pum’ … Ya no está el sufrido Salmerón, profesional y gran persona como pocos, que encajaba sin rechistar todos los golpes. Tampoco ha funcionado la cosa con Manix Mandiola, sino que durante la etapa del eibarrés se ha perdido un tiempo precioso. Y la figura del secretario técnico, ¿en qué posición queda después de la marcha del técnico que era su apuesta personal? Todo esto, también, se quiera o no, es responsabilidad de todos …

Queda este penúltimo párrafo para hablar sobre el consejo de administración. Su gestión a nivel económico está siendo admirable pero, en el terreno deportivo, la inexperiencia le está jugando una muy mala pasada. Los nervios y las prisas han presidido muchos movimientos más de lo deseado, algo que es hasta cierto punto comprensible, porque desde su desembarco el equipo de Ortiz de Zarate ha estado seriamente condicionado por las urgencias propias de un club en bancarrota no sólo a nivel monetario, sino también deportivo, con la amenaza siempre latente de disolución en caso de descenso a Segunda B …

En definitiva, sólo queda mirar hacia delante, aprender de los errores y creer en este Alavés porque, bueno o malo, es lo único que tenemos. Cada uno tiene que hacer autocrítica, creer en sí mismo y, sobre todo, más que nunca, tirar la calculadora e ir partido a partido. No queda otra. La responsabilidad es de todos. Lograr la permanencia también es tarea de todos.