Diario de la expedición

Queridos todos

El próximo 25 de Julio marcho a una nueva aventura. Esta vez voy con Xabi y Kami a la cordillera del Pamir, en Tayikistán. 2 Tajikistan

La cordillera del Pamir situada en la parte oeste del Asia central es, tras el Himalaya la mayor cordillera del planeta. Entre otras muchas maravillas cuenta con el glaciar Fedchenko que con sus 77 Kms. de longitud es el más largo glaciar extrapolar de la tierra.

Montaremos el Campo Base en la confluencia de los glaciares Valter y Moskvin, a una altitud de 4.200 mts. Es un lugar privilegiado, pues desde él se puede intentar subir a cuatro montañas.

En primer lugar, y como aclimatación intentaremos el Pico Vorobiev de 5.691 mts. Seguidamente intentaremos el Chetyrekh de 6.299 mts. Después de esto esperamos estar aclimatados para intentar el Korjenevskaya de 7.105 mts. y principal objetivo de la expedición.

El 20 de agosto mis compañeros que tenían menos disponibilidad de días se vuelven. Yo, que no tengo ese problema,  me quedo una semana más con la intención de intentar el pico Somoni (antes conocido como Comunismo, y todavía antes como Stalin) de 7.545 mts., ya que estoy allí y estaré aclimatado.

Si el pronostico metereológico es bueno, el monte está bien, me encuentro bien físicamente después del Korgenevskaya , y sobre todo si me encuentro fuerte psicológicamente cosa que no es frecuente últimamente intentaré subirlo solo. Si no es así intentaré “engancharme” a alguien para subir juntos. Y si no me voy esa semana a hacer turismo.

Creo que esta vez no podré enviar e-mails  desde allí. Espero poder hacer alguna llamada telefónica de vez en cuando.

Os envío otro correo con el plan de la expedición para que tengáis una idea de que podemos estar haciendo en cada momento, aunque ya se sabe que los planes son para cambiarlos y que tendremos que adaptarnos a la meteo.

Besos JOSU

25 de julio. Avión Estambul Dushanbe

Ya estamos de nuevo embarcados hacia la aventura. A pesar de tener los billetes comprados hace 6 meses el día ha llegado de sopetón, como quien se lo encuentra al doblar una esquina. Llevo meses atormentado y descentrado. no he pensado en este viaje ni la mitad de lo que se merece y si todo sale adelante será por la experiencia que tenemos en este tipo de embarcadas.

De echo voy como quien se va a un balneario, que no es la actitud mas apropiada para esta empresa. No se si voy huyendo de mi mismo o si voy a buscarme a mi mismo, pero espero que algo pase en mi interior.

10  Tajikistan26 de julio

Llegamos al aeropuerto de Dushanbe a las 3:30 de la mañana. las colas para conseguir el visado, soportar burocracias y la los funcionarios mas funcionarios y perdonavidas que he conocido nunca nos tiene en el aeropuerto hasta las 7 de la mañana, sin dormir y la mayor parte de pie.

La parte buena es que han llegado todos los bultos.

Nos recogen los de la agencia rusa y no nos dejan en un hotel como pensábamos, sino en una “típica casa tajika”. Lo malo es que dentro vive una típica familia tajika y ninguno de ellos habla ni papa de ingles. No sabemos si estamos en el centro, en las afueras, donde podemos cambiar dinero o comer. como ya venimos tocados del aeropuerto nos agobiamos tantito.

Finalmente conseguimos que nos preparen un abundante desayuno a base de requesón, queso, pan y te. Dormimos 2 horas. como siempre, después de dormir y comer se ve todo de otra manera, y salimos a conocer Dushanbe ya de otro animo.

Dushanbe es una mezcla curiosa de sociedad del bloque comunista y sociedad musulmana. No hay monumentos, museos, ni nada que turistear. es feo y los únicos edificios grandes son ministerios, hospitales o vete a saber que -porque todo esta escrito en cirílico y nos comemos nada- de estética comunista. Sin embargo las mujeres por la calle visten como las árabes y los hombres se sientan en cuclillas. El ritmo es bastante tropical y nadie habla ingles. Resulta bastante interesante.

