Alberto Iñurrategi conoció el último mail runner en la expedición del 92 al Everest; en el 93 llevaron un teléfono satelital a la expedición del K2 por la vertiente china. Juan Vallejo recuerda cómo en la expedición Shisha Pangma’96 tuvieron mail runner, y que incluso el ya recibió alguna cartade la que aún hoy guarda un grato recuerdo. Y en esto de los mail runners, el usuario más reciente de nuestros tres protagonistas ha sido Mikel Zabalza, quien en la expedición al Kangchengjunga del 97 disfrutó de su servicio.

El mail runner es el cartero de las alturas y los valles más recónditos en los que se ubican los campos base de las expediciones. O lo era. Era quien con su aparición rompía la rutina del campo base, quien recogía y de vez en cuando también entregaba la correspondencia de la expedición, la
personal, la del médico, la del periodista,… Recorrían las distancias -de unos cuatro o cinco días de caminata por ejemplo-, en un santiamén para cumplir con su labor y entregar en algun pueblo ya comunicado como Lukla, Tumlingtar, Pokhara o el propio Kathmandu, su mercancia: de ahí a
que las cartas llegaran a sus destinos definitivos pasaría cuando menos un mes más, pero eso ya no era cosa suya.

El desarrollo en esa faceta se ha dado en poco más allá de la última década. Ahora, en la expedición Naturgas-Pilar oeste del Makalu disponemos de conexión a internet, teléfono satelital… podemos incluso enviar imágenes de video, o más básico aún, podemos enviar y recibir e-mails, hacer llamadas de teléfono… siempre que haya suficiente energía para alimentar todos los aparatos que tenemos.

Y aquí nos topamos de bruces con la realidad más cruda. Nuestro generador de electricidad -que funciona con gasolina-, ha estado averiado durante los últimos cuatro-cinco días. Resultado: no poder escribir las crónicas, no poder enviar imágenes, no poder utilizar el teléfono, no poder recibir las partes meteorológicas… ¡En más de una ocasión nos hemos acordado del mail runner!

Hasta que conseguimos arreglar el generador, y volvimos a tener a mano los ‘adelantos’ tecnológicos. Nos ha permitido llegar justo a tiempo para dar la noticia del Baruntse, nos permite seguir con la buena honda que está caracterizando la expedición. ¡Que siga!

Aitor Elduaien