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Cristiano Ronaldo, a “Hermano mayor”

Karanka desmintió en la zona mixta de San Mamés, ante las preguntas de los periodistas, que Cristiano Ronaldo vaya a protagonizar el programa especial de Navidad del realityshow “Hermano mayor”. Reconoció que el Real Madrid había valorado esa posibilidad, pero que la habían desestimado por falta de presupuesto.

Cristiano Ronaldo, como siempre, señalándose a si mismo (Asier&Javier en "El Jueves")

Cristiano Ronaldo, como siempre, señalándose a si mismo (Asier&Javier en "El Jueves")

Porque la terapia que precisa Cristiano es de primer nivel. Nos encontramos ante un ninfómano de si mismo. Un tipo que no se empacharía de su propia figura ni en el salón de los espejos del palacio de los zares. Jamás tiene suficiente de sí mismo. Siempre queda insatisfecho. Esto, que resulta un comprensible defectillo en la derrota, se torna insoportable en la victoria. La mezquindad en el éxito logra empequeñecer el triunfo, por enorme que sea.

Si Cristiano hubiera sido Armstrong
Si Cristiano Ronaldo hubiera sido Neil Armstromg nos hubiéramos quedado sin la hermosa frase “este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”. Con los números que monta ahora Ronaldo siendo un simple deportista que se dedica a correr y dar patadas a una pelota, figúrenselo siendo el primer hombre que pisa la luna. La Nasa hubiera tenido que censurar sus imágenes lanzando cortes de mangas a cámara lenta, agarrándose la entrepierna del traje espacial y diciendo: “Jódete Aldring, que el primero que he pisado la luna he sido yo. Soy el puto amoooo. Me lo merezco. Viva la madre que me parió. Que les den a todos los cosmonautas de la URSS”. Y así hasta quedarse sin oxígeno. Un largo rato, porque parece que lo tiene habituado a funcionar con poquito.

Es cierto que los gritos de la grada, los coros, las mofas ante cada pequeño error, pueden llegar a exasperar al más pintado. Muchos futbolistas, en momentos de especial tensión o en el trance de digerir una derrota inesperada, han perdido los estribos con sus rivales, el público, el árbitro, sus propios compañeros o un cofrade de la orden del Jesús del Gran Poder que pasaba por allí. E incluso con todos estos elementos a la vez.

Quiere ser Alejandro Magno y se queda en Custer
Pero Cristiano sale del túnel de vestuarios ya exasperado. Siempre e invariablemente. Su actitud no es la del ganador. Es la de un capullo que jamás ganará lo suficiente para fructificar. Está convencido de que es el nuevo Alejandro Magno y no se da cuenta de que su modo de actuar es sólo la del General Custer. Y, en ocasiones, hasta el General Custer se le queda grande.

Cristiano aún no ha comprendido que un ganador no sólo vence. Si no que queda por encima de las circunstancias siendo humilde en la victoria y generoso en la derrota. Al final, el gran perdedor siempre es él mismo, Ronaldo, que toma hiel en la derrota. Y en la victoria también saborea hiel.

Una lastima. Mi enhorabuena al Real Madrid por el merecido campeonato de Liga que está celebrando a estas horas.

Aún están a tiempo de enviar a Cristiano a “Hermano mayor”. Todo el mundo lo agradecería.

El Athletic debería lanzar los penaltis de cabeza

Hay dos estadísticas que llevan a la conclusión de que el Athletic debería lanzar los penaltis de cabeza. La primera es que lanzándolos con el pie transforma poco más que una de cada dos penas máximas. La segunda es que los rojiblancos son el equipo europeo que más goles de cabeza lleva esta temporada. Y Llorente es el delantero de las grandes ligas continentales que más letal resulta de cabeza.

Por todo ello, San Mamés ha recuperado dos murmullos tradicionales, olvidado ya el clásico murmullo de cuando la pelota se acercaba al portero propio. Esos dos murmullos son los de preocupación cuando al Athletic le pitan un penalti…a favor.