Hace muchísimo calor. Encontramos un sitio con mesas a la sombra de grandes árboles fresquito para comer. Estamos relajados y agustito. Hay dos hombres jugando ajedrez con nivel. cuando me pongo a mirar me invitan a jugar,  y gano!. cuando acabo la partida ya son cuatro o cinco los que están mirando. ya estoy feliz como una lombriz.

Mañana volamos en helicóptero al Campo Base.

28 de Julio

Ayer llegamos al Campo Base. Avioneta Dushanbe-Dgirjital, helicóptero Dgirjital – C.B. Cómodo pero no hemos tenido oportunidad de ver nada del país.11 monte Comunismo

El C.B. resulta estar finalmente a 4.350 mts. El suelo es de tierra y piedras. Es cómodo que no sea nieve. Esta rodeado de montanas preciosas, al pie del Somoni , que es gigantesco, descomunal, tanto por lo alto como por lo ancho que es.

Poco a poco sentimos las consecuencias de llegar así a esta altura. Dolor de cabeza, cagamos blando, aunque no llegamos a la diarrea tan abundante a nuestro alrededor, la nariz reseca con costras de sangre del polvo y el aire tan seco, cansancio y aturdimiento.

Entre tanto vamos tratando de comprender como funciona la organización rusa del campo. Tienen un comedor comunitario para todo el mundo, donde se come poco y mal. Allí vamos conociendo a los montaneros que por aquí pululan. De momento hay otros seis españoles, majos y un griego con el que hacemos buenas migas. Hay bastantes franceses, algunos daneses y la mayoría son rusos, polacos, kazajos y de los países del este en general.

La temperatura en el C.B. viene oscilando entre los 25 grados de dic y los -5 de noche.

Hoy hemos hecho un paseo mañanero de 3 horas y media hasta los 4.675 mts. El dolor de cabeza va remitiendo.

Estoy fuerte y a gusto. No pienso apenas el Somoni, aunque su presencia es continua y apabullante. Voy de día en día, hacienda lo que toca y programando a corto.

29 de Julio

Hoy hemos ido a pasear por el camino del Chertyreck hasta los 4.750 mts. Nos hubiera gustado subir mas alto para mejor aclimatar, pero ya había que meterse en el glaciar.

Hemos (he) cometido un olvido nefasto. No hemos traído las pastillas potabilizadoras así que hoy nos hemos decidido a beber sin tratar el agua que los tajikos nos dicen que es potable, pero que no creemos que tenga muchas garantías sanitarias. Rojo o negro, hagan sus apuestas. Si nos vamos por la pata pa bajo será la crónica de una diarrea anunciada. Si aguantamos un problema menos. Prueba de fuego.

Según el plan mañana subimos a dormir al C.1 del Boroviev a 5.200 mts. Creo que es un poco pronto y temo que no estemos suficientemente aclimatados. Ya veremos, otra prueba de fuego mañana.

Acabar cada día con buena salud es como atravesar un campo minado. Las minas se llaman diarrea, cefalea, quemadura solar y otras mas espantosas. Hasta ahora lo vamos consiguiendo

2 de agosto

Finalmente cambiamos el plan. Nos daba la sensación de que era demasiado pronto para subir a dormir a 5.200 mts. y preferimos no arriesgar. Tiramos de uno de los días de reserva y en lugar de dedicar 2 días al Voroviev le dedicamos tres.11 monte Comunismo

El primero nos instalamos a 4.700 mts. en la bifurcación de los caminos para el Voroviev y el Somoni.

La primera noche solos en nuestra tienda lejos del C.B. Estamos contentos y unidos. Ligeras molestias en la cabeza, pero no duele, creo que hemos acertado con el cambio de estrategia.

Al día siguiente (31 de julio) instalamos el campo a 5.200 mts. Es un mirador privilegiado sobre el Somoni, que está enfrente. Es inabarcable. Nunca había visto un monte más grande. Más que un monte parece una cordillera. Es una pared que cae 1.500 mts vertical y que tiene unos 20 Km. de largo. Sobre esto hay un gigantesco plateau horizontal del que sobresale la pirámide del Somoni otros 1500 mts. es imposible describir lo grande que es. Tengo toda la vía de ascenso a la vista y no entra en una foto. De momento tampoco cabe en mi cabeza la idea de meterme solo en esa inmensidad.

