El dÃa comienza en realidad la vÃspera a las diez de la noche. Alfredo y Pedro salen con oxÃgeno como un cuarto de hora antes que yo. Como no vamos a seguir el mismo ritmo, ni modo.
Cuando salgo las sensaciones son malas desde el principio. Ya lo eran la vÃspera y no he descansado. Cuando llevo hora y media caminando decido darme la vuelta. Tengo los dedos de las manos preocupantemente frios. Estoy a 8400 metros y está claro que no voy a llegar. Puedo forzar y subir algo más, sólo para poner en riesgo mis dedos.
Al empezar a bajar me doy cuenta de cuan afortunada ha sido mi decisión, puesto que para bajar es cuando el crampón se manifiesta completamente inútil, cuanto más hubiera subido peor.
Hacia la 1 de la madrugada llego de vuelta al C.3. Lo normal hubiera sido esperar ahà a mis compañeros, pero para eso faltan al menos 15 horas y si espero ese tiempo, en esa tienda y sin saco para cuando bajen más que una ayuda seré un problema. Asà que empiezo a bajar del tirón.
La bajada hacia el C.2 es una odisea. La nevada que esta cayendo entierra la cuerda fija. Sin crampón y con nieve polvo, si no me caigo  60 veces no me caigo ninguna. En esas estoy cuando alcanzo a un sherpa que también baja. Va casi parado por que se ha quedado sin luz. Hacemos equipo, yo pongo la luz y el va desenterrando la cuerda.
Hacia las 8 de la manana llego al C.2, a nuestra tienda ocupada. Es decir, tardo mas en bajar que en subir. Aquà no hemos dejado nada, asi que no puedo fundir nieve. Duermo una hora sin saco y sigo hacia el C.1. Tras otras innumerables caÃdas llego a el hacia las 2 del medio dia. En teorÃa tengo tiempo de bajar hasta el Campo Base Avanzado. Pero no tengo fuerzas. Prefiero quedarme aquà ya si fundiendo nieve, aunque sin mas comida que barritas.