A menudo, los sesudos de la cosa se preguntan por qué la liga de aquí no alcanza la repercusión de la Premier inglesa. Y la respuesta es palmaria: los ingleses son los reyes del marketing. Logran que su producto entre por los ojos. ¿Es mejor el fútbol de la pérfida Albión? ¿Son más divertidos los partidos? Esta servidora de ustedes, que es una furibunda seguidora de la Premier, les asegura que no. En la Premier abundan los buenos partidos y los soporíferos, hay jugadores extraordinarios y auténticos mantas, grandes entrenadores y verdaderos neuróticos del banquillo. O sea, como aquí.

La diferencia es que ellos explotan maravillosamente el fútbol como espectáculo televisivo. Sus resúmenes son perfectos, las previas ejemplares, los reportajes sobre técnicos y futbolistas auténticas obras de arte audiovisual. Es sabido que han acomodado no sólo el calendario de sus competiciones sino también los horarios a las necesidades de emisión de las cadenas de Corea, China, Japón, Dubai e incluso Burkina Fasso. Esa es una gran diferencia.

Pero, además, o bien hacen la cirugía estética a sus estrellas o las contratan por su parecido a grandes estrellas del espectáculo. El caso más claro es del mediapunta del Toténham llamado Luka Modric. Este chico es un clónico

El Cruyff de la Premier

reducido y diestro de Johan Cruyff. Es incluso más flaco. Y salvo por unos centímetros de altura y porque no es zurdo cualquiera diría que se trata de un hijo no reconocido del astro holandés. Hasta en la forma de tratar a la pelota y las defensas contrarias. En su contra hay que decir que no consta que fume como un carretero.

La Premier también cuenta con el hermano feo de George Clooney.

¿A qué podría anunciar el Nespresso?

Se trata del entrenador del Bolton, Owen Coyle. Su parecido es sospechoso. Las canas, la dentadura, las orejas, todo un poco sobredimensionado, pero muy reconocible. A cualquier fan le serviría para un apaño.

El caso del míster del Everton, David Moyes, es el contrario. Se trata de un Esteve Macqueen mejorado.

Me lo pido para La Gran Escapada

Soberbiamente conservado físicamente, pero con el mismo toque de chico rubio malo, con esa mirada azul de golfo con estudios. Me lo pido.

Alex Macleish, el entrenador del Birmingham, es un Horatio Kane fuera de Miami y del CSI.

El entrenador del Birmingham, a punto de pedir que le hagan la autopsia a un penalti

Si usara gafas de sol, en Birmingham completamente inútiles, se las quitaría lentamente puesto en pie en la banda y diría: “Chicos, quiero que me analicéis el juego de ese central, oculta algo”.

Todos estos parecidos con personajes del universo del espectáculo hacen su trabajo en las retransmisiones. Yo he visto los partidos del Everton con la excusa de si reaparece Mikel Arteta, pero, en realidad, me pirro por David Moyes, el Esteve Macqueen de la Premier.

En cambio, en nuestra liga contamos con un palmero del Príncipe Gitano, que es por lo que se podría confundir a Gorosito, y con Onésimo, el hombre que como Maradona, cada vez tiende a asimilarse más a un balón con pelo. Dicho sea esto con todos los respetos. Y entre los jugadores tenemos al Bart Simpson del fútbol: Guti; claro que sólo en su comportamiento.

Ya ven por qué la Premier vende más que la Liga.