Para colmo de males el muro está plagado de gigantescos seracs colgando y las avalanchas son continuas a cualquier hora del día o de la noche. Con las primeras nos quedamos mirando boquiabiertos. Luego fotografiamos algunas. Llega un momento en que ya ni nos volvemos cuando oímos el sonido estremecedor que provoca la avalancha. Un trueno que dura dos minutos.

El 1 de agosto nos levantamos a las 3´30 y comenzamos a caminar a las 4´30. La nieve es magnífica y en poco más de dos horas estamos en la cumbre del Voroviev. Las vistas son espectaculares. Al sur el inmenso Somoni, al norte el Korjenevskaya también enorme y muy tieso, al este el Chertyrekh, precioso, una pirámide de nieve perfecta. Creo que nunca había estado en un lugar con tanto ambiente montañero.

No hace frío y las montañas tienen el mágico aspecto del amanecer, con partes teñidas de rojo por las primeras luces del sol y partes todavía en sombra. Aún luce la luna llena. Nos abrazamos largo, emocionados y felices. Un momento impagable.

Para las 2 del mediodía estamos en el C.B., cansados tras nueve horas de actividad pero contentos de haber hecho la primera cumbre y de que todo vaya funcionando.

Hoy día de descanso en el C.B. estoy yendo a la letrina 3-4 veces al día y cago papilla. Estoy al borde de la diarrea. Espero no cruzar la delgada línea roja sobre la que estoy instalado.

El tiempo hasta ahora magnífico, estamos pasando más calor que frío.

3 de agosto

Subimos al C.1 del Chetyrekh a 5.100 mts. La primera parte por una morrena y la segunda por un glaciar precioso.

Subo fuerte y bien. Hoy me da por pensar que no quiero irme de aquí sin intentar el Somoni. Quizás se deba a que hoy, simplemente no lo tengo a la vista en todo el día. No veo al monstruo y me crezco.

Al llegar al C.1 hemos tenido una sorpresa desagradable que, además, ha sido culpa mía. Resulta que tenemos dos tiendas, una de tres plazas y otra de dos. Las dos North Face, las dos amarillas, y la hora de hacer la mochila he metido la pequeña, y es que no estoy muy sobrado de concentración últimamente. Como resultado tenemos que pasar esta noche y la siguiente los tres en una tienda de dos. Menos mal que nos queremos bien para llevar el roce continuo. Hay que extremar la organización para colocar todo y negociar cada cambio de postura. No recibo ni un reproche, pero se descojonan de mi hasta aburrirse.

A media tarde llegan al campo una pareja de andaluces jóvenes y salados con los que tenemos muy buen rollo y que vienen de cima. Por lo que nos cuentan el monte es más difícil y requiere más material que el que traemos. Nos pasan una cuerda y algo de material para rapelar. Les debemos una

4 de agosto

El C.2 resulta estar a 5.962 mts. y no a 5.800 como pensábamos. Se sube todo derecho por una cuesta pesadísima a 35º, por la que subimos haciendo zetas para hacerla más llevadera. Tardamos 5 horas en subir con mochilas de unos 15 kilos, parecen 5 días.

Al llegar al campo tenemos que estar 1 hora más picando hielo y nieve con los piolets para preparar una plataforma horizontal donde montar la tienda. Queda un auténtico nido de águila con vistas maravillosas sobre el Somoni, el Voroviev, que ya queda por debajo nuestro, y el glaciar al fondo. Tenemos la suerte de que hay otra tienda montada y vacía, así que me voy de ocupa y Kami y Xabi pueden dormir decentemente en la de dos plazas. No hace viento así que pasamos la tarde contentos, fundiendo nieve e hidratándonos. De nuevo tenemos la suerte de estar solos en el campo. Toda esta maravilla para nosotros.

5 de agosto

Habíamos quedado en levantarnos a las 5 de la mañana para atacar la cumbre. A esa hora hace –8º en el interior de mi tienda, y además el viento lleva toda la noche azotando. No dan muchas ganas de salir del saco. Hablo a gritos con la otra tienda para saber como lo ven y ya ellos habían decidido esperar hasta las 8  que la temperatura será algo mejor, y con la esperanza de que el viento amaine.

A las 8 el viento sigue zumbando, pero en el interior de la tienda hace –3º, algo es algo. Paso a la otra tienda a desayunar y a las 9 estamos en marcha.

