La NBA tendrá la suerte de jugar en Bilbao (¿o era al revés?)

Hace unos 25 años muchas personas veíamos los balbuceos de ETB. Y entre aquellos balbuceos, dignos de “El discurso del Rey”, me refiero a la peli de los Óscar y no a la charla de Nochebuena, nos atizaban con partidos de la NBA.

Mo Malone y el Doctor J, dos leyendas de cuando la NBA era un planeta de otra galaxia

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Si no recuerdo mal, era entonces una nena de pañales que estaba echando la primera dentición, el horario era extraño. Podía ser por la tarde-noche. Pero mayoritariamente ETB ponía la NBA a la hora de comer. Se trataba de comida en conserva, porque hablamos de partidos enlatados, emitidos con unos días de retraso. ¿Qué importaba eso en un mundo sin Internet? Un mundo sin bloggers, sin facebook, ni twitter que te reviente el resultado es un universo perfecto para el deporte en diferido. Ah! ¿Imaginan ustedes una cadena que emitiera hoy la NBA en abierto a eso de las dos de la tarde? ¡Arrasaría¡ Sería algo inconcebible, e ignoro si pagable.

Para mi, y para muchos de ustedes, daba lo mismo que los partidos fueran en directo o en diferidos. Además, decían que era baloncesto…pero yo no estaba del todo segura. Para empezar la liga se dividía en zonas y en conferencias. Extrañísimo. Y el título se disputaba en una serie de cinco o siete partidos entre dos equipos. El sistema de competición era completamente diferente al Europeo que se decidía en la clásica liga.

Mourice Cheeks, el primes base total que nos regaló ETB

Mourice Cheeks, el primer base total que nos regaló ETB

Por otro lado, las normas eran diferentes. Cada partido constaba de cuatro cuartos, el tiempo de posesión era inferior, los contactos en los bloqueos eran mucho más duros y había cierta permisividad con los pasos de salida. Y, sobre todo, existía una línea perimetral por fuera de la zona tras la cual las canastas valían tres puntos. Algo completamente exótico en la vieja y artrítica Europa.

Sin embargo, si había un elemento que diferenciaba el baloncesto europeo del norteamericano, ese eran los jugadores. Eran de otro tamaño y llevaban mejores pilas. Más rápidos, más atléticos, mejores defensores, mejores tiradores, mejores reboteadores…daban la sensación de disputar sus partidos no en estados Unidos sino en algún planeta de gravedad reducida. Había pivots torpones, pero eran los menos. Y especialista encorsetados en el tiro exterior, pero eran los menos. Aquel de la NBA era un universo mágico que ETB nos permitió descubrir como quien se inicia en un placer desconocido, nuevo y fascinante.

El Jefe, un center con movimientos de ballet.

El Jefe, un center con movimientos de ballet.

La NBA de entonces enfrentaba a Moses Malone y Abdul Jabbar, Robert Parish, a Pat Ewing y Kevin McHale, a Mo Cheeks, Charles Barkley o Larry Bird y Julius Erwing. Era otro planeta. Un planeta elástico, imaginativo, anárquico e imprevisible donde cualquier cosa podía suceder. Podía suceder cualquier cosa menos que un día aquellos extraterrestres fueran a jugar un partido en Bilbao.

Y va a ocurrir en unos meses. No me lo hubiera creído ni harta de patxaran.

Viene la NBA a Bilbao. Me voy a poner a gritar como una fan de los Beatles pidiendo autógrafos. ¿Qué equipo será? ¿Los Kniks? ¿Los Celtics? ¿Los Lakers? ¿Los Pistons?

No voy a poder dormir

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