Mourinho, de la canción-protesta al fútbol-protesta

La canción protesta estuvo muy de moda por estos lares a principios de los setenta. La interpretaban juglares barbados de voz rasgada y entrecejo fruncido, acompañados, a lo más, por una guitarra y una silla en la que apoyar el botín cubierto por un pantalón de pata ancha. Eran tiempos de palillo entre los dientes, copita de sol y sombra, faria en la boca y Simca 1.000 en el garaje.

Las letras de las canciones protesta trataban de socavar los restos de la dictadura de un general bajito al que sus propagandistas siempre agigantaban añadiéndole el superlativo “ísimo”. Qué tiempos aquellos de la Familia Telerín y los inmortales Pablo VI y Santiago Bernabeu.

Pepe, una de las estrellas del fútbol-protesta, visto por Asier en Deia

Pepe, una de las estrellas del fútbol-protesta, visto por Asier en Deia

Hoy todo es más superficial. Dictaduras, lo que son dictaduras con fuste no quedan por aquí, más allá de Zara, Google y Mercadona. Y en Euskadi, ni siquiera Mercadona, somos así, nos va lo propio.

El Fútbol-Protesta

En esta coyuntura tan sinsorga, le debemos a José Mourinho la última gran contribución a la cultura Ibérica desde las de su compatriota y tocayo Saramago. Me refiero a la invención del fútbol-protesta. El fútbol-protesta no es un simple fútbol de autor, qué va. Se trata de un modo particular de concebir, interpretar y vivir el balompie. Desde el sufrimiento, es un fútbol barbado, de voz rasgada y entrecejo fruncido cuyo objetivo es acabar con la dictadura del Barcelona, derrocarlo, abrir un nuevo período. Es un fútbol que trata de encauzar lo mismo que la canción-protesta: la incapacidad de sacarse ese yugo por otros medios.

Mientras que el Madrid ha estado a una distancia de seguridad del Barça no ha habido nada que objetar. Entonces eran Guardiola y sus mariachis quienes se daban a una “Nova Cançó” de tono melancólico y fatalista que hablaba del paraíso perdido. El estribillo podría ser “No, no la ganarem”.

Pero la volatilización de cuatro puntos vitales a falta del cruce directo en el Nou Camp por parte del Madrid ha recuperado la gira del fútbol-protesta. Ayer, el número lo montaron, en vivo y directo, el propio Mourinho, autor de letra y música, además de Rui-Faría, Ozil, Pepe, como solista, Ramos a las palmas, y todos los demás a los coros.

José Mourinho, el inventor del fútbol-protesta (Asier en Deia)

José Mourinho, el inventor del fútbol-protesta (Asier en Deia)

Este fútbol-protesta del Madrid tiene estribillos dignos de los más duros grupos del punkrock, con sus gestos, sus insultos y sus poses quinquis. A algunos de los futbolistas sólo les faltan la cresta, los pendientes de aro, la camiseta de Eskorbuto y…nada más. Bueno, si, dignidad.

Porque el fútbol-protesta de Mourinho y su banda presenta dos grandes problemas. El primero es que no nos lo creemos. Y el segundo es que encaja muy poco con una institución burguesa a más no poder, una institución que es el propio establisment. Carajo, y el establisment nunca protesta contra si mismo.

La canción-protesta terminó cansando. Y le sucedió la Movida Madrileña. El fútbol-protesta lleva el mismo camino. La Movida se avecina.

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