No llevamos una hora caminando cuando me entra una tremenda pájara. No es que no tenga fuerza en las piernas, es que ni las siento. Me encuentro mareado, tengo mucho frío y sólo quiero sentarme y dormir. Mis compañeros me apapachan.

Nos atamos, en ese momento estábamos subiendo sueltos una rampa de 40º, me dan el tratamiento de mimosin completo y me hacen seguir. La verdad es que si no me doy la vuelta es porque no me veo capaz de bajar solo. Una vez más se pone de manifiesto que ir sólo al monte no es la mejor idea del mundo.

Afortunadamente me recupero enseguida, y más vale, porque luego viene una rampa helada a 50º y una trepada en mixto roca-nieve de 30 mts. hasta la aérea arista final. Hacía años que no lloraba en una cumbre.

20 Chetyrekh

No disfrutamos más de 5 minutos arriba porque con el viento no hay quien pare. Bajamos del tirón al C.B., una paliza. Por la tarde es Kami el que va reventado. Le quitamos peso de la mochila, un equipo es un equipo.

Por la noche celebración del pedazo de montaña que nos hemos comido. Cervezas con los andaluces y los catalanes.

7 de agosto

La estancia prolongada en el C.B. va haciendo mella. Uno de los dos catalanes tiene laringitis, cuatro días de reposo. Uno de los andaluces, que normalmente se dedica a la escalada deportiva y no a las grandes montañas está desesperado con la cantidad y la calidad de la comida. Dice que en cuanto baje de aquí vende las botas.

Hasta Kami que ha pasado muy mala noche, con sensación de ahogo, está dudando si está en condiciones de ir al korjenevskaya. Nuestro tratamiento: no hacerle ni caso. Enseguida se le pasa, eso si, decide contratar un porteador para él.

Yo estoy bien la verdad es que este C.B. con un comedor parecido a un refugio de Pirineos donde todos coincidimos, suelo de tierra, poco frío… a mi me parece Benidorm comparado con el C.B. del Cho Oyu. Además por fin tengo un rival de nivel para el ajedrez. Hasta ahora jugaba con un iraní, pero le ganaba demasiado fácil, no había emoción. Ha aparecido un israelí que me ha ganado dos veces.

8 de agosto

Subida al C.1 del Korjenevskaya. El camino es inmundo. Una pedrera-arenosa que se cae. 1.000 mts. de desnivel con una mochila de 20 kilos para llegar a 5.300 mts. Durante las 6 horas que dura la subida tengo cien ocasiones de cagarme en mi orgulloso estilo purista de subir mi carga sin porteadores. Resulta durísimo pero espero que haya sido la jornada peor de esta montaña.

9 de agosto 18 Korjenevskaya desde la cima del Vorobiev

De madrugada se rompe la cremallera de mi saco. Sólo puedo usarlo como manta no como saco. Afortunadamente la temperatura no baja de –2º en el interior de la tienda y paso la noche más o menos, pero me preocupa que todavía tengo que pasar una noche a 5.800 y dos a 6.400 en este monte.

La subida del C.1 al C.2 es tan bonita como dura, entre seracs. El final son unos 200 mts. sobre hielo a 40-45º por una cuerda fija. Jadeamos duro, paradas cada pocos pasos.

El campamento se monta donde esta empinada cuesta choca con una gigantesca pared, en una terraza de unos tres metros de anchos esculpida a base de pioletazos, entre la piedra y una grieta que quedó al descubierto cuando se “tragó” a uno que estaba sentado tranquilamente tomando una sopa. Es un lugar incómodo y peligroso donde hay que ponerse los crampones para ir a cagar.

Tenemos la mala suerte de que cuando llegamos jadeando comprobamos que hay siete tiendas montadas y no cabe una más. La perspectiva es ponerse a picar hielo con los piolets e intentar hacer una plataforma. Siendo hielo duro y no nieve nos puede llevar mínimo tres horas. Desolador.

Empezamos a preguntar y nos dicen que una tienda es de unos italianos que no van a aparecer hoy por aquí. Nos metemos de ocupas. Cuando llevamos ya una hora instalados y fundiendo nieve aparecen unos polacos que vienen de cima y dicen que la tienda es suya. Toca sacar todo otra vez, calzarnos las botas y a la puta calle otra vez.

