Toquero, la pesadilla calva de los defensas

Una vez definí al número 2 del Athlétic como el futbolista que vive en el mundo del balón dividido. Porque divide todos los balones que están en su poder y porque está convencido de que puede alcanzar cualquier pelota que controle un rival. Bastará con que el cuero se le escape un solo centímetro al contrario, ahí estará Gaizka para meterle la puntera o la calva. Sencillamente, Toquero posee la fe inquebrantable en que los demás jamás tendrán absolutamente controlado el esférico. Y que, en el caso, hipotético de que si fueran capaces de hacerlo, en algún momento tendrán que pasarlo. Ahí, de nuevo, arrancará la persecución sin fin, sin aliento, sin cejar…

Gaizka Toquero según Asier. Publicado en Deia

Gaizka Toquero según Asier. Publicado en Deia

Para cualquier central debe ser una pesadilla marcar a Llorente y tratar de impedir que remate, soportar los saltos con el gigante de Rincón de Soto. Marcar a Toquero es otra cosa, es tratar de neutralizar a un tipo con tres pies, que cae constantemente a las bandas, y, con increíble frecuencia, a las dos bandas a la vez. Sólo el delantero gasteiztarra y, con menos frecuencia, Oscar de Marcos son capaces en todo el mundo de tirar un desmarque cayendo a los dos bandas “a la vez”. Pero esto sólo lo puede hacer alguien que es delantero y extremo “alavés”, como en el caso en el que nos encontramos.

El estrés post-toquérico

Lo peor para el central responsabilizado de la marca de Toquero, es que Gaizka le marcará a él inmediatamente una vez que el Athlétic haya perdido la pelota. En ocasiones, incluso antes. Y tratar de sacar la pelota jugada ante la presión de Toquero resulta una tortura. Varios líberos de la primera división se hallan en tratamiento psiquiátrico tras haber sufrido lo que se ya se conoce como “estrés post-toquérico”. El acoso que padecen durante el juego produce alucinaciones como la de ver a Gaizka en el avión que les devuelve a su ciudad, o en el baño de sus propias casas, sentado a su lado en el coche, etc. En ese estado de desquiciamiento alguno ha acudido al puesto de la ertzaina de San Mamés a solicitar una orden de alejamiento contra Toquero. Los policías autonómicos ya están acostumbrados.

A están características, conocidas desde hace ya un par de temporadas, Toquero ha ido sumando valores sin parar. Ha crecido haciendo cierto aquello de la mejora continua. Ahora es uno de los mejores centradores al área desde las bandas en el Athlétic. Y, ojo, desde cualquiera de las dos bandas. Ha ganado confianza y sosiego relativo en el uno contra uno y en el remate.

Otra visión de Toquero según Asier. En Deia

Otra visión de Toquero según Asier. En Deia

También es cierto que existe el rumor de que los defensas de la primera división no quieren quitarle la pelota a Toquero, sólo estorbarle todo lo posible, porque saben que si se la roban, el jugador del Athlétic se les echará encima inmediatamente y sin descanso. Ante eso, es mucho mejor que la tenga él, opinan los zagueros.

Bien, pues al catálogo habitual de Gaizka se ha sumado el remate a gol de espaldas y de tacón. Además, relativamente lejos de la portería. Una delicatessen que ni Txetxu Rojo. Y, zas, se la saca de la calva, Toquero.

Se trata de aquel delantero que Joaquín Caparrós rescató de la segunda B y de quien los comentaristas de guardia se reían porque llevaba el número 2 en la camiseta. Qué numero más feo para un atacante, llegaron a decir.

Como Toquero siga así, el 2 se va a generalizar cómo número de delantero. Ya lo verán.

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