Dios hace referencia a un ser único y omnipotente. Yo hoy puedo decir que, “he visto a Dios”. Sí he visto a ese ser capaz de hacer milagros y cosas inverosímiles. Le he visto, sí. Tiene 18 años y hoy se ha dejado ver en Australia, en el circuito de Phillip Island.

Trigésimo octava posición en la parrilla de Moto2. Marc Márquez sale último tras una más que discutible rigurosa sanción. Su máximo rival, Stefan Bradl,  sale octavo. Un punto separa al catalán del germano. Arranca la carrera. “Increíble, parece un videojuego”. Sortea a uno, a otro, toma todos los riesgos del mundo y tira, tira y tira hasta adelantar a 17 pilotos en una sola vuelta. “Impresionante”. Lo de este chico es de otro mundo.  En tres vueltas se coloca entre los 10 primeros y claro ante esta situación ¿qué hacer? Marc tirar y nosotros o mordernos las uñas como Emilio Alzamora o simplemente disfrutar, gozar con un piloto todopoderoso que progresa llegando a la tercera posición. 35 posiciones ganadas, récord histórico en el Mundial de motociclismo. Y claro con el panorama así sólo faltaba que Bradl no culminase su escapada con De Angelis. Y así es, el san marinense gana y Bradl termina segundo.  Tres puntos a favor del alemán y dos carreras por disputar. Estoy seguro de que Marc Márquez ganará el Mundial. Este chico es el nuevo Dios del motociclismo.

Marc Márquez tras terminar la carrera

Y hablando de dioses, otro grande de este deporte es Casey Stoner, que se ha impuesto en Phillip Island logrando así su segundo Mundial de MotoGP. Como en el pasado, Stoner ha emulado a Mick Doohan, logrando el campeonato en casa. Jorge Lorenzo no ha corrido tras ser operado con éxito del dedo tras la caída sufrida en el warm up.

Stoner celebra el bicampeonato

Por último, en la carrera de 125cc, Nico Terol no ha conseguido cerrar el campeonato. Tendrá que esperar, aunque todo apunta a que lo logrará. Le basta con ganar en una de las dos próximas citas del calendario ya que aventaja en 25 puntos a su máximo rival, el francés Johann Zarco. Si es así,  éste será matemáticamente campeón.