Por lo menos la intención de los polacos es desmontar la tienda y seguir bajando, así que quedará hueco para la nuestra. En nuestro afán por ayudarles para que desalojen cuanto antes se nos cae una varilla de su tienda por la pendiente de hielo, así que me calzo los crampones, agarro dos piolets y me bajo unos 50 metros por la pendiente en un vano intento de recuperarla, por si no hubiera tenido que esforzarme suficiente ese día. Menos mal que no se lo toman muy mal, un asunto pendiente para cuando bajemos.

En fin, con un par de horas de retraso continuamos con la rutina de hidratación: té, colacao, sopa, cena…

Consigo cerrar el saco, el problema es que no se puede volver a abrir, tengo que entrar y salir reptando como un gusano, con el consiguiente aumento de jadeos. Espero no tener ninguna “urgencia”.

Cuando estamos cenando nos entra la paranoia de que la tienda se deslice pendiente abajo con nosotros dentro y Kami sale a asegurarla mejor con piolets y algún invento.

10 de agosto

Amanece con tiempo dudoso. A ratos medio nieva, a ratos hace sol. Es más bien como estar metido en la nube, y la nieve es su propia humedad.

El comienzo resulta complicado, a pesar de las cuerdas fijas, sobre un hielo negro como el cristal en el que los crampones apenas muerden. Luego es bonito, sobre todo en el tramo final ya sobre la arista. Como cada día duro con el mochilón.

Al llegar al C.3 nos recibe lo que a estas alturas es la expedición andaluzo-catalana con té caliente. Habían cruzado apuestas sobre si subiríamos o no con ese tiempo. Ellos no habían subido a cima y llevaban todo el día en el C.3.

Montamos nuestra tienda y aunque parezca mentira por un rato llegamos a entrar siete nosotros tres, los tres de la andaluzo-catalana y Haris el griego. Un agradable rato de compañerismo y apretujón.

11 de agosto

A medianoche se desata la tremenda ventisca. Ya olvídate de dormir. En una arista a 6.400 mts. la tienda es un juguete que el viento dobla y sacude con nosotros dentro. Mete la nieve por el avance y las botas y las mochilas se cubren de nieve.

A las cinco que era la hora de levantarnos para ir a cima está claro que no se puede salir de la tienda. Viento y nieve, mucho viento.

A las ocho es la hora de las decisiones. Unas cordadas se quedan con la esperanza de que el tiempo mejore, otras se bajan. Nosotros ,que habíamos subido comida para un día más previendo una situación así, nos quedamos

Día largo de convivencia en menos de 4 metros cuadrados. Tres personas sin poderse poner de pie ni salir de la tienda. La esperanza es que el tiempo mejore y podamos hacer cima mañana. Será difícil, pues con la nevada tendríamos que abrir huella a 7.000 mts. y eso es para “maquinas”.

El miedo es que siga nevando o incluso empeore y ya no es que no podamos intentar la cima, sino que bajar sea un problema. Que tengamos que abrir huella para abajo o que se tapen las cuerdas fijas.

5 de la tarde. El tiempo no mejora. Hemos acogido a Pedro, uno de los andaluces, que ha apostado por quedarse cuando su cordada se ha ido para abajo.

Somos 4 en 4 metros cuadrados. Ya llevamos 24 horas sin salir de la tienda. ¿Y si mañana sigue igual?. Kami no quiere ni oír hablar de quedarse otro día. El menú de hoy hasta el momento: desayuno café con leche con cinco galletas para cada uno. Comida a repartir entre 4: 125 gramos de jamón serrano, una lata de sardinas y 10 huesitos con un colacao.

12 de agosto

Hacia las 2 de la mañana cesa el viento. Permanezco expectante en duermevela atento a la nueva ráfaga que se lleve nuestras esperanzas o a que se confirme la calma.

Habíamos quedado en tomar una decisión con Pedro a gritos desde su tienda a las 4´30 para ver si había condiciones para ir a cumbre. Sin embargo a esa hora se presenta en nuestra tienda hasta con los crampones puestos: el tiempo es bueno.

A las 6 comenzamos a caminar. El espectáculo es mágico. Hasta donde alcanza la vista a nuestros pies se extiende un mar de nubes del que solamente sobresalen los picos más altos. Las nubes tienen una luminosidad irreal, parecen iluminadas desde abajo. Es como estar volando por encima de las nubes.

