El jardinero no tiene la culpa

Las dos últimas semanas están siendo especialmente duras para el aficionado albiazul. Tras la decepción de Elche, llegó el pasado sábado el amargo empate frente al Sevilla Atlético. El que escribe se pone en la piel del centenar de seguidores alavesistas que se desplazaron hasta la capital andaluza y no encuentra consuelo.

Durante la semana, la preocupación está en la calle ante la crítica situación del Alavés, a cinco puntos de la salvación -cuatro mas el average ante el Córdoba-, y lo que es peor, inmerso en la peor serie de la temporada -dos puntos de los últimos 18 en juego-. Además, trasmite unas sensaciones alarmantes sobre el terreno de juego.
Ante todo esto, causan estupor las declaraciones de Javi López al término del partido, poniendo paños calientes a lo injustificable, o las afirmaciones de sus jugadores, que siguen anclados en el mismo discurso desde hace mes y medio: … “tenemos que ganar seis partidos para …”. En definitiva, las cuentas de la lechera, una fábula en la que el cántaro de la protagonista estalló hecho añicos contra el suelo al igual que sus ilusiones.

Llaman la atención las afirmaciones de Edu Albacar. Habla de “canguelo”, de “desánimo” … Javi López también se mostró comprensivo ante la presión que atenaza a sus jugadores cuando una semana antes, al ser preguntado por ella, contestó con un contundente “hay que dejarse de milongas …”.

Lo que colma el vaso es cuando el propio Albacar echó la culpa a los jardineros del Sevilla Atlético, que “regaron el campo cuando nos marchábamos …”
No señor. Ese no es el camino. El jardinero no tiene la culpa. Tampoco el viento o el mal estado de un terreno de juego en el que, por cierto, han ganado la mayoría de equipos que lo han visitado. La responsabilidad, en este momento, cae en la plantilla de jugadores del Alavés y en su cuerpo técnico. Ni más, ni menos … sobre todo porque ellos son los únicos que pueden sacar al equipo de este atolladero.

Hay margen
No señor. En este momento, el mas crucial de la temporada, cuando ya apenas queda margen, no se puede ya mirar hacia otro lado. El miedo y los nervios atenazan a un equipo presa de sus propios complejos, de los garrafales errores que le han condenado a lo largo de esta aciaga temporada.

Surge una pregunta: Cuando la situación es ya tan desesperada, ¿a qué se puede tener miedo?
Simplemente, a nada, porque el Alavés ya no tiene nada que perder. Ahora ya solo cabe sacudirse los temores, los complejos, y apelar a la dignidad de cada uno. Hay que echar el resto sobre el césped, pero no solo con palabras, sino con juego y goles. Luego, que la clasificación ponga al equipo en su sitio. Si se salva, perfecto. Si por desgracia desciende, que sea con la cabeza bien alta.

Quedan diez partidos y un calendario propicio para salvarse. Un equipo que merezca la permanencia debe ganar en Mendizorrotza a Castellón -ya no se juega nada-, Eibar -rival directo-, Huesca -otro ya libre de pecado- y Alicante -su reacción es el ejemplo de que nunca debe perderse la esperanza-. Fuera, debe dar la talla ante Girona y Nástic -otro que ya casi no se juega nada-, Tenerife -el más difícil y claro aspirante al ascenso- y dos enemigos directos -Celta y Albacete-. Sin duda, el Alavés lo tiene en su mano y está capacitado para ganar los seis o siete partidos que necesita. Para ello, tendrá que dejarse de ‘milongas’ y recobrar el espíritu alegre que tuvo en el arranque de la temporada.

1 thought on “El jardinero no tiene la culpa

  1. PITU

    y la afición k es una mierda… el domingo nos la jugamos y a ver cuantos estamos en Mendizorrotza… fijo k los de siempre

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