También únicos en esto
Ojito, que puede tratarse del único campo de fútbol del mundo en el que suceda algo similar. Podría ocurrir también que los rojiblancos optaran por hacer lo mismo que los clubs de fútbol americano: contratar a un especialista para lanzar penaltis. O sea, un tipo que salga únicamente para tirar la falta máxima. Pitan penalti, calienta el tirapenaltis, se hace el cambio, mete el penalti, y se hace otro cambio. Quizá habría que contratar dos, por si se lesiona el titular. Otra es que Aitor Lazarrabal acuda al palco con la ropa de corto por debajo del traje y con unas botas ocultas en la funda del ordenador portátil. Pitan penalti, baja al césped, cambio, penalty transformado y cambio de nuevo.

llorente y Bielsa, según Asier (para Deia)

Llorente y Bielsa, según Asier (para Deia)

Ustedes dirán lo que quieran pero cualquiera de estas opciones es mejor que acostumbrarse a tirar fuera un penal de cada dos. Cosa que no solo merma puntos, sino que genera mal ambiente en el vestuario. Con este hábito de fallarlos e ir rotando lanzadores, se pierde jerarquía y puede llegar a ocurrir que, señalada la falta máxima, los jugadores rojiblancos se enzarcen en una pelea monumental por ver quien la tira, incluyendose entre los candidatos el utillero y el portero suplente. Esto no puede ser y requiere lo mismo que la cadera del Rey: una solución.

El segundo murmullo recupera en San Mamés es el de las faltas laterales. Ya no ocurre tanto en los saques de esquina, quizá porque los defensas centrales actuales no sean tan rematadores, pero en las faltas laterales si. Incluso diría que se trata de un murmullo relajado, más que un murmullo expectante. Si, pitada la falta lateral, los aficionados suelen empezar a echar mano de la bota de vino, el tabaco, la carraca o lo que sea con lo que celebren los goles. Se han dado casos de forofos que han gritado goooool al ser señalada la falta y ha empezado a abrazarse a sus compañeros de localidad cuando aún se estaba preparando la barrera del equipo visitante.

Infalible
Porque lo que suele suceder a continuación es una especie de sucesión fatal de hechos. El lanzador rojiblanco coloca la pelota en el punto con ternura mientras al borde del área pequeña todo el mundo se agarra, se bloquea y se empuja como si aquello fuera la salida de canapés de un lunch en un centro de jubilados. No hay piedad.

El Athletic crece (Asier, en Deia)

El Athletic crece (Asier, en Deia)

Todo el mundo en el campo sabe que la pelota ira fuerte y parabólica hacia esa frontera del área pequeña: lo sabe el portero, los defensas, el entrenador, el preparador físico, la madre del portero, la novia del portero, el agente inmobiliario de ese portero también lo sabe. Y lo saben los clientes del bar Ton-Kin de Shangay, que siguen el partido por internet. Lo sabe Kiko Rivera, que acaba de amanecer y sigue el partido por no cambiar el canal con el mando a distancia. Lo saben las gaviotas que están paradas sobre el arco de San Mamés. Y todos saben que Fernando Llorente rematará. Es una especie de suceso inexorable, como el fogonazo que sigue al trueno.

El balón vuela, Fernando remata, en ocasiones solo y la mayoría de las veces con alguien subido a la espalda. A veces el balón entra, otras se produce un rechace que da origen a un segundo remate o a un córner o a otra jugada. En el peor de los casos, el árbitro pita penalti.

Pero de eso ya hemos hablado.

Para Mourinho los árbitros fallan demasiado de cara al gol en el Madrid

Después de la Semana Santa y sus procesiones, vayamos ahora a por mi penitente perpetuo favorito: José Mourinho. El técnico portugués viene azotado de serie, a este no hay que atarle a la columna ni nada, no, el tipo sufre, sufre y sufre. Sufría cuando llevaba una ventaja de 10 puntos al Barça. Y ahora, con menos diferencia, sigue sufriendo.

Se le agigantan las bolsas bajo los ojos, se le multiplican las canas, seguro que los gatillazos le son más frecuentes y que las hemorroides le torturan. Porque su peor pesadilla se está materializando: el Barça recorta las diferencias con más rapidez que con la que el Ministro de Hacienda recorta los presupuestos. Y, además, Pepe ya no se conforma con patear sólo rivales, ahora también patea a sus compañeros. Le sacudió a Arbeloa en toda la rodilla en el último partido, fue una agresión de las de tarjeta roja.