Como consecuencia de la nevada la huella se ha borrado así que vamos turnándonos los 4 abriendo huella, como un equipo ciclista en una contrarreloj por equipos. El recorrido es soberbio, siempre sobre una aérea arista de nieve, como un cuchillo hacia el cielo.

Afortunadamente cuando llevamos como hora y media abriendo huella nos alcanza un guía tajiko que será quien a partir de aquí se ocupe de abrir la huella. A estas alturas, nunca mejor dicho, yo ya voy recurriendo al familiar sistema de dar 15 pasos, parar a respirar 10 veces, dar otros 15 pasos y así sucesivamente.

Todo el rato las nubes han venido ascendiendo detrás nuestro y nos alcanzan cuando llegamos a la cumbre, sumándose a nuestro abrazo. Muchísimo frío, dos fotos y para abajo.

El descenso es penoso. Entre niebla, medio nevando y con el cansancio acumulado. Pasos y tramos que al subir parecían dar un toque de dificultad y belleza al trayecto, ahora requieren toda nuestra concentración, incluida una arista de nieve de 50 mts. que se pasa con un pie a cada lado de la montaña.

C.3-cima-C.3 han sido nueve horas. La comida de todo el día: un café con leche, cuatro galletas, tres power-gel, un huesito y de cena un sobre precocinado de arroz con leche.

Derrengados y felices. Hemos podido aprovechar las únicas horas de buen tiempo en casi tres días. Creo que he meado dos veces por día los últimos dos días.

13 de agosto

Nunca e ha gustado emplear la palabra “conquista” para referirme a las montañas. Está claro que ninguna de estas montañas puede ser ascendida sin su permiso.

Sin embargo el Korjenevskaya se comporta como si hubiéramos subido a pesar suyo y buscara venganza. Para empezar la noche después de cima en el C.3 es la más fría hasta hoy. Todo está helado y cubierto de escarcha dentro de la tienda. Hasta para mirar la hora hay que quitar la escarcha de la esfera del reloj. Además a Xabi le han salido sendas ampollas de sangre en los dedos gordos de los pies. Congelaciones leves a las que ya no les da ninguna importancia, pero que sin duda  le dificultarán el descenso.

Las complicaciones siguen. Cuando llevamos una hora bajando Xabi, que baja pisando huevos, se cae en la travesía sobre el hielo negro. Sólo son dos metros, el sistema funciona. Cuando cesa la más extensa colección de juramentos que jamás hubiese oído va quedando claro que las consecuencias de la caída son sendos golpes en la rodilla y en la cara, pero nada grave. Eso sí, se queda nervioso, amontonado, y empieza a hacerlo todo mal. Se enreda con las cuerdas, se le salen los crampones… y eso cuando la montaña aún nos reserva un amplio repertorio de dificultades: acabar la travesía, rápel con mochilones y  cruzar un glaciar con grietas como bocas de cocodrilo.

Al llegar al C.1 está todo bien y Xabi ya vuelve a ser el líder natural del grupo. Aquí es Kami el que ya no puede más y consigue contratar en el campo un porteador que le baje media mochila.

Llegar al C.B. nos lleva en total nueve horas y la montaña sigue poniéndonos dificultades hasta el final por una deshecha e inestable morrena que incluye algún pequeño destrepe en roca y atravesar otro glaciar. En ningún momento basta con caminar apaciblemente hacia abajo.

Ha resultado una montaña más variada y mucho más bonita de lo que pensábamos. Una montaña que ofrece de todo pero que no regala nada.

Llegamos abajo con todos los pilotos en rojo. El de los líquidos, el de la energía, el de la fuerza mental. Bajamos como zombis dando tumbos… pero con una sonrisa de oreja a oreja.

Somos un equipo 26 C2 del Korjenevskaya

Desde que llegamos por aquí hemos visto deshacerse montones de equipos. Unos porque alguno de sus miembros ha enfermado y en el resto ha primado más la ambición. Otros porque el individualismo de sus componentes hace que cada uno funcione como quiere y el grupo no funciona en absoluto. Otros porque tienen que demostrar lo remachos que son y caminan con distancias de horas entre unos y otros como si fueran compitiendo. Muchos saldrán de aquí sin siquiera volverse a ver.

Nosotros hemos llegado a cada cima y a cada base juntos. Hemos caminado siempre juntos. No seremos el grupo montañero más competente, pero sí posiblemente el más unido. Esa es nuestra mayor fuerza.

