Rubén Beloki empieza a entonar su particular “hasta luego Lucas”. El de Burlada anunció, en una entrevista que publicó un diario del grupo Vocento, que no piensa arrastrarse por los frontones, a pesar de lo bien pulidos que están últimamente.

En sus casi 20 años como profesional, Rubén ha sido cuatro veces campeón del parejas y dos veces del manomanista. Ese hubiera sido un palmarés más que soñado por muchos de sus rivales, sin embargo, a Beloki se le nota que está como si hubiera mordido un limón. Del zaguero navarro se esperaba un dominio elegante de los cuadros largos durante al menos una década. Y no se cumplió la expectativa.

Rubén siempre ha mantenido el gesto milimétrico, el golpe más plástico desde el fondo del frontón, la izquierda exquisita, la distancia precisa, pero algo, algo…no ha terminado de funcionar. Demasiadas veces ha parecido que su matrimonio con la pelota profesional ha sido de conveniencia.

Rubén, como Rajoy, a punto de soltar la derecha

Faltaba una chispa de pasión, un destello de locura incontrolada. Se fue al altar con la mano profesional, a la que había dejado embarazada de una txapela, a los 18 años. A lo mejor esa repentina madurez obligada, en un periodo que ha de ser de arrebato, marcó excesivamente a Rubén. Desde entonces, el navarro ha mantenido la elasticidad en su cuerpo pero siempre se entreveía que su corazón estaba encorsetado, como con miedo a desbocarse. Igual que esas modelos inglesas, muy hermosas, pero que caminan sobre la pasarela como sus huesos fueran de hielo.

Beloki ha sido el contrapunto exacto a Mikel Goñi. Por eso se ha excedido en el control de si mismo. Y a lo mejor esa obsesión por la contención ha sido la causa del rosario de lesiones que ha castigado a Rubén en estos 20 años. El de Burlada ha jurado en bajito, jamás se ha salido del tiesto, por muy estrecho que fuera, y siempre, siempre, ha mantenido la compostura.

Solo la pierde un poco en la entrevista a la que me refiero, en la que se le ven, a lo lejos, las orejas a la amargura. “No siempre he jugado con los mejores compañeros”, dice para explicar que no haya ganado más txapelas. Y a mi se me ocurre que tampoco siempre se ha enfrentado a los mejores contrarios. Ha debido ser un resbalón. Una frase que le ha pillado con la guardia baja.

Porque nadie duda que Rubén Beloki se irá de la pelota con elegancia y prestancia. Aunque ya no esté para arrastrar a nadie por un frontón.