Archivo por días: 31 marzo, 2010

Comienza el reto

“Si amas a alguien que te ama, nunca desenmascares sus sueños. El más grande e ilógico eres tú.â€
Alessandro Baricco (Esta historia)

De nuevo me voy. Me voy al Everest. Voy a coger mis sueños, mis miedos, mi vanidad y mi libertad por los cuernos.
Nunca me había costado tanto decidirme como ésta vez. Mis amigos no podían acompañarme. Esto me ponía en la tesitura de tener que elegir entre tres opciones malas: no ir, ir sólo o ir con desconocidos. Finalmente he elegido ésta última, incumpliendo la primera regla que mi maestro Kami me enseñó: “al monte se va a disfrutar con los amigosâ€.
Por otra parte ésta es una montaña gigantesca, inabarcable, inimaginable. Hay que estirar muchísimo el cerebro para que te quepa dentro y en la época en que tocaba decidir estaba jodido, sin fuerza y con la autoestima por los suelos. Lo más difícil de ésta ascensión ya lo he vencido. Lo superé hace meses cuando decidí que quería ir, que tenía opciones de intentarlo y sobre todo que no huía de nada.
No fue fácil. Pensé muchísimo en porqué lo hacía, que quería, si valdría la pena. Creo que ello me ha ayudado a conocerme mejor y que ya no soy el mismo.
El Everest no deja indiferente a nadie. Desde que comencé a hacerlo público he recibido montones de comentarios del tipo “Subir al Everest no tiene ningún méritoâ€, “Hoy en día sube cualquieraâ€, a todos ellos gracias por ponerme en mi sitio. También he recibido otros del tipo “eres un valienteâ€, a todos ellos gracias por el ánimo y la empatía. Además he tenido la inmensa suerte de contar con muchos que sin valorar nada me han mostrado su cariño “no te entendemos, pero te queremosâ€.P8120161
Nunca jamás había recibido tantísimas muestras de cariño tan sentidas, tantísimas llamadas a la prudencia, a tener cuidado y a volver. Es fabuloso sentirse tan querido. Es la mejor señal de que el viaje va bien, no el de la cima, el importante, el de la vida. Deberíamos ser más generosos mostrando nuestro afecto, aunque nuestros amigos no se vayan a ningún lugar extremo, todos seríamos más felices.