¡ES UNA GOZADA!

Es una auténtica gozada acudir a esos acontecimientos que el baloncesto prepara y donde unos cuantos equipos se juntan para partirse el pecho en la cancha. Me refiero a la Fase Final de la Copa, a las Finales a Cuatro europeas y si me apuran, a los distintos Play Off del balón naranja. Dejando de lado el aspecto deportivo, estar ahí es una auténtica gozada porque entre partido y partido tienes la oportunidad de encontrar antiguos compañeros de faena. Contrarios que también con pantalón paquetero al uso pertenecen a otras latitudes, hace tiempo que no sabes nada de ellos, llevan tatuado en el careto su experiencia en las canchas y han decidido acudir a la cita deportiva para recuperar sensaciones. No es raro encontrarte con los mismos una y otra vez independientemente de donde se celebre el magno acontecimiento. Otras, al contrario, van apareciendo según sea la localidad teniendo que tirar del disco duro cerebral para acordarte de sus características anteriores. Y es que el tiempo pasa para todos. Unos se han desinflado; otros tienen el pecho bajo; algunos – la mayoría- somos donantes de pelo y/o descapotables; aquellos – la minoría- lucen pintura metalizada en la cabeza y/o color serrano que indica el buen trato de la vida; y estos otros, a los que hay que mirar dos veces para luego montar el puzzle  y que si se pusieran a jugar en este momento, les pitarían zona en cada ataque de tanto que ocupan. A los que más, la vida les ha tratado bien y lucen permanente sonrisa.

 

El caso es que, como les decía, es una auténtica gozada compartir charla lejos de las canchas, sin la presión del entrenador y “ponte las pilas de una pu.. vez”; sin tener que ver el marcador y “afloja un poco que me estás matando”, y sin la presencia del árbitro escondido que “no sé cómo me ha pitado falta por darle un zaplasteko en la cabeza, si ni tan siquiera ha sangrado” que decíamos.

 

Se nota que vamos cumpliendo años por el aspecto y porque cuando nos ponemos a hablar, casi ni nos miramos a la cara de tanto que volvemos la vista hacia atrás para recordar los tiempos donde, también para nosotros, lo más importante de la vida era el baloncesto. La mayoría de las conversaciones siguen ese patrón lógico del recuerdo donde en muchas ocasiones, queremos vivir en presente pluscuamperfecto los sucesos del pasado. Tendemos a magnificar nuestro comportamiento pasado “nada de esto sería posible hoy, si no nos hubiéramos partido la cara en aquellas cancha de mala muerte”, a valorar los logros de manera importante “nosotros sí que teníamos mérito sin tantas ayudas como tienen ahora”, significativa “aquella forma de interpretar el juego no tiene nada que envidiar a ésta” y en algunos casos, sobrevaloramos nuestras pasadas competencias “cualquier equipo de la época daría mucha guerra en la actual liga” suelen decir algunos.

 

A medida que avanza la conversación, se suele notar ese intento por seguir en activo, tal vez reclamando la atención que por actualidad y derecho les corresponde a los protagonistas actuales del cesto y la pelota naranja. Muy probablemente, deseamos ser tenidos en cuenta por los sacrificios, por los interminables viajes en autobús, las cenas en lugares de dudosa reputación sanitaria, de penalidades permanentes, éxitos, decepciones, títulos personales y colectivos conseguidos o simplemente por los que no llegaron nunca. Queremos autoconvencernos de que el baloncesto que ahora se vive, el que llena nuestros pabellones y concita el interés diario de la prensa, al menos en parte nos pertenece por eso de que aquellos barros trajeron estos lodos. 

 

Solo somos capaces de reaccionar cuando, tras mil vueltas sobre el tema,  uno le espeta al otro eso de “voy a ser abuelo”. Es un instante, se lo juro. Un instante donde consigues aterrizar del grado de levitación que los recuerdos te habían provocado. Y justo poner los pies en el suelo contestas un “¡no jodas!”  totalmente sincero y espontáneo. Tres, no más, segundos más tarde, te da tiempo a cerrar la boca de tontolaba que se te ha quedado y tratas de rectificar el comentario con otro “¡cómo pasa el tiempo!”. Tus tripas, tus canas, cuando no tu marcada alopecia saben que el tiempo pasa y elige a los protagonistas de cada historia en el momento de vivirla. Él también lo sabe y en su misericordia compañera, te cierra el diálogo con un buen “Si, el tiempo pasa y tal vez por eso voy a ser abuelo”.

 

Hace muchos años que dejé de sentirme protagonista de algo. Incluso, creo que en casa el protagonismo lo tienen otros, los que empezaron siendo -como es normal- unos kakanarros y ahora nos dan motivos para estar orgullosos. Sin embargo, también pienso que vivir en exclusividad del presente no es un buen camino para tener un buen futuro y que siempre hay que tener claro quién eres y de dónde vienes. No recuerdo quien dijo “las personas, como los pueblos, que olvidan su pasado no tienen futuro”, pero me apunto a la frase, y en ese sentido, la iniciativa del Baskonia de celebrar el 50 aniversario, me parece absolutamente acertada, en la creencia de que no es una simple operación de marketing , y que algún poso importante tienen que haber puesto los primeros colonos de este deporte, para entender lo que ahora estamos viviendo.

 

Dicho esto, también tengo que decir que no es nada recomendable vivir del pasado, entre otras cosas porque no puntúa, no se empieza un partido con dos de ventaja por cada trienio trabajado y porque -ahora sí que quiero hablar de deporte- cualquier equipo de la actual liga le pasaría por encima al mejor de aquella época, mil veces en un partido y vuelta a empezar (con este comentario que acabo de hacer sé que muchos de aquellos con pantalón paquetero se van a mosquear, pero es que si no lo escribo me duelen las tripas).

 

Cada cosa tiene su tiempo y sus protagonistas, y cada uno ha de escribir su historia en el momento que le corresponde. Si acaso, lápiz en la mano y escribir en los márgenes, que no es poco.

4 thoughts on “¡ES UNA GOZADA!

  1. raul

    Hombre, yo creo que el Baskonia de esta temporada le pasa por encima al de Pablo Laso. Es un tema físico más que nada. La duda me surge con la Yugoplastica e Kukoc. Ahí había demasiado talento.

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  2. Marta

    Iñako a muchos nos metísteis el veneno del Basket vosotros hace unos cuantos años cuando lucíais barbas pobladas en la cancha y eso es algo por lo que pagarían el resto de las aficiones acb. Gracias y sois más importantes de lo que crees.

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