Mourinho, según Asier

Mourinho, según Asier

El escenario únicamente podría empeorar para Mourinho si una afonía repentina afectara a Karanka hasta el punto de que le impidiera comparecer en rueda de prensa. Aunque, pensándolo bien, para lo que dice, Karanka podría acudir a la sala de prensa sin nada de voz.En este estado de cosas Mourinho ha decido hacer autocrítica. Y se la ha hecho a los árbitros. En un blog apócrifo ha escrito que “de nada sirve dominar un partido, estar firmes en defensa y generar 35 ocasiones de gol, si luego el árbitro no tiene acierto a la hora de convertirlas en gol. Los árbitros debieran entrenar más duro para poder definir las situaciones de gol que se generan”

Estas afirmaciones de Mourinho tienen un objetivo claro: poder jugar al ataque con Benzemá de nueve claro y el árbitro como segunda punta. “Es un sistema con el que el Real Madrid ha ganado muchas ligas” argumentan los técnicos merengues. “En los viejos buenos tiempos incluso era el mismo referee el que se desempeñaba de delantero en punta y yo le hacía de acompañante llegando desde atrás” parece que llegó a manifestar en cierta ocasión el gran Alfredo Di Stéfano.

Florentino, ese Ser Superior (por Asier)
Florentino, ese Ser Superior (por Asier)

Sin embargo, los rivales ya conocen está estrategia de los del Bernabeu. Unai Emery, un experto de reconocido prestigio en planteamientos tácticos, puso a uno de sus asistentes marcando al hombre al árbitro. Nada de hacerle la marca en zona, no, al hombre, como en los viejos tiempos. En ocasiones, al asistente de Emery se sumaba Albelda desde el banquillo, un verdadero veterano. Así es como el Valencia secó al colegiado que abandonó el terreno de juego sin haber rematado una sola jugada de peligro.

Esto es lo que tiene amargado y cariacontecido a José Mourinho. Un Mourinho que sospecha que en su decisiva visita al Camp Nou, el Barçapondrá a Zubizarreta a marcar al colegiado del partido, acompañado de Tito Vilanova y la misma Shakira si es preciso.Se avecinan más recortes en la clasificación. Y también por parte de Montoro. Entre Mourinho y Montoro nos van a dar el final de Liga. Bueno, bueno, ya estoy viendo a Karanka dando las ruedas de prensa del Ministerio de Hacienda ¿Ustedes no?

Mourinho, de la canción-protesta al fútbol-protesta

La canción protesta estuvo muy de moda por estos lares a principios de los setenta. La interpretaban juglares barbados de voz rasgada y entrecejo fruncido, acompañados, a lo más, por una guitarra y una silla en la que apoyar el botín cubierto por un pantalón de pata ancha. Eran tiempos de palillo entre los dientes, copita de sol y sombra, faria en la boca y Simca 1.000 en el garaje.

Las letras de las canciones protesta trataban de socavar los restos de la dictadura de un general bajito al que sus propagandistas siempre agigantaban añadiéndole el superlativo “ísimo”. Qué tiempos aquellos de la Familia Telerín y los inmortales Pablo VI y Santiago Bernabeu.

Pepe, una de las estrellas del fútbol-protesta, visto por Asier en Deia

Pepe, una de las estrellas del fútbol-protesta, visto por Asier en Deia

Hoy todo es más superficial. Dictaduras, lo que son dictaduras con fuste no quedan por aquí, más allá de Zara, Google y Mercadona. Y en Euskadi, ni siquiera Mercadona, somos así, nos va lo propio.

El Fútbol-Protesta

En esta coyuntura tan sinsorga, le debemos a José Mourinho la última gran contribución a la cultura Ibérica desde las de su compatriota y tocayo Saramago. Me refiero a la invención del fútbol-protesta. El fútbol-protesta no es un simple fútbol de autor, qué va. Se trata de un modo particular de concebir, interpretar y vivir el balompie. Desde el sufrimiento, es un fútbol barbado, de voz rasgada y entrecejo fruncido cuyo objetivo es acabar con la dictadura del Barcelona, derrocarlo, abrir un nuevo período. Es un fútbol que trata de encauzar lo mismo que la canción-protesta: la incapacidad de sacarse ese yugo por otros medios.

