El día que Christina Aguilera quiso ser española

U110105_016Se agradece. Oigan, hay momentos en los que se agradece que la Marcha Real no tenga letra. ¿Que da envidia ver a la selección francesa de rugby cantando La Marsellesa agarrados todos de esos pedazos de hombros? Pues si. ¿Qué produce emoción escuchar a la selección inglesa de fútbol entonando el god save the queen a voz en grito? Pues también. Y a mi me pone los vellos de punta cuando los de brasil se arrancan con ese himno tan marchoso que tienen, que no se cómo se aguantan las ganas de bailar.

Pero, qué quieren que les diga, nos ahorramos choús como el de Christina Aguilera en la superbowl. La superbowl, ya lo saben ustedes, es el partido cumbre del fútbol americano. La gran final. Que en Estados Unidos convierten en un espectáculo global con todo tipo de circos musicales, teatrales, cinematográficos…ya conocen ustedes a los yankis, todo XXL, a lo bestia: los coches, enormes, las hamburguesas, tremendas, las palomitas de maíz, del tamaño de buitres, los culos, inmensos…y las meteduras de pata…industriales.

El partido, que en ese fin de semana tan empalagoso, viene a ser lo que la rodaja de pepinillo en una BigMac, lo disputaron los Acereros de PittsBugh y los Paqueteros de la Bahía Verde. Que se pregunta una, paqueteros…¿de los que van marcando paquete?…y lo cierto es que sería más preciso emplear el término Empacadores, que tampoco es que tranquilice mucho. Y si, esa gente es de Bahía Verde, Green Bay, que es el nombre de una ciudad de Wisconsin. Ganaron los Empacadores. Lo que importa poco. Está por llegar, a no mucho tardar, el momento en que se celebre el fin de semana de la superbowl…sin partido de Fútbol Americano. Tampoco creo que lo echen mucho de menos. Como cuando se cae el pepinillo del Big Mac.

La cosa es que al inicio del partido siempre comparece en el terreno de juego una superestrella de la canción a cantar el himno de los Estados Unidos. En ese momento todo el mundo deja de hacer lo que estuviera haciendo, negocios, chantajes, sobornos, delitos menores, adulterios, consumo de drogas…se alza en pie…y canta. Es algo que te pone los pelos de punta, sobre todo si eres un gato y justo al ponerse en pie te ha pisado la cola un tipo de 159 kilos de peso.

Los cantantes que interpretan el himno suelen empeñarse en tunearlo. En hacer una versión. Si se trata de un afroamericano, le da un toque blues o soul, si es del medio oeste, toma matices country, si es Enrique Iglesias… te puedes morir. Y si fuera Pitingo las autoridades podrían permitir al francotirador del FBI que disparara.

En esta ocasión, la distinguida fue Christina Aguilera, una rubia estrella del pop de las que se maquilla con pistola de presión. Oigan, pues le debió dar por sensibilizar al personal con la situación de las personas afectadas por daños cerebrales o algo parecido…porque la criatura se lió con la letra del himno, la cambió en varios estrofas y se saltó otras. La parte positiva es que se saltó algunas líneas con lo que acortó el martirio. Podría haber sido peor, y podría haber añadido algunos versos, lo que hubiera resultado intolerable. En cualquier caso, Aguilera hizo el ridículo ante unos 300 millones de personas y algunos cientos de miles de seres humanos.

Lo peor es que dice la mujer que lleva cantando el himno desde los siete años. Ahora le están preguntando que cuál es el que canta desde entonces.

Bueno, pues lo que les decía. Esto nunca pasará en España. Aunque se llegue a disputar la superbowl.

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