Retrete espacial

Retrete espacial

Retrete espacial

Desde el inicio de la aventura espacial, uno de los principales quebraderos de cabeza de los ingenieros y diseñadores fue el de la fabricación de un dispositivo eficiente para que los cosmonautas hicieran sus necesidades en el espacio. En un principio, y debido a la limitada duración de los viajes, el problema de un retrete espacial quedó momentáneamente aparcado. Hay que recordar que el viaje fuera de la órbita terrestre del primer cosmonauta, Yuri Gagarin, únicamente se prolongó durante 108 minutos, lo que hacía innecesario el uso de uno de estos dispositivos. Como curiosidad hay que señalar que Gagarin mandó parar el autobús que le llevaba (junto a su suplente, German Titov) desde la base hasta la plataforma de lanzamiento y descendió para hacer sus necesidades en mitad del trayecto.

Este hecho se ha convertido en todo un ritual, ya que a partir de aquel día todos los los cosmonautas, ya sea por tradición o superstición, rusos o de otros países, hacen detener el autobús que les lleva al cohete y descienden para mear.

Váter de las primeras naves Soyuz

Váter de las primeras naves Soyuz

El váter espacial tampoco existió en las primeras misiones estadounidenses. El primer vuelo espacial (suborbital) tripulado norteamericano iba a durar apenas unos minutos y este hecho lo hacía innecesario. Eso sí, Alan B. Shepard permaneció horas embutido en su traje espacial a la espera de ser lanzado al espacio, enfocado constantemente por las cámaras de televisión, imposibilitado para salir de la nave y quitarse todo el equipo, por tanto no lo quedó más remedio que orinarse encima. Tal y como señala Thomas Wolfe en su libro “The Right Stuff”, el primer norteamericano que salió al espacio lo hizo “mojado”. Para la segunda misión tripulada norteamericana hubo más previsión, ya que a Gus Grissom le colocaron unos pañales.

La segunda misión tripulada soviética duró ya 25 horas. La nave Vostok-2, tripulada por German Titov, se elevó en el cielo el día 6 de agosto de 1961, a las 08 horas 59 minutos 57 segundos -hora de Moscú- y las 18:30, nueve horas y media después del lanzamiento, Titov usó, por primera y última vez en su misión, el urinario espacial. A diferencia de otros hitos de la era espacial, que eran ampliamente publicitados por la propaganda, el hecho de que Gherman Titov fuera el primer ser humano en orinar fuera de la órbita terrestre, no fue nunca mencionado por las autoridades soviéticas. Aunque en un principio pudiera parecer una anécdota, poder orinar dentro de la cápsula espacial sin poner en peligro la misión, era todo un logro de los ingenieros espaciales. Cuando Titov fue interpelado por la cuestión, respondió que “sorpresivamente evacuar fue tan sencillo como hacerlo en la Tierra“.

Recipientes para heces y orina

Recipientes para heces y orina

El dispositivo aquí retratado es uno de los primigenios ingenios desarrollados para que los cosmonautas pudieran orinar y defecar en el espacio.

Se trata básicamente de un aparato con dos recipientes. El primero de ellos es cónico, de plástico, y tenía como función recoger la orina sin que se produjeran derramamientos. El cosmonauta debía, por tanto, introducir su pene en él y así, mediante un sistema de aspiración, el líquido era absorbido y llegaba, a través de una tubería, a un depósito de almacenamiento. El segundo de los recipientes, más grande, está fabricado en metal. El cosmonauta apoyaba en él su trasero y los residuos sólidos se depositaban en una bolsa de goma, que una vez utilizada era almacenada en un lugar de la nave espacial acondicionado para tal fin.

Bolsa de goma para las heces

Bolsa de goma para las heces

Los residuos líquidos depositados en este recipiente lograban atravesar la membrana de la bolsa gracias al mismo sistema de aspiración usado con la orina y llegaban al contenedor de los desechos líquidos. En el caso de las mujeres, el sistema de recogida de heces no sufría ninguna variación respecto al de los hombres. Sin embargo, en el caso del recipiente de la orina, éste era de forma alargada en lugar de cónica.
Este dispositivo forma parte de un conjunto mucho más amplio de tratamiento de los desechos fisiológicos en el espacio. A los ya mencionados recipientes, la manguera de conducción de desechos y la bomba de aspiración, hay que añadir otros elementos como el filtro, el ventilador, etc.