Mientras que el Madrid ha estado a una distancia de seguridad del Barça no ha habido nada que objetar. Entonces eran Guardiola y sus mariachis quienes se daban a una “Nova Cançó” de tono melancólico y fatalista que hablaba del paraíso perdido. El estribillo podría ser “No, no la ganarem”.

Pero la volatilización de cuatro puntos vitales a falta del cruce directo en el Nou Camp por parte del Madrid ha recuperado la gira del fútbol-protesta. Ayer, el número lo montaron, en vivo y directo, el propio Mourinho, autor de letra y música, además de Rui-Faría, Ozil, Pepe, como solista, Ramos a las palmas, y todos los demás a los coros.

José Mourinho, el inventor del fútbol-protesta (Asier en Deia)

José Mourinho, el inventor del fútbol-protesta (Asier en Deia)

Este fútbol-protesta del Madrid tiene estribillos dignos de los más duros grupos del punkrock, con sus gestos, sus insultos y sus poses quinquis. A algunos de los futbolistas sólo les faltan la cresta, los pendientes de aro, la camiseta de Eskorbuto y…nada más. Bueno, si, dignidad.

Porque el fútbol-protesta de Mourinho y su banda presenta dos grandes problemas. El primero es que no nos lo creemos. Y el segundo es que encaja muy poco con una institución burguesa a más no poder, una institución que es el propio establisment. Carajo, y el establisment nunca protesta contra si mismo.

La canción-protesta terminó cansando. Y le sucedió la Movida Madrileña. El fútbol-protesta lleva el mismo camino. La Movida se avecina.

Es el último minuto, carajoooo!

Los jugadores del Athletic van a tomar esta semana un poco de su propia medicina. Además de en otras ocasiones que mi mala memoria ha disculpado, en Anduva, en el Benito Villamarín y en San Mamés ante el Espanyol, los rojiblancos dejaron helados a sus seguidores en los minutos de extensión del partido.

Esos momentos en los que el minuto 90 ya ha caído a la fosa y los aficionados están pensando la ruta más sencilla para salir del estadio, alcanzar un vehículo y arrullarse entre las mantas. Esos momentos en los que, quien más quien menos, está comentando con su vecino las distintas posibilidades que da el resultado en la clasificación o en la superación de la eliminatoria. Pues justo en esos momentos es en los que el Athletic ha propinado jarros de agua fría a sus seguidores. Qué jarros, cubos, barriles, manguerazos de agua helada en forma de goles recibidos. De esos que silencian a la grada, o la vuelven loca, como en el caso de Sevilla.

Manguerazos de agua fría

Como consecuencia de esos manguerazos de agua fría el Athletic dejó en el alero una clasificación de Copa que luego reencarriló brillantemente y se encuentra fuera de la zona Champions. Eso es así. Pero también ha habido miles de forofos rojiblancos que tardaron media hora en encontrar su coche, ofuscados por la digestión del gol zombi, o se perdieron por las calles, o no lograron salir del estadio, o se confundieron de mantas en las que arrullarse. Porque un gol en el descuento confunde más que la noche. Lo cambia todo. Es eso, un manguerazo de agua fría.

El gol que dio la victoria al Betis en Sevilla, en el minuto 91 (Asier, en Deia)

El gol que dio la victoria al Betis en Sevilla, en el minuto 91 (Asier, en Deia)

Bien, pues la plantilla del Athletic va a conocer la sensación que se extiende entres sus aficionados en esos momentos esta misma semana. Si señor. Y no en el descuento de un partido. Sino desde la puerta del hotel cuando salgan a disputar el partido. Será el jueves en Moscú ante el Bielsamotiv, perdón, el Lokomotiv. Porque se esperan temperaturas de 15 bajo cero a la hora del encuentro de Europa League. Se conoce que igual que en el sur de Europa andan recortando derechos sociales, en Rusia lo que recortan son las temperaturas.