Voy o no voy

Nunca había traído tantas llamadas a la prudencia en el equipaje como en este viaje. Podían variar las formas, pero el mensaje común a la posibilidad de meterme en el Somoni solo era: ten mucho cuidado y no hagas tonterías. Recuerdo, por lo explícito, el de Jaione, quien me contaba sus conversaciones con la excompañera de Félix Iñurrategi sobre la adicción de las grandes montañas. Por lo poético, el de Marta: “la historia de las aves migratorias es la historia de una promesa, la promesa del regreso”.

Las tengo todas en consideración pero creo que en realidad ninguna cuenta. Cuando vi este anormal sobrecrecimiento de la naturaleza que es el Somoni, supe que no me cabía en la cabeza, me hizo falta hablar muy poco con él. Nadie puede convencerme ya de ir allí solo. Si llega a ocurrir al revés y me late como posible, nadie hubiese podido convencerme de no ir.

De todas formas me gusta sentirme un ave migratoria. “Llévame libre y salvaje, llévame hasta al mar”.

Ahora la posibilidad de ir o no ir ya no tiene que ver tanto con la dificultad o el peligro sino con la fuerza, el equipo, las condiciones del monte y el calendario.

La fuerza. Hemos bajado del Korjenevskaya vacíos. Lo hemos dado todo. Enfrentarse tres días después a una montaña mayor hace crujir el cerebro, más cuando el ambiente alrededor ya es de relajación, de celebración  y de planes de caprichos, recompensas y desquites.

El equipo. Ya no es ir con Kami y Xabi. La única posibilidad vistas las fechas  y ánimos de quienes me rodean es ir con Haris, un griego más listo que el hambre y su guía ruso, Andrei.

Las condiciones del monte. Este año aún no ha conseguido subir nadie, a pesar de que un equipo de rusos lleva no menos de 10 días intentando abrir la ruta.

El calendario. Ya he empleado dos de los días de reserva. Así que la única cábala posible es que Haris me admita con él, que salgamos justo dentro de dos días que es lo máximo que puedo descansar, que para entonces se haya conseguido abrir la ruta y que a partir de entonces no haga ni un día de mal tiempo.

Parece que las posibilidades de que todo esto coincida son remotas, yo por mi parte ya he hecho el doble salto mortal atrás mental. Si todo esto cuadra yo estaré allí. ¿Por qué?. ¿No es suficiente el Korjenevskaya para estar pletórico como mis compañeros?. ¿Aspiro a ser un superhéroe de barrio?. ¿Es que alguien va a quererme más si hago el Somoni que si no lo hago?. Supongo que el afán de superación y el espíritu de aventura están en mi naturaleza.

16 de agosto

Finalmente no voy al Somoni.

Todavía nadie ha conseguido subirlo este año. Además los días de descanso ha estado nevando y el monte está más difícil y peligroso.

Nadie de los que hemos hecho el Korjenevsjaya se decide a ir al Somoni. El ambiente en el C.B. es de demolición. Todo el mundo intenta adelantar la fecha de vuelta del helicóptero. La organización del campo tampoco me pone fácil disponer de un guía, ni es optimista con el pronóstico del tiempo, así que no voy a empecinarme.

De todas formas estaba resultando más difícil de lo esperado bailar solo. Desde mucho antes de salir de casa sabía que el momento más difícil de la expedición iba a ser el momento de separarme de mis compañeros. No contaba con algo más difícil. Convivir tres días con ellos en diferente onda.

Las seis personas con las que más me relaciono en el C.B., incluidos Kami y Xabi ya están sumidos en el espíritu post-expedición que tan bien conozco. Bajado del monte uno se cree con derecho a todo. A darse todos los caprichos, ducharse, dormir en cama, hartarse de comer, de beber y con licencia para todo. Manifiestan todo el rato sus planes para cuando bajen a Dushanbe , cuentan las horas que les quedan para el helicóptero. No he tenido la fuerza para decir pues yo me quedo y además me voy a meter en una embarcada mayúscula y con un desconocido que no habla inglés.

El Chetyreck un seis mil precioso y el Korjenevskaya un pedazo de montaña difícil y muy demandante son una cosecha magnífica. He disfrutado, me he centrado y conozco mejor mis límites y a mi mismo.

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