El retrete ruso prácticamente no ha tenido variaciones a lo largo de los años y se ha mantenido con muy pocos cambios incluso en las estaciones espaciales Salyut y en las más modernas naves tipo Soyuz TMA. La actual Estación Espacial Internacional dispone de un sistema mucho más complejo que está valorado en millones de dólares. En el siguiente vídeo puede verse el funcionamiento de los retretes de las ya retiradas lanzaderas espaciales estadounidenses.

El retrete de mi colección es uno de los primeros diseñados por los soviéticos. Fue fabricado, tal y como reza en la última línea de la inscripción, en julio de 1964, un año más tarde de que la primera mujer -Valentina Tereshkova- viajara al espacio.

Fabricado en julio de 1964

Fabricado en julio de 1964

Las naves Vostok disponían hasta ese momento de este tipo de urinarios. Más tarde serían adoptados también por las naves Vosjod y Soyuz.

El ángulo del dispositivo se puede modificar para un mejor ajuste a la fisionomía del cosmonauta. Es decir, el cuenco para los desechos sólidos puede acercarse o alejarse del cono para la orina. Para ello hay que apretar el botón de plástico presente en uno de los brazos del dispositivo, visible en la parte superior derecha de la fotografía. En la parte inferior, forrado con tela, puede verse el conducto por el que han de discurrir, hasta el depósito de almacenamiento, los residuos líquidos.

Por lo que respecta al recipiente para las heces, éste es más pequeño y de forma más redondeada que en versiones posteriores.

Los cosmonautas disponen de unas bolsas de goma que se introducen en esta cavidad y recogen los desperdicios sólidos. Las bolsas son rígidas en su parte superior, con un armazón de forma ovalada, dos piezas metálicas que permiten su acople al retrete y dos membranas de látex superpuestas en el centro. Las membranas pueden ser separadas y ajustadas a los glúteos del cosmonauta, quedando la bolsa abierta. Una vez retirada la bolsa del trasero, las membranas vuelven a su posición original y la bolsa queda sellada. (Las membranas pueden apreciarse en una de las fotografías anteriores).

Bolsa para las heces, parte inferior.

Bolsa para las heces, parte inferior.

El zurrón de mi colección fue fabricado en enero de 1971 y se trata de un modelo diseñado para una variante más moderna de retretes espaciales, en los que el recipiente metálico era ya algo mayor y anguloso. La parte inferior de la bolsa la compone una malla que permite el paso, mediante absorción de la bomba, de los residuos líquidos de los excrementos. En uno de los lados, sobresaliendo de la goma naranja que rodea la bolsa, puede verse una de las dos piezas metálicas que permiten el ajuste al recipiente.

MÁS COSAS DE VÁTERES

Para terminar, ya a modo de capricho, me voy a permitir la inclusión de otro elemento relacionado con los váteres rusos: un rollo de papel higiénico fabricado en la URSS. Es sin duda mucho más facil de adquirir que un váter espacial, aunque a decir verdad, durante la época soviética no abundaban los rollos de papel. Para los menesteres higiénicos íntimos se estilaban más las hojas sueltas. Así que no es muy descabellado decir que este rollo también tiene algo de “rara avis”.

Rollo de papel higiénico soviético

Rollo de papel higiénico soviético

SIN VENIR A CUENTO…
…que es a veces el motivo de mayor peso para hacer algo, ahí va una canción de la época soviética. La interpréte es Edita Piekha, una francesa de ascendencia polaca, que vivió muchos años en la URSS. Ya quisiera Georgie Dann un estribillo tan pegadizo como el de Edita para la canción del verano. Y en cuanto a las imágenes…

OTRO RETRETE
Venga, me he animado y voy a echar la casa por la ventana. O por lo menos el retrete por la ventana. Aquí va otro artilugio para verter aguas menores. Esta vez bastante más prosaico que el váter espacial… un urinario de los de pared, de toda la vida; de los de sacar el txilibito, apuntar lo mejor posible y dejarse llevar. Eso sí: también es ruso y de mi propiedad.

Urinario soviético. Sin usar (o eso creo).

Urinario soviético. Sin usar (o eso creo).

Y la muestra de que es ruso, debajo, en este sello que dice “hecho en la URSS“. El urinario está reluciente, sin usar. O eso pienso yo. Una de dos: o está sin usar o es que los rusos apuntan muy bien. Qué sé yo.

Meadero made in USSR

Meadero made in USSR

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