Ahí se van a dar cuenta los rojiblancos de lo que es un jarro de agua de fría, pero fría fría. A lo mejor les viene bien la experiencia y, a partir de ahí, por empatía se concentran en los minutos de prolongación del partido y evitan que goles sinsorgos dejen helados a sus seguidores.

Remedios para el frío de Moscú: hamsters en los calzones

Para Moscú, de todas formas, el Athletic lleva una equipación especial de guantes, camiseras térmicas, leggins y otra serie de adminículos. De todos modos, les voy a dar algunos consejos extras. Que lleven una docena de hamsters para ponérselos dentro de los calzones a los jugadores que salten al césped y al suplente que haga ejercicios: no se nota, es blandito y proporciona una temperatura uniforme a una parte de la anatomía que es especialmente delicada. A la hora de montar barreras defensivas, que se junten pero sin entrar en contacto, si se congela el sudor pueden quedar pegados unos jugadores a otros, es bueno a la hora de tirar el fuera de juego pero impide ocupar el campo. Que un central hable continuamente a Iraizoz para detectar de manera precoz posibles síntomas de congelación en el momento en que no responda o pronuncie frases más incoherentes que lo habitual. Entre los compañeros, aprovechar los saques de córner para abofetearse: calienta a la vez la cara del receptor y las manos del donante. Ojo en los córners: si Susaeta no vuelve es que se ha quedado tieso.

Como último consejo podría procederse a una lectura de la Reforma Laboral en voz alta en el vestuario antes de saltar a jugar. Así se darán cuenta de que 90  minutos a quince bajo cero tampoco son malas condiciones de trabajo.

Nada más sobre la aventura de Moscú. Sólo un apunte final referido a la final de Copa. Si el Athletic decide presionar sobre algún aspecto, probablemente sea más eficaz que en lugar de influir para que la final se celebre en el Bernabeu, apriete para que el partido dure 85 minutos.

Los cálculos de Caparrós y la nefrolitiasis de la afición

Una de las virtudes que debe adornar al técnico de fútbol es la capacidad de cálculo. Bueno, al de fútbol, al de balonmano o al de petanca inglesa. Los entrenadores calculadores controlan hasta qué punto arriesgar un resultado, cómo dosificar la plantilla, dónde residen los puntos débiles del propio equipo y del rival. Los entrenadores calculadores son así. Así obtienen sus resultados. Y así suelen tocarles las partes a las aficiones de sus equipos. Como  Caparrós en San Mamés amarrando un empate ante un Málaga que disputó toda la segunda parte con diez jugadores, por muy bestia que fuera alguno.

Creo que los entrenadores se dejan llevar por los cálculos porque ignoran la otra acepción de esa palabra. Hablo del cálculo.. renal. Es decir, la nefrolitiasis, litiasis renal o piedra en el riñón.

Este tipo de cálculo consiste en un trozo de material sólido que se forma dentro del riñón a partir de sustancias que están en la orina. El cálculo se puede quedar en el riñón o puede desprenderse e ir bajando a través del tracto urinario. La intensidad de la sintomatología, dolor, está generalmente relacionada con el tamaño del cálculo.

Caparrós en San Mamés, quejándose de uno de sus cálculos

Caparrós en San Mamés, quejándose de uno de sus cálculos

El tamaño del cálculo en San Mamés fue bastante grande. Tanto que los de Caparrós terminaron sin delantero centro. Eso provocó un dolor del copón en la grada. La sintomatología se concretó en pitadas a los jugadores en cuanto estos se ponían a circular el balón en horizontal. Se incrementó el dolor con los cambios. Más pitadas. Y, tras el pitido final, la bronca fue importante. Increíble teniendo en cuenta que arbitraba Muñiz Fernández, uno de esos colegiados a los que muchos aficionados rojiblancos arrancarían los pelos de las axilas uno a uno. Eso, suponiendo que Muñiz no se depile o engomine las axilas. Oigan, pues pasó desapercibido. Supongo que como efecto  secundario del cálculo renal.

