¡Vete a la eme! En las brumas de la infancia pronunciamos esta frase para evitar decir una palabra malsonante que podÃa acarrearnos represalias. ¿Se acuerdan? ¡Vete a la eme!
En el fútbol argentino, tan particular, tan platense, no existe una liga como tal, sino los torneos apertura y clausura. Además, las categorÃas no van por números, sino por letras. No hay primera y segunda. Hay la A y la B.
Y estos dÃas un histórico como River Plate, quizá el histórico por antonomasia, se fue a la B. La gente gritaba por las calles: River se fue a la B. Pero, en realidad querÃan decir que River se fue a la eme. Lo de la B era un eufemismo.
Porque descender un escalón es una castástrofe deportiva, económica y social para un club como River Plate. El próximo año en lugar de disputar la Copa Libertadores en los estadios flamantes de las capitales de América del Sur los jugadores de la banda en el pecho se dejarán el bofe en las canchas del barrio de Tigre o en los barrios donde abundan el latón y la uralita. Se fueron a la eme. Quizá como toda la Argentina, que una vez pudo ser la gran potencia económica del mundo, pero se fue a la eme. Mucho más al fondo del abecedario que la b.
Di Estéfano, Sivori, Passarella, Francescoli y todo un elenco de ilustres de la pelota crecieron con la banda de River en la camiseta. Pero esta campaña River ha sido más una banda con camiseta. Los del estadio Monumental (Antonio Vespucio Liberti) de Buenos Aires han sido un buen reflejo del paÃs: un club nostálgico, descapitalizado, con sus mejores peloteros vendidos desde chicos y con los veteranos arrastrando la neurosis de lo que pudieron ser, los de River no disputaron un campeonato sino que protagonizaron un tango. Les encajaron un gol ratonero en el partido al que nunca debieron llegar y un veterano de mil batallas como Pavone extravió el penal que les pudo mantener en la A. Lejos de la eme. Pero hubieran descendido el próximo año. Porque los tangos y Argentina son asÃ. Fatalistas.
Sucedió que los bravos que no supieron alzarse contra una dictadura que perduró décadas, se levantaron contra el resultado de un partido de fútbol. El referee lo suspendió el partido antes del minuto 90 porque los bravos arrancaron vallados y alambres y arrojaron butacas al pasto. Son asà los bravos, se indignan y revelan porque River se fue a la B, pero les da lo mismo que el paÃs entero se vaya a la eme.
Comparada con la algarada de los hinchas de River, las movidas de los indignados de aquà son cosa de monjas con la manicura recién hecha. En Buenos Aires ni los de lo Boca tienen nada que celebrar. Porque la próxima campaña no podrán ganar a River y luego pelear con sus barras por las calles y dentro de dos campañas los de River vivirán la gloria de regresar desde la b, o, o que es lo mismo, desde la eme. Las alternativas no son buenas para Boca. Si quieren igualar esa machada sólo les queda descender.
Pero eso son cosas que sólo pueden entender los argentinos. AquÃ, otro River, el Sestao, ascendÃa de tercera a segunda B. Por las calles de Sestao la gente gritaba River está en la B. Y no querÃan decir que estuviera en la eme, sino en la gloria.
Enhorabuena al River de aquÃ.