Estos cálculos suelen tener habitualmente un tamaño que va desde el de un granito de arena al de una perla. ¿Se acuerdan de los últimos años de Guerrero en el Athlétic? Pues ese dolor corresponde a un cálculo tipo “perla”. Ocasionalmente se producen cálculos con las dimensiones de una pelota de golf. Bien, pues el cálculo del partido contra el Málaga alcanzaba el tamaño de un balón de fútbol. Ustedes me dirán. En la grada estaba viendo las estrellas todo chichirimundi.

Analizando los síntomas de los cálculos, resulta que uno de los más frecuentes es la disuria. O sea, la dificultad para orinar. Y así salió todo el mundo de San Mamés, jurando que aquello era como ponerse a mear y no echar ni gota. Ya ven, efectos de los cálculos de Caparrós.

Aunque peores son las consecuencias de los cálculos de Martín Lasarte. En Donostia andan todos los realistas a punto de padecer una hematuria de última hora. Hematuria.

Mírenlo en Google. Y ojalá no se produzca.

Iniesta es papá y les contamos cómo

Se lo agradecido a todo el equipo porque él es así de modesto. Andrés Iniesta ya es papá. Antes esas noticias las anunciaba algún cuñado, una vecina cotilla, la orgullosa suegra o personal del hospital. Hoy en día no. Hoy el asunto se resuelve mediante el twitter.

El personaje tira de twitter para difundir una noticia en formato lacónico o telegráfico. O un sesudo pensamiento o quizá una profunda reflexión, que es para lo que lo emplean David Bisbal o Kiko Rivera.

Tengo que decirles que la vida era más bella cuando el universo era ajeno a la vida personal y privada de los deportistas. Y, sobre todo, ajeno a las profundas reflexiones David Bisbal. De verdad, podemos vivir sin nada de esto.

Pero la cosa es que el twitter de Iniesta anunció el domingo el nacimiento de su Valeria, una niña que vino al mundo con una liga bajo el brazo. El bebé y la mamá se encuentra fenomenal, twitteó Iniesta. Justo todo lo contrario que Mouriño. Le iban a poner Manuela si era Mouniña, y Manolo, si era Mouniño. En honor a Preciado. Pero optaron por algo mucho más corriente, como Valeria.

Iniesta inidicando a su esposa que, a pesar de su color y del bañador que lleva, se encuentra perfectamente

Iniesta inidicando a su esposa que, a pesar de su color y del bañador que lleva, se encuentra perfectamente

Iniesta asistió al alumbramiento. Hubo un médico que le pidió que saliera que estaba a punto de marearse, pero Andresín aclaró que él era así de pálido. En concreto, entraron al paritario, Iniesta, Xabi y Messi. El papá indicó que él todo lo importante lo hacía en compañía de aquellos dos. Una vez empezada la faena, fue Xabi quien dirigió el parto, dando órdenes a la madre y al tocólogo. Cuando la niña asomó la cabeza, Messi se adelantó al espació, sacó al bebé, hizo la pared con Iniesta, quien la retraso de nuevo a Xabi, este gritó que era niña y preguntó a la madre si estaba bien. Se la devolvió a Messi, que se escurrió entre las enfermeras con la niña en el regazo y la lanzó a la zona de cunitas. Allí apareció David Villa para cazarla al aire y depositarla suavemente entre las mantas, acunarla y darle un chupete. El cordón umbilical lo había cortado Busquets, que para eso llegó, para cortar.

Luego corrieron todos a abrazarse a la mamá, gritando gooool. En ese momento, se dieron cuenta de que el bebé no había llorado aún. Llamaron al capitán, que compareció  al instante, cogió a la pequeña en brazos y la despertó. Valería abrió los ojitos, vio la cara y los pelos de Puyol y ya no paró de berrear hasta primera hora de esta mañana en que Guardiola le ha regalado un muñeco con la efigie de Mouriño y a la nena le ha dado por descojonarse.

“Es culé. Y pesa cinco kilos. Cinco. Ni más, ni menos. Cinco” declaró la mañanadel lunes  Sandro Rosell, quien visitó la clínica en compañía de un demacrado Piqué.

Todo esto es lo que  sucedió al llegar Valeria Iniesta al mundo con una liga bajo el brazo. Y así se